Más de un millón de franceses protestaron hoy contra el gobierno por las impopulares reformas económicas que mantienen un alto índice de desempleo. A más de un millón, según los organizadores de la huelga nacional registrada esta jornada en París y otras ciudades y unas 500.000, de acuerdo con la policía, ascendieron los manifestantes que […]
Más de un millón de franceses protestaron hoy contra el gobierno por las impopulares reformas económicas que mantienen un alto índice de desempleo.
A más de un millón, según los organizadores de la huelga nacional registrada esta jornada en París y otras ciudades y unas 500.000, de acuerdo con la policía, ascendieron los manifestantes que semiparalizaron las actividades en Francia.
Ante la masiva participación en la demostración de declararon satisfechos los principales gremios sindicales y los partidos de izquierda, organizadores del paro para pedir al gobierno una respuesta clara sobre el empleo y el nivel adquisitivo.
Las movilizaciones interrumpieron el transporte público, trenes y ómnibus, afectaron la asistencia a las escuelas, centros comerciales y bancos, entre otros servicios.
El descontento de los trabajadores se hizo sentir con especial fuerza en las calles parisinas, donde patentaron sus demandas entre 20.000 y 150.000 manifestantes.
Mientras, en otras importantes urbes como Marsella, Burdeos, Nantes y Tolosa sumaron cientos de miles, de 100.000 a 35.000 en cada una de ellas.
A las grandes demandas de mejores salarios y más puestos de trabajo se sumaron en Córcega y Marsella la oposición de los obreros a los planes del gobierno de privatizar la empresa naviera Sociedad Nacional Córcega-Mediterráneo.
Desde hace dos semanas se registran protestas en los puertos de Marsella y Ajaccio, en Córcega, en contra de ese proyecto que dejará cesante a 400 trabajadores.
La reacción del gobierno no se hizo esperar, al declarar el primer ministro francés, Dominique de Villepin, que escuchó el mensaje trasmitido en esas demostraciones.
A lo que es la gran primera huelga en su mandato y una prueba de fuego de su gestión, Villepin contestó con sus intenciones de responder a las inquietudes y aspiraciones de los protestantes.