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El SPD alemán descubre el neoliberalismo de su socio de coalición

Fuentes: Gara

Beck ha tardado casi dos años en descubrir algo que se sabía hace tiempo: que la CDU de Angela Merkel es un partido que profesa una política no mucho más blanda que los neoconservadores de EEUU El presidente del SPD alemán, Kurt Beck, ha criticado a su socio de Gobierno, la CDU de Angela Merkel, […]

Beck ha tardado casi dos años en descubrir algo que se sabía hace tiempo: que la CDU de Angela Merkel es un partido que profesa una política no mucho más blanda que los neoconservadores de EEUU

El presidente del SPD alemán, Kurt Beck, ha criticado a su socio de Gobierno, la CDU de Angela Merkel, calificando de neoliberal la política que lleva a cabo. Sin embargo, estas críticas pueden hacer mucho más daño a los socialdemócratas que a sus aliados cristianodemócratas

Kurt Beck, el presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), acaba de descubrir un nido del neoliberalismo en Alemania: la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Con estas declaraciones pone en peligro su Gran Coalición con el partido de la canciller Angela Merkel (CDU) y su propio futuro frente al SPD. Este nuevo debate se desata sólo pocos días antes del nacimiento del nuevo partido socialista Die Linke (La izquierda).

Cuando el presidente del SPD Kurt Beck, a la sazón ministropresidente del estado federal de Renania del Palatinado, denuncia las facetas neoliberales de su socio de Gobierno piensa realmente que ha descubierto la pólvora. Y en vez de utilizarla para disparar contra la derecha, al socialdemócrata le ha salido el tiro por la culata.

Primero hay que preguntarse por qué este veterano político ha tardado casi dos años, tanto tiempo dura ya el bipartito de Berlín, en descubrir lo que se sabía desde mucho tiempo: la CDU de Angela Merkel es un partido que profesa una política neoliberal, quizás no tan drástica como los neoconservadores en EEUU, pero tampoco mucha más blanda. Si los cristianodemócratas aún no han dado más libertades al mercado para que arregle los problemas sociales, es porque hay un mínimo de resistencia que lo evita. Pero esta resistencia no la presenta el SPD sino viene más bien de las bases cristianas de la CDU que en determinadas ocasiones sí se dan cuenta de la injusticia que el capitalismo plantea en lares germanos.

La segunda pregunta es qué le ha pasado a Beck por la cabeza cuando ha acusado a la CDU de ser neoliberal – porque esta acusación vuelve tan rápido como un boomerang- fue su correligionario Gerhard Schröder, canciller de Alemania entre 1998 y 2005, quién «neoliberalizó» al SPD y con ello la República alemana. Recientemente, en el Día de la Iglesia Protestante en Colonia, una mujer espetó al ex presidente del SPD, Franz Müntefering, que si ella hubiera sido socialdemócrata le habría echado del partido por haber dicho: «Sólo los que trabajan deben cobrar».

Müntefering, ahora ministro de Trabajo, respaldó a Schröder que introdujo unas leyes que agravaron la situación social de los desempleados. Este tipo de política le costó al SPD el poder. De aquel fracaso aún no se ha recuperado.

Una encuesta de la revista «Stern» sitúa al partido de Beck en el 27%, pero a la formación de Merkel en el 36%. Como tercera fuerza se está estableciendo el socialista Die Linke con doce puntos, seguido por los Verdes con once puntos y los liberales (FDP) con el 9%.

Cara al futuro el SPD tiene que temer seriamente a la nueva competencia que se está consolidando a su izquierda. El pasado fin de semana nació el partido socialista después de la fusión entre Linkspartei.PDS y WASG. Uno de sus portavoces será justamente el ex presidente del SPD, Oskar Lafontaine. Por el momento Die Linke no tiene que hacer otra cosa que retomar las posiciones ideológicas abandonadas por el SPD y meter el dedo en las llagas que se han abierto donde los socialdemócratas han causado crueldades sociales aplicando modelos neoliberales.

Aparte de un grave problema ideológico y político el partido de Beck tiene otro más grave aún: uno generacional. La generación de los mayores de 60 años domina todas las estructuras, dejando poco margen a los jóvenes. Por eso algunos destacados cuadros directivos de la organización juvenil, los Jusos, han optado por desertar, yéndose a la nueva competencia socialista. El SPD ha reaccionado con una campaña de difamación contra los que dejar de ser socialdemócratas.

Si eso fuera poco, los ataques de Beck contra Merkel no han pasado por desapercibidos. La CDU ha contraatacado con su artillería pesada, poniendo en primera fila al ministropresidente de Hesse, Roland Koch.

«Es una expresión de desamparo» calificó este «barón» las declaraciones de Beck y amenazó con terminar la coalición con el SPD.

Pero el debate desatado por Beck también tiene algo positivo: ahora saben los alemanes que el simple uso de la palabra «neoliberalismo» ya es expresión de socialismo. Lo explicó el presidente del FDP, Guido Westerwelle, diciendo: «Hay que haberse movido muy mucho hacia la izquierda para tacharle a la CDU de ser neoliberal».

Sin embargo, los democristianos tampoco hacen nada para distanciarse del neoliberalismo: evitan que se fija un sueldo mínimo y paraliza otras reformas sociales.

Obviamente esta táctica le ayuda a que el SPD se gaste entre bipartito, la nueva izquierda y los errores de su presidente, Kurt Beck.