Recomiendo:
0

Europa es una mierda. Texto en clave de humor

Consideraciones estéticas y materiales sobre la Constitución Europea

Fuentes: Rebelión

El comodín de este artículo es, recuérdenlo: (*) «referéndum para la aprobación no-vinculante del tratado con el cual tal vez, siempre que se apruebe también en otros países, se ratifique la constitución europea que todavía no tiene una versión definitiva«. Cada vez que vean el asterisco, sustitúyanlo por esta parrafada absurda o de lo contrario […]

El comodín de este artículo es, recuérdenlo: (*) «referéndum para la aprobación no-vinculante del tratado con el cual tal vez, siempre que se apruebe también en otros países, se ratifique la constitución europea que todavía no tiene una versión definitiva«. Cada vez que vean el asterisco, sustitúyanlo por esta parrafada absurda o de lo contrario nada tendrá sentido.

Ayer, sentado, desocupado, en uno de esos momentos que me hacen desear tener 65 años y ninguna otra preocupación que no sea batir a la petanca al viejo Juan Antonio, que siempre me gana de mano (actualmente no conozco a nadie con este nombre pero sé que de viejo tendré un amigo así), me puse a ver la propaganda a favor y en contra del (*). Tomé algunas notas y saqué algunas conclusiones, que me propongo exponer de forma poco rigurosa y desordenada, con el sarcasmo como eje rector:

Visión de la publicidad política para el (*); aclaración introductoria.

Rabio bastante ante la confusión generalizada entre «propaganda» y «publicidad». BCN está plagada de anuncios pegados a los cristales de las porterías que rezan «no volem propaganda»… y no, no es una aversión a la comunicación política sino a la publicidad. Están hasta los mismísimos de que los trabajadores precarios de las pizzerías, restaurantes chinos, cerrajerías y grandes templos de consumo invadan sus buzones con catálogos, menús, adhesivos y otras naderías.

Si notan que en sus bosques faltan árboles, no lo duden, están en el buzón.

Sin embargo, en el caso que nos ocupa, esta confusión lingüística se ha convertido involuntariamente en una interpretación correcta de la realidad. La campaña para el (*) es publicidad, no propaganda. En él, no hay ideología ni intención administrativa sino sólo dineraria. Y la comunicación del comercio es publicidad, así que hablemos ya de la publicidad para el (*).

Apuntes estéticos:

En esta primera cadena de andanadas, me referiré sólo al manejo de lugares comunes y al trabajo ornamental y de confusión ideológica desarrollado por los expertos en marqueting político, esos bicharracos que torpedean la voluntad popular con reclamos psicológicos, esos profesionales del engaño a los que lo mismo les da vender agua de grifo del Aneto como si fuese «el líquido del bienestar» que endosar un paquete cerrado de decisiones políticas trascendentales (que tú vas a delegar en un paleto mesetario arribista) en forma de «porque tú lo vales, por tu futuro, vota a ____».

Sin más, ya empiezo:

a) Zapatero gesticula como un autómata. Sólo le falta un voxcoder y algo de Kraftwerk para hacer el truco break del robot. SE-TRATA-DE EUROPA, SE-TRATA-DE-VOSOTROS, BIRIP, BIRIBIP… Además, no cuadran los movimientos con lo que está diciendo. En ocasiones hace como que coloca un ladrillo frente a su estómago cuando la frase que pronuncia es «se trata de todos nosotros». A esa afirmación le pegaría más un movimiento de ambos brazos, circular y hacia fuera, como un rey mago lanzando caramelos a la multitud (que es, metafóricamente, lo que hace en realidad). Deberían reprogramarlo, está desincronizado. Al margen, el tono de su discurso es de advertencia-frente-al-descalabro: «que hagas esto, que te lo estoy diciendo, que si no ya verás…» Nosotros somos niños subidos al columpio y él es el canguro que nos ha puesto papá Estado.

¡ZP, ZP, cómprame la merienda, porfis!

b) Rajoy pide que votemos SHI. Creo que es un concepto ZEN.

El discurso del gallego es, como siempre, de autoadulación: «nosotros ya decíamos… nosotros ya estuvimos allí… nosotros no hacemos como el PSOE que se pasa un kilo cuando…» Etcétera, etcétera, y ya conocen ustedes qué insoportables etcéteras. Como colofón, ese tonillo de estoico insatisfecho: «esta constitución no es lo mejor, ya lo dijimos, pero nos vamos a sacrificar porque si no lo hacemos nosotros ¿quién lo hará?». Se comportan como el amigo que te hace un favor que no le has pedido y luego te recuerda a diario que estás en deuda con él.

c) Izquierda Unida saca a Llamazares sin afeitar montado en un vagón de tren -no se debe confundir la rebeldía con la falta de higiene, eso ya lo advertía Federica Montseny con su eterno aire gruñón-. Sin mirar a cámara, el carismático líder anuncia que IU «es una formación comprometida y de izquierdas». No sé porqué emplea el presente. Se ve que en el Planeta Llamazares hay dos lunas, tres soles y el ciclo de rotación dura sólo tres horas. Pero regresemos a la publicidad del líder: tiene un ambiente así como desenfadado, como de anuncio contra la droga, con unos fastidiosos movimientos rápidos de cámara y unos encuadres muy frescos, ya saben, de los que dan mareo. Se ve que eso lo que nos mola a la juventud. Eso y que nos hablen muy rápido y que digan todo el rato «colegui», «tronco» y «me raya mogollón».

d) Antes del discurso kraftwerkiano de ZP, la publicidad del PSOE hace un barrido callejero en busca de gente con opinión. En esta prospección ficticia, mediando casting oculto, se muestra a algunas personas de la calle diciendo cosas sin sentido sobre Europa. La estética del anuncio del PSOE se centra en «la gente corriente»: el PSOE siempre ha manejado «la gente corriente» como concepto asimilado y como referente estético. La gente corriente es lo suyo. La pana, las bolsas del mercado, las personas modernas sin gomina ni corbata, las viejecitas jugando al mus, el transportista con el mono azul, el joven con la cazadora vaquera, el cincuentón oficinista, el concilio de adolescentes sentados en el respaldo de un banco dispuestos a hacer el botellón en cuanto aparten la cámara… lo que viene a ser, en conjunto, como proyección mental, la ciudadanía española, dinámica, consumidora y partícipe del Progreso. Ellos están por el sí, básicamente, y eso no lo muestra el anuncio, porque les importa bastante poco si sus biznietos se quedan sin planeta y porque, con tanto reality y tantas tiendas nuevas en el barrio, ¿quién tiene tiempo de reflexionar? Y más sabiendo que existe un partido sin ideología para «gente corriente» al cual pueden entregar su voto a ciegas. Además, el PSOE tiene la ventaja puramente estética de que quien lo vota no se siente un capitalista furibundo, a pesar de Solbes, a pesar de Boyer, a pesar de lo observado cada día, cada hora y cada minuto. Y aún más: los que no votan al PSOE o bien son unos radicales o son fachas. Ya ven qué fácil.

e) El PP ha convertido su mensaje en un extraño continente cifrado de código binario. Unidad-Ruptura, Aceptación-Radicalismo, 0-1, Café-Té, Ying-Yang, Sionismo-Intifada, Burguesía-Proletariado, Picapica-Dosplatosypostre, Militares-Ácratas. Maradona-Pelé… Dialéctica pura. Ya lo decía en el comentario b): el PP ha entrado en un rollete ZEN muy extraño. Luego se quejarán de «la polarización de la sociedad» creada por «el conflicto vasco».

f) La estética de los políticos de ERC es de «som gent sèria i estem aquí per a treballar». Creo que la afirmación se entiende en castellano. Esta nueva imagen viene claramente determinada por una especie de «asunción de poder», un combate estético contra el pasado en el que ERC estaba socialmente encasillada en la imagen de cuatro-pelagatos-indepes-que-se-iban-con-el-esplai-los-sábados-por-la-tarde. Desde entonces, no paran de aparentar que son personas muy diligentes, que trabajan por el bien del planeta y en concreto, por esa pequeña parcela levantina, tan oprimida y tan sacrificada. Visten, además, de oscuro -soy incapaz de descifrar este extremo- y le tienen un cierto repelús a las solapas, por lo que visten camisas de pandit eremita a la Sánchez Dragó. De jipi, vaya.

g) Iniciativa per Catalunya-Els Verds son, estéticamente, los más decentes. No es como para felicitar a nadie pero por lo menos no recuerdo nada que me pinchase el esófago a la altura del esternón. Se nota que han invertido menos en asesores. Sin embargo, partiendo de mi patrón de opinión y considerando el gusto de la mayoría, con toda probabilidad el anuncio de Iniciativa debe ser considerado por «todo el mundo» como «el más cutre con diferencia». Porque casi no han gastado dinero y salen personas tal cual, sin más, sin mucho efecto escenográfico y diciendo que NO. Aparece Joan Saura, que es un tipo de pelo blanco cuyas canas proyectan una imagen de político serio y consolidado, y ese otro tan alto que va en bici a todas partes y que no me acuerdo como se llama. Me cae bien ese tipo, sobre todo desde que declaró que en Madrid hay «un ambiente muy extraño que no entiendo de insultarse en el parlamento e irse acto seguido de cañas todos juntos».

h) Gracias a dios, los sindicatos no tienen espacio en televisión, porque ver a sindicalistas como los de UGT y ce-ce- oh-oh defendiendo (*) es tan espeluznante como ver a un cocinero abriendo una fabada de bote, como ver a Piqué chupando las patillas de sus bifocales… es lo más bajo. Lo más.

Apuntes materiales:

Ahora vienen los apuntes estratégicos: qué pretenden, adonde quieren llegar los que quieren llegar, independientemente del lugar hacia donde se dirijan, y en el caso de que sean conscientes de ir hacia algún lado, claro está.

Son otros tantos:

a) El PSOE quiere un SÍ para convertirse en el ejemplo de Europa. Los precursores, los primeros habitantes de la nueva Europa. Hay algo grandilocuente y enfermizo en semejante falta de humildad. Es una pretensión joseantoniana. Cuando intentan aclarar porqué desean tanto a Europa, caen en ese vacuo discurso progresista tonto del bote («prosperidad», «desarrollo», «seguridad», «estabilidad» y demás mandangas) lo cual deja bien patente que, detrás del propio discurso, no hay nada de nada.

b) El PP quiere un SÍ porque está integrado en el Partido Popular Europeo, que es una asociación interterritorial de empresarios con apariencia de camarilla institucional. Quiere un SÍ por pura disciplina de partido, porque en Europa, los derechistas están mucho más a la izquierda que ellos y ya están acostumbrados a conceptos tan «rupturistas» como el «laicismo» y la «separación de poderes». El PP desea en realidad decir que NO por razones muy simples y aristocráticas: porque «Europa, cristiana, jamás será musulmana»… y porque «Ibarretxe maricón», y porque «los franceses y los alemanes nos jodieron cuando josemari quiso invadir mesopotamia»… y por otras cosas por el estilo. Todas ellas profundísimas y de una agudeza doctrinal fuera de toda cuestión.

c) Los del PNV han decidido una estrategia genial. Imaz lo ha pensado más o menos así: «como todos se pensaban que, después de lo del plan Ibarretxe, íbamos a intentar desmembrar también Europa pues que se van a joder porque vamos a por el SÍ». Como se puede comprobar, es un argumento de nivel. Da para un chiste de bilbaínos.

d) ERC se muestra muy preocupada, según Carod «pedque enz deconeguin ed cadacted difedenciad y cudturad de la nació catadana». Es decir, que si agarran ERC y le quitan la E y la R, se quedan con la esencia ideológica de este partido, cada vez más vacío, cada vez más integrado. A este ritmo, llegará un día en que el joven asalariado catalán pronunciará excitado: ¡qué bien que mi patrón me oprime en catalán! Y es que la precariedad en catalán es mucho más llevadera, se lo aseguro.

e) Ahora voy a hablar de «Coalición Canaria o la política de la insignificancia». Están siempre con quien mande. Son como los tarugos del barrio que rondan siempre al matón más respetado. Gobierne quien gobierne, lo suyo es el consenso por el bien del archipiélago. Y adiós a las ideologías ¿quién las necesita? Para vender su SÍ se acogen a un artículo de la futura constitución que reconoce como territorio europeo a las Islas Canarias, junto con la Guyana Francesa, Comores y algún que otro residuo histórico del colonialismo francés e inglés. Les han convencido de que son Europa y eso, solamente eso, ya les convence. Que alguien trate de explicarme si eso no es una auténtica política de la insignificancia, como cuando le dices a un niño de tres años que ya es mayor.

Dos diagnósticos acerca de (*)

El mínimo denominador común es Europa. En una conveniente simplificación ridícula, todos han convertido (*) en un SÍ o NO a Europa, como si no se pudiese estar simultáneamente-y con toda la tranquilidad- en contra de una ley y a favor del estado (meta-estado, en este caso) que la promulga. Si trasladásemos esta estupidez al terreno patrio, para que esta identificación fuese medianamente lógica, todo aquel funcionario, parlamentario, manifestante, pancartista, integrante de grupo de presión o lobby, que alguna vez hubiese peleado por que un gobierno cambiase o derogase una determinada ley, sería antiespañolista y casi casi, si me apuran, directamente anarquista. Y no es el caso. Para nuestro escarnio y desconsuelo, son todos unos patriotas de no te menees.

Ahora bien ¿porqué la reducción de todo el debate a Europa SÍ o NO? Pues porque lo que siempre conviene son las abstracciones. El político lo tiene claro, el debate sobre Europa sirve «para que cada uno piense lo que quiera y al final acabemos haciendo lo que a mí me dé la gana». Porque ¿qué es realmente Europa? ¿Alguien lo sabe? Cada persona tendrá una versión, cada individuo, en su concepción personal y difuminada de lo que viene a ser la conjunción de una enorme estepa, tres penínsulas, diez islas y dos grandes cadenas montañosas con todos los burócratas y administradores que caben dentro, organizará las características de Europa de acuerdo a su personalidad. Para unos, Europa será el sitio a donde va a parar «el progreso», esto es: la acumulación de bienes materiales que les convierten en personas «prósperas» (¿lo ven?… más abstracciones). Para otros, Europa será un medio de combatir a EEUU transformándose en un monstruo de la misma envergadura. Y así, conseguiremos tantas versiones y opiniones como anillos tiene saturno.

Es precisamente este ajetreo argumental etéreo, incorpóreo, incapaz de concretarse, lo que les conviene a los políticos, pues no pasa de ser una reivindicación formal de la diferencia individual frente a un proyecto secreto y tecnocrático que se va a imponer queramos o no. Tú opina, ciudadano, que ya haré yo lo que me convenga.

Tengo dos teorías sobre este desaguisado -incompatibles y que, por tanto, me tienen en un sin vivir- y sí, acertaron, voy a compartirlas con ustedes que son tan pacientes conmigo y han llegado hasta el final: (1) una interpretación nihilista; los asesores de imagen y los especialistas en marketing político de las agrupaciones en contienda han decidido que este debe ser el nivel político del debate puesto que las encuestas de calle han demostrado que este y no otro es el nivel político de la ciudadanía; en este caso, tela marinera; seguimos en 1984; y (2), los partidos políticos, en conciliábulo oligárquico (o tecnocrático, elijan ustedes mismos el vocablo), cual conjura farmacéutica o petrolera para pactar precios de medicinas o combustible, han decidido reducir el debate a los términos hoy establecidos; en este caso, respiraría un poco más tranquilo, porque por lo menos la iniciativa de la imbecilidad pasaría al terreno de los burócratas y sus suposiciones conspirativas.

Mi voto: qué hacer.

Pongamos que usted, sin saberlo, ha pronunciado en este punto la pregunta mágica de la metodología leninista: «¿qué hacer?» Desde luego, si esta usted buscando consejo está leyendo en el sitio equivocado. Quien escribe esto acostumbra a pedir consejo para hacer justamente lo contrario, que suele ser siempre lo más acertado. Aunque quienes conocen mi psicología inversa utilizan su inversa-inversa y terminan por confundirme.

No obstante, y ya me centro, para no caer en la crueldad de dejarle a usted sin ideas y desamparado ante los políticos, que son malos de solemnidad, aquí va una serie de 10 directrices técnicas que pueden ayudarle:

  1. La iglesia predica a favor de la abstención porque «no se reconocen las raíces cristianas de Europa». Cuando oigan hablar de «raíces» y de «espíritus inspiradores», espántense de inmediato porque son términos que siempre esconden un auténtico pronunciamiento ultraconservador. Corría el año 1936 y un gallego loco andaba hablando del espíritu de España y de las raíces cristianas…

  1. En la abstención van a concurrir cristianos de pro y anarquistas. En ocasiones la realidad se complica tanto que da auténticos saltos dimensionales. Esta situación, que baje dios, o Durruti, lo mismo me da, y me la explique.

  1. El NO no es vinculante, por lo que si quieren permanecer en su casa embruteciéndose frente al televisor y dejar lo del voto para otro día, la sociedad no notará la diferencia. Aunque luego, pueden estar seguros, aparecerán analistas (de a 300€ la hora) que se mostrarán muy apesadumbrados por la baja participación y por «la baja calidad de la democracia española», como si la democracia fuese mortadela. Su solución será, me anticipo: «hay que insistir más a la gente», «concienciarla de la importancia de que vayan a votar…» Y así estarán dándole vueltas a lo mismo a 300€ la hora hasta que alguien diga basta.

  1. La Constitución Europea es una auténtica barbaridad: pese a limitarse a derechos y deberes que hoy ya existen (por lo menos como letra mojada), equipara derechos fundamentales y económicos. O peor, convierte a estos segundos en fundamentales. Es definitivo, las leyes lo consagran: SOMOS DINERO.

  1. CGT asegura en un informe que bajo la futura constitución pueden darse graves situaciones de desamparo del trabajador, como el caso en que un empresario quiera, en un lugar como España, pagarte lo mismo que cobrarías en tu país de origen: Polonia, por ejemplo.

  1. En función del punto anterior, si eres empresario y careces de escrúpulos y/o normas éticas primordiales, vota SHI.

  1. No te leas toda la constitución antes de votar porque, aparte de ser un tostón insoportable, las leyes no se leen de un tirón, no están diseñadas como una novela: el artículo 13 no te emociona y hace que pases al 14. Las leyes están hechas para que surjan corrientes interpretativas de juristas que se ganarán la vida en las universidades leyendo los mismos cuatro artículos de arriba para abajo y de abajo para arriba, están hechas para que personas con un pseudo-lenguaje técnico (muy aparente y muy superficial) bajen a la tierra de vez en cuando y nos las interpreten.

  1. Las constituciones, como se está demostrando con el debate nacionalista, terminan convertidas en bloques doctrinarios tras los cuales se parapeta la reacción. Pueden ayudar cuando no existen, cuando entre todos se diseña la primera, al establecer en un lienzo en blanco unos lineamientos básicos (sobre todo, derechos fundamentales). Pero no deben pasar del croquis. La constitución española ya es excesiva, así que maldita la falta que nos hace otra más.

  1. La delegación del gobierno en Barcelona NO ha autorizado la manifestación del día 12, sábado. Sospechoso. O como mínimo indicativo de que el NO puede ser más doloroso de lo que aparenta.

  1. Hagan lo que hagan, sean conscientes de ello: el mundo está lleno de ignorantes voluntarios y satisfechos. Son esas criaturas posmodernas que se declaran «apolíticos» y se ponen a consumir hasta la muerte. Dios les bendiga, porque yo ya estoy harto y no pienso hacerlo.

Y hasta aquí.