El primer ministro húngaro, el socialdemócrata Ferenc Gyurcsany, rechazó la posibilidad de presentar su dimisión pese a las manifestaciones en su contra tras reconocer que mintió a los húngaros y anunció que «restablecerá el orden por todos los medios». Las protestas pidiendo su renuncia terminaron en graves enfrentamientos cuando manifestantes de extrema derecha trataron de […]
El primer ministro húngaro, el socialdemócrata Ferenc Gyurcsany, rechazó la posibilidad de presentar su dimisión pese a las manifestaciones en su contra tras reconocer que mintió a los húngaros y anunció que «restablecerá el orden por todos los medios». Las protestas pidiendo su renuncia terminaron en graves enfrentamientos cuando manifestantes de extrema derecha trataron de tomar la televisión para leer un comunicado.
Ferenc Gyurcsany se halla en la cuerda floja. El primer ministro renovó el cargo en las elecciones del pasado mes de abril gracias a las «promesas» de desarrollar una política social, pero cinco meses después el propio Gyurcsany reconocía haber mentido durante año y medio a los húngaros con promesas sobre política social para ganar las elecciones, ya que en realidad deberá imponer una política draconiana y severas reformas para reducir el déficit público siguiendo las recetas de la UE.
La «verdad» se conocía el domingo, desatándose la furia de los húngaros pidiendo su dimisión, y alcanzaron en la noche del lunes mayores proporciones y violentos enfrentamientos en la sede de la televisión pública húngara, que causaron 150 heridos, en su mayor parte policías, según fuentes oficiales húngaras.
Gyurcsany aseguró ayer que no renunciará y su partido le apoyó de inmediato. Para el primer ministro, protestar en «la calle no es la solución, sino al contrario genera conflicto y crisis». «Nuestro trabajo es resolver el conflicto y evitar una crisis», declaró a la agencia oficial MTI, y a continuación indicó que acelerará las impopulares reformas.
Gyurcsany afirmó ayer que la del lunes fue «la noche más larga y oscura de toda la historia de la tercera república». El ministro del Interior, Joszef Petretei, presentó su dimisión, pero Gyurcsany no la aceptó.
El presidente húngaro, Laszlo Solyom, afirmó que existe una «crisis moral» en el país, y pidió al primer ministro que no ha negado estas afirmaciones que reconozca que ha puesto en peligro la confianza de la población en la democracia.
Al mismo tiempo, los cinco partidos húngaros con representación parlamentaria los gobernantes socialistas (MSZP) y la Alianza de Demócratas Libres (SzDSz, liberales), tanto como los derechistas del Fidesz, el Foro Democrático (MDF) y el partidos Demócrata Cristiano (KDNP) firmaron una declaración a favor de la «no violencia».
En el texto se subraya que «Hungría necesita la verdad, la sinceridad, la tranquilidad y que los demócratas no tienen miedo y tampoco causan miedo en otras personas».
Varios miles de personas unas fuentes hablan de 10.000 y otras de 3.000 se concentraron el lunes en la plaza Kossuth convocados por la derecha, ante el Parlamento, para exigir la dimisión del Gobierno.
Según la agencia MTI, los disturbios comenzaron cuando un grupo de manifestantes se dirigió a la sede de la televisión pública situada en un edificio cercano en la plaza Szabadsag. El grupo exigía que sus peticiones fueran leídas en directo ante las cámaras. Según algunas fuentes, al frente del grupo estaba Laszlo Torockai, líder de un partido ultraderechista.
La Policía no pudo evitar que varias decenas de asaltantes entraran en la sede de la televisión pese a utilizar gases lacrimógenos y cañones de agua. La televisión tuvo que suspender su programación. Los manifestantes entraron en diferentes salas, dañaran algunas instalaciones y robaron diferentes aparatos, como televisores y ordenadores.
En la plaza Szabadsag, donde también se encuentra la embajada de Estados Unidos, los manifestantes incendiaron varios vehículos y dañaron el monumento a los héroes soviéticos muertos en la liberación de la capital en la II Guerra Mundial.
La Policía consiguió tomar el control del edificio de la televisión después de las 03.00 de la madrugada de ayer y la emisora reanudó la programación, tras un corte de dos horas.
La UE dice que la reducción del déficit será «dolorosa»
GARA
BRUSELAS
La Comisión Europea pidió ayer a Hungría «sacrificios» para reducir el déficit público, pero se desmarcó de la crisis desatada.
«La reducción del déficit es de interés para Hungría y sus ciudadanos…, aunque somos conscientes de que las medidas para lograrlo son obviamente dolorosas», dijo en una rueda de prensa la portavoz europea de Economía, Amelia Torres.
Por su parte, la portavoz de la Comisión Pia Ahrenkilde dijo que la crisis en Hungría «es una cuestión que debe ser resuelta por las autoridades húngaras», dado que la CE «no está en posición de hacer juicios de valor sobre los gobiernos individuales». «Lo que es importante para nosotros es que tenemos la información para hacer nuestros análisis» económicos, añadió.
Torres indicó que «todos sabemos que la situación en las finanzas públicas húngaras es preocupante». «El propio gobierno húngaro lo reconoce y por ello ha adoptado un programa de convergencia y medidas para reducir el déficit a niveles que sean más sostenibles y que puedan dar lugar a un crecimiento sostenible y a la creación de empleos», señaló.
La CE recibió el 1 de septiembre la revisión del programa de convergencia actualmente en examen «que será un paso importante para establecer el marco necesario para los ajustes presupuestarios para corregir los desequilibrios en las finanzas públicas», agregó. El plan de la UE pretender llegar a un déficit presupuestario del 3,2% para 2009, cuando este año es del 10,1%.
La derecha une el futuro de Gyurcsany a las elecciones
Viktor Orban, presidente del principal partido de la oposición, el derechista Fidesz, lanzó al primer ministro una suerte de ultimátum, reclamando la dimisión de Fernc Gyurcsany si su partido, el MSZP, pierde las elecciones municipales que se celebrarán el próximo 1 de octubre. Según los últimos sondeos, la intención de voto de los socialdemócratas ha descendido hasta el 23%, mientras que el Fidesz ha subido hasta el 34%. –