La solidaridad internacional adquiere un contenido particular cuando se trata de Nicaragua. El bautismo de la Plaza La Trinidad en Delémont (Suiza); un libro de memorias; así como numerosas actividades promovidas durante la segunda quincena de septiembre en la capital del Jura y en Bienne, marcan los festejos por las tres décadas de dos hermanamientos. […]
La solidaridad internacional adquiere un contenido particular cuando se trata de Nicaragua. El bautismo de la Plaza La Trinidad en Delémont (Suiza); un libro de memorias; así como numerosas actividades promovidas durante la segunda quincena de septiembre en la capital del Jura y en Bienne, marcan los festejos por las tres décadas de dos hermanamientos.
El que une a las ciudades de Delémont, capital del Jura y La Trinidad en el norteño Departamento de Estelí en Nicaragua, creado en 1986. Y el que desde hace justo 30 años relaciona estrechamente a sectores de la sociedad civil de Bienne, en el cantón de Berna, y San Marcos, en el Departamento de Carazo en aquel país centroamericano.
Reconocimiento ciudadano
Desde el sábado 16 de septiembre, por ordenanza del Consejo Municipal de Delémont, una plaza capitalina recibió el nombre de La Trinidad, en reconocimiento al hermanamiento que une a las dos urbes distantes una de otra a más de 9 mil 500 kilómetros de distancia.
Un gesto de orgullo institucional para las autoridades locales y cantonales. Un reconocimiento ciudadano al Grupo Nicaragua que ha dado forma, voz y proyectos al hermanamiento. «Treinta años de solidaridad y de desarrollo representan un buen contrato que habrá que mantener y cuidar. Delémont continuará respondiendo a este llamado», subraya su alcalde Damien Chappuis. Quien reivindica, por ejemplo, el centavo solidario destinado por la municipalidad para proyectos en La Trinidad recaudado de cada metro cúbico de agua que vende a sus pobladores y que representa unos 10 mil francos anuales.
«Este apoyo solidario es parte esencial de lo que podemos aportar desde nuestra ciudad a los habitantes, en su mayoría campesinos, de las comunidades de las montañas de Las Segovias, en Nicaragua», subraya el Higienista de Trabajo cantonal Jean Parrat, uno de los promotores del hermanamiento desde su creación.
Según Parrat, la motivación principal para continuar con este apoyo solidario, es «saber que sostenemos a gente y a una organización, el Movimiento Comunal Nicaragüense, que se movilizan por un mundo mejor, para salir de la pobreza, para darle mayor dignidad a los humildes y aportar al mejoramiento de la calidad de vida de sus conciudadanos».
En los 31 años el hermanamiento ha asegurado 1 millón 200 mil francos de cooperación. En el último lustro ha contado con un presupuesto anual de entre 65 mil y 80 mil francos. «Lo que recaudamos llega en totalidad a los destinatarios ya que todo nuestro trabajo en Suiza es voluntario», explica Parrat. Subrayando la importancia del apoyo ciudadano, del gobierno local y de la Federación Interjurasiana de Cooperación y de Desarrollo (FICD).
Proyectos puntuales, como el libro fotográfico de homenaje que acaba de publicarse, «Vida y trabajo en ambos lados del mundo», se beneficiaron del sostén de otras instituciones, como la Lotería Romande, el periódico local Le Quotidien Jurassien, la Fundación Loisirs-Casino y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE).
«Nuestra solidaridad transita directamente de asociación a organización local, sin intermediarios, pero siempre respetando las particularidades de cada uno de los dos actores y tratando de involucrar a los dos municipios en nuestros proyectos», explica Parrat, fundamentando la durabilidad de esta forma original de cooperación internacional.
La mirada nicaragüense
«La cooperación solidaria nos permitió consolidar nuestro trabajo en 50 comunidades, con construcción de viviendas y letrinas, reforestación, siembra de árboles frutales para mejorar la dieta alimenticia y muchas otras actividades», señala Ceferina Fuentes, coordinadora en La Trinidad del Movimiento Comunal.
Sin menospreciar la importancia de los cursos de formación práctica a los campesinos, lo que contribuye a un avance significativo en la calidad de vida al mejorar el nivel educativo de la gente, puntualiza Fuentes, candidata a alcaldesa en las elecciones municipales de noviembre próximo.
La cercanía con los amigos de Delémont, «con quienes hemos construido una relación de fraternidad, casi familiar, constituye una motivación esencial para nuestro compromiso», señala. Anticipando que si fuera electa buscaría como ampliar este método de cooperación con otras ciudades europeas.
Si bien las relaciones oficiales entre la Confederación y la República de Nicaragua datan de mucho tiempo, «es indudable que en las últimas tres décadas se han estrechado entre nuestros pueblos y gobierno locales, reforzando así los cimientos de la relación bilateral», subraya Hernán Estrada Román, embajador de Nicaragua en Suiza.
Los hermanamientos en general -y el Delémont – LaTrinidad en particular- constituyen ejemplos concretos del «invaluable apoyo que los gobiernos locales y regionales pueden brindarse complementando la cooperación bilateral existente entre los Estados», enfatiza. Por ejemplo, agrega, «el respaldo a los planes de desarrollo municipal, proyectos de agua y saneamiento y desarrollo comunitario, han complementado los esfuerzos locales y nacionales nicaragüenses, articulándose con las líneas prioritarias de la cooperación federal suiza».
La solidaridad, un ejercicio multidireccional
El último domingo de septiembre, el Hermanamiento Bienne- San Marco festejó también sus 30 años de existencia. Con un programa muy variado de actividades culturales y debates. Y con la presentación de la Exposición Fotográfica «Nicaragua Internacionalista» en homenaje los cooperantes -entre ellos varios suizos- que en los años 80 fueron asesinados mientras desempeñaban las más variadas tareas sociales y educativas en las comunidades más alejadas del país centroamericano.
El hermanamiento que en las tres décadas canalizó cerca de medio millón de francos «apoyó muy diversos proyectos, entre ellos los destinados a la Biblioteca Municipal – de fama regional- y su centro de computación y de formación», explica Roland Sidler, ex – sindicalista de UNIA y uno de los promotores del mismo.
Quien recuerda el impacto de la brigada de jóvenes trabajadores afiliados a ese sindicato que hace tres años junto con sus pares nicaragüenses de la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC) remodelaron juntos una escuela. «Experiencia muy fructuosa que se repetirá en año próximo», enfatiza.
La información que en Suiza se difundió sobre esa iniciativa, así como sobre diversas actividades realizadas en el país centroamericano, «constituye un aporte a la sensibilización nuestra gente en Suiza sobre el valor esencial de la solidaridad entre los pueblos», explica Sidler. Información, sensibilización, trabajo compartido, proyectos en el terreno y encuentros multiculturales, allá y aquí, «tareas todas que le acortan las distancias transoceánicas y nos recuerdan que todos hacemos partes de un mismo planeta tierra», concluye.
Sergio Ferrari, desde Delémont, en colaboración con swissinfo.ch
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