La agresión sexista, racista y homófoba sufrida por la escritora española Illy Nes este fin de semana en París constituye un nuevo indicio del auge de la violencia policial gratuita en el país galo. Una deliberada política de acoso se está poniendo en marcha frente a ciertas capas de la población presentadas como chivos expiatorios […]
La agresión sexista, racista y homófoba sufrida por la escritora española Illy Nes este fin de semana en París constituye un nuevo indicio del auge de la violencia policial gratuita en el país galo. Una deliberada política de acoso se está poniendo en marcha frente a ciertas capas de la población presentadas como chivos expiatorios de la buena conciencia nacional. Aunque en general de naturaleza indiscriminada -como en este caso – esta violencia se ceba ante todo en las categorías más marginadas de la sociedad francesa: la población inmigrante y sobre todo la de las banlieues que vive en verdadero estado de sitio con la omnipresencia policial en las barriadas. Estas agresiones repetidas son el hecho de una policía desacomplejada por los discursos revanchistas y justicieros de los representantes del gobierno -desde los funcionarios del Ministerio del Interior hasta el propio Presidente de la República- que incitan a los cuerpos de policía a ensañarse con el personal bajo los motivos más absurdos.
cruzar la calle fuera del paso cebra, no andar por la acera como es debido, ir en bici fuera del carril reservado o sin respetar las señales de tráfico, andar por la calle en estado de ebriedad, estar sentado delante de la escalera de un edificio fumando un pitillo en un grupo de más de dos personas etc. Toda una serie de casos que brillan por su nimiedad que se pueden transformar en cualquier momento en el principio de un viaje kafkiano lleno de vejaciones y humillaciones al final de la noche policíaca. A continuación reproducimos la denuncia que la propia Illy Nes ha presentado en el consulado español y que relata con detalle lo que tuvo que pasar.
A continuación paso a relatar, y para que así quede constancia, los hechos tan incomprensibles como brutales de los que una amiga mía y yo misma, Pilar Sánchez Morales, escritora española conocida como Illy Nes, de nacionalidad española, con domicilio actual en Paris fuimos objeto por parte de una patrulla policial en la ciudad de París.
El pasado sábado día 25 de agosto a las 3 de la madrugada varios amigos cenamos juntas. A la salida del restaurante, una amiga y yo nos fuimos juntas, Paris es una ciudad difícil para conducir, yo apenas conozco bien el camino a casa, ni tampoco me sentía muy bien como para hacerlo. De modo que ella se ofreció a llevar el coche, mostrarme el camino mas rápido y de paso dejarme en casa ya que ambas vivimos a escasa distancia. Al girar a la derecha por la calle Pyrénées, a unos 300 metros se encontraba un coche patrulla a lenta velocidad. Al incomporarnos a la vía, la patrulla aceleró y nos cortó el paso ordenándonos que nos detuviéramos de inmediato en el carril bus, cosa que obedecimos. Es decir, a un lado de la carretera para no entorpecer el posible paso de vehículos. Cabe destacar que apenas pasaban vehículos dado que era muy tarde, y en agosto la noche de Paris no es muy activa; de modo que fueron pocos los vehículos que nos cruzamos en el camino, incluso dos patrullas con la primera nos cruzamos y con la segunda nos detuvimos junto a ellos en el mismo semáforo, con la que no hubo problema alguno.
Volviendo al caso, una vez detenidas y con la ventanilla abierta (era una noche bastante calurosa), visiblemente sorprendida mi compañera me pregunta: «¿Por qué nos para la policía? Quizás porque tu matricula es española.» A lo que contesté «No tengo ni idea».
Al detenernos, un policía de unos 50 años y pelo canoso se acerca y en tono amenazante y con cierta agresividad en sus movimientos dice en francés que hemos invadido el carril bus. Mi amiga le dice «disculpe señor agente, pero no invadí el carril bus» el hombre insiste gritando que hemos invadido el carril bus y algo que no logré entender porque mi comprensión del francés es precaria. De modo que mi compañera le dice al agente en francés que no cree haber invadido el carril bus, que lo ha hecho porque así se lo ordenaron. El agente vuelve a dar voces y mi amiga con gestos le indica» que no es necesaria tanta agresividad» que por favor no grite. Siempre gritando el policía le pide los papeles del vehículo. Ella se quita el cinturón de seguridad y se gira hacia mí para pedirme los documentos, momento que el policía aprovecha para abrir la puerta del coche y sacarla violentamente empujándola e inmovilizándola contra la puerta trasera del coche.
Muy asustada desciendo y me dirijo al agente mientras otros dos policías descienden de su vehículo oficial. Les digo: «Por favor, no es necesaria la violencia» intentando hacerme entender con gestos. El agente me golpea con su puño un brazo, mi amiga totalmente en shock al ver su estado y el golpe que me propina el agente llora y me dice en español que no sabe qué ocurre y a él le dice en francés: » ¿Qué he hecho yo, señor agente, para que nos trate así?».
Por toda respuesta el agente esposa violentamente a mi amiga. Yo estoy a un metro escaso, me acerco y sin tocarle le pido por favor que se calme gesticulando con las manos. en un gesto de tranquilidad, cuando en ese momento el agente me empuja contra el coche y se lleva a mi compañera mientras otro policía, moreno, me sostiene por un brazo con fuerza. Mi compañera se marcha llorando y visiblemente desconcertada sin oponer resistencia, solo llorando y pidiendo explicaciones.
El agente que me sostiene pasa mi custodia a otro agente rubio con perilla, menos agresivo, que me sostiene por la muñeca sin apenas fuerza, al que le pregunto «¿Qué pasa por que nos tratan así?» El policía mayor, el canoso, regresa con el alcoholímetro y me hace soplar varias veces a fuerza de gritos.. Doy positiva y le explico: «yo no conduzco, señor». El hombre regresa a la patrulla, mi amiga grita que la están golpeando en la cabeza, que por favor mire la matricula, y el rostro del policía que la inmoviliza y golpea…En ese instante el agente menos agresivo me había soltado y se encontraba a unos dos metros de mí. De modo que ante los gritos de desesperación de mi amiga avanzo unos dos o tres metros hasta el coche para poder ver el rostro del agresor y la matricula.
El agente de pelo canoso me agarra por el cuello y me arrastra con brutalidad hasta mi coche dejando mi nuca apoyada en el techo del vehículo (se trata de un Fiat Panda), lo cual me produce un tremendo dolor, no sólo en mis cervicales sino en todo mi cuerpo sobre todo el brazo que sostiene y golpea brutalmente contra el coche. Sin dejar de apretar mi garganta con fuerza. Le digo en francés:» quiero hablar con mi amiga, por favor tranquilícese», a lo que me responde: «Tú no hablas con nadie». Me suelta y regresa a la patrulla mientras mi compañera grita «¡Me pegan, ayúdame!».
El chico pacifico está a escasos metros de mí, lloro y le pido auxilio pero él evita mirarme. Mi compañera suplica que llame a nuestro abogado para que nos ayude, justo con el que habíamos cenado hacia un instante… Tomo el teléfono y el chico pacifico me lo quita depositándolo en el asiento trasero de mi coche.
Le digo: «¿Por qué me quita el teléfono»? Y de espaldas el policía de pelo canoso me empuja contra el coche y me esposa. Ordena al chico pacifico que me custodie y éste me hace sentar en un saliente de la acera. En todo momento los gritos de mi compañera no cesaban, pidiendo ayuda, a lo que yo respondía «¡No puedo ayudarte estoy esposada!»
La patrulla con mi amiga desaparece mientras yo continuo esposada en la acera junto a nuestro coche mientras una patrulla acude en mi busca me incorporan y me meten dentro y me llevan a la comisaría.
Pregunto si alguien entiende español, me dicen que no y me señalan que calle.
Mi amiga llegó a comisaría en estado de shock, con su suéter desabrochado y prácticamente enseñando los senos, así como con un golpe en la boca y varios en los hombros espalda y sin poder caminar. Por mi parte, el un estado de estupor y pánico, yo les gritaba que eso era una injusticia, que eran una policía de mierda que eso era ilegal sin dejar de llorar y gritar.
Varios policías la rodean, la gritan, ella grita y uno de ellos la empuja, mi amiga cae al suelo con las manos esposadas y aúlla de dolor sin dejar de pedir auxilio. Me incorporo del banco donde me encuentro esposada con las manos a la espalda e intento incorporarla. Uno de los agentes al que no pude ver claramente me empuja contra el banco violentamente. Me levanto y pido si alguien habla español y digo que es ilegal el trato y que no pueden dejarla tirada en el suelo. Un agente aprieta mi brazo y me sienta en el banco nuevamente. Pero mi amiga me dice que por favor la levanten que esta haciéndose daño con las esposas me incorporo nuevamente y esta vez nos miran pero me dejan ayudarla como puedo con las manos atadas a la espalda a incorporarse.
Ella, semidesnuda, pide a un preso que tiene una mano libre que por favor le abroche la blusa, el hombre ebrio, no es capaz y mi compañera se sienta y como puedo con las manos a la espalda le abrocho la blusa mientras ella llora., pone su cabeza sobre mis piernas y me pide que mire por que parte de la cabeza sangra.
Unos agentes salen mientras otros nos miran…mi compañera me traduce que están diciendo (SIC): «ella es la que lame el coño a la otra, lesbianas de mierda». A partir de ese instante, entre ellos a mi compañera la llaman la vieja puta, además de lesbiana y a mi española de mierda. Mi compañera se incorpora a duras penas pero no puede caminar apenas y cae nuevamente al suelo, me levanto y vuelvo a levantarla. Un agente la mira y dice: «Lleven a la vieja puta al hospital».
Varios agentes la levantan del banco y se la llevan, ella grita «ayúdame, llama a nuestro abogado, son bestias, por favor, por favor, policía de mierda». Aterrada, furiosa y en estado de shock escupe, y les grita que están faltando a sus derechos y me dice a voces: ¡Ayúdame, tengo miedo!. Yo procuro tranquilizarla, le digo: » nos sacará Cyril (nuestro abogado) cálmate». Ella me dice no, ellos son la ley nos harán lo que quieran no lo ves….tranquila, tranquila…ella grita y se la llevan sin apenas poder caminar, casi arrastras…a mi me quitan las esposas y me esposan al banco.
Les pido que me dejen llamar al Ministro de industria, a la Sra. Pilar Rahola, al Consulado a un cargo de mi poder. Me sonríen cínicamente y me dice el agente que no llamo a nadie.
Le pregunto si voy a pasar toda la noche allí y me contesta «Tú si»
Sólo está el agente y yo, le digo: «mañana denunciare a por exceso de violencia».
Me dice: ¡Pero si habla francés!, quiero hacer una llamada…me dice no hablo español,
Le digo en francés que quiero hacer una llamada y me dice. No entiendo tu francés.
Pasa la noche y pido ir al baño…el agente me dice que no…Sonriendo…le digo tampoco puedo ir al baño. Esto es una comisaría de mierda…el agente que se alejaba se gira y me dice…en Francia tenemos más cojones que en España. En una mezcla de español e italiano perfectamente comprensible, sobretodo «cojones «que lo dijo en español mientras se agarraba los testículos. Las horas pasaron, pedí que me cambiaran de mano la esposa pues tenia un dolor insoportable, este agente dijo que no. Sin dejar de sonreír.
En un momento de la noche, por los nervios, los golpes o que se yo comencé a temblar de frió…mi chaqueta estaba a escasos metros junto a la mesa del agente depositada en una silla. Le dije en español, tengo frío ¿me das mi chaqueta? , a lo que respondió: «No te entiendo, española…en francés» y le dije en francés «tengo frío». Sonrió y con las manos insinúo «lo siento por ti». Añadiendo «no chaqueta en francés».
Hubo cambio de personal, este individuo se marcho, y otro hizo el relevo…ambos conversaban, la española de mierda es Journalist, y quiere llamar a un ministro…susurraron algo, entre lo que logre entender no la dejes ir al baño y algo que no pude casi oír porque prácticamente eran susurros. El agente que anteriormente se había tocado los testículos se marchó. Pedí nuevamente mi chaqueta al nuevo agente, la examinó pero no me la entregó, yo tosía, estornudaba y lloraba. Pero no me dieron la chaqueta. Amaneció cuando entraron nuevos agentes que me registraron y me esposaron para llevarme al hospital.
Una vez en el furgón policial pregunté si hablaba alguno español, uno de ellos me dijo que sí, le pregunte qué buscaban exactamente cuando me registraban, armas, droga, un teléfono…. Dijo:» Si tenias algo, principalmente un teléfono». Como las esposas no estaban bien apretadas, le dije si me permite señor agente no yo si tengo un teléfono. Pero en el lugar que esta mi seno, no creo oportuno que usted lo saque, mi esposa no aprieta demasiado así que lo sacaré yo. Así lo hice, me libere una mano y entregué el teléfono. El agente me dijo: «¿como pudiste hacer eso?» Le comente señor tengo unas manos muy flexibles y como ve no soy peligrosa.
Al llegar al hospital me tomaron la tensión y el pulso de mi corazón, pero en ningún momento me desnudaron ni revisaron mis golpes o mis cervicales y me llevaron nuevamente a la comisaría. Un tiempo después me llevaron a declarar con un agente que interpretaba mis palabras, o al menos eso aseguraba…yo di mi versión de los hechos y pedí por favor los datos de la patrulla que nos detuvo.
Me entregaron una multa sin cantidad de sanción, y donde cita «peatón ebrio en acera». Mi declaración la hicieron en francés. Solicité que mi abogado estuviera presente porque no hablo francés pero me dijeron que no era posible, de modo que hice mi declaración en ese idioma. Me mostraron la declaración en francés, dije que se asemejaba al catalán pero que yo no podía firmar algo que no entendía, el intérprete dijo que ponía exactamente lo que yo había dicho, a lo cual respondí que no tenia otra opción que confiar en él. Señalo la denuncia y dijo aquí menciona cómo te esposaron y aquí lo que sucedió abajo. Y firmé, no tenía otra elección, pero sin embargo no recibí copia alguna. Solo se me entregó mi multa sin cantidad, y yo sí dije que quería denunciar por agresión a los agentes.
Al recoger mis cosas, no tenia mi teléfono francés donde están todos mis datos y mis teléfonos, me entregaron únicamente el que yo entregue en el furgón tras mi registro al policía sin batería ya. Reclamé el teléfono pero me dijeron que el teléfono en cuestión era de mi compañera. Me pidieron describirlo y lo hice, y sacó dos teléfonos el de mi compañera y el mío. Les dije este es mío, a lo que me respondieron: «No podemos dárselo, estaba en poder de la otra señorita».
Lo cual es totalmente incierto teniendo en cuenta que tal y como hago constar al principio de esta declaración fue el policía quien posteriormente llevó mi vehículo a comisaría quien me quitó el teléfono y lo depositó en mi coche.
Le dije que les mostraba la factura, que el password era mi fecha de nacimiento, que no podía comunicarme que todos mis datos estaban en ese teléfono, pero se negaron insistiendo en que era de mi compañera y que ella lo tenía en su poder lo cual era totalmente falso.
Posteriormente mi amiga también salió de las dependencias, fuimos a su casa, llamamos a un médico de urgencias pero hasta el día siguiente no se nos hicieron en debida forma las preceptivas pruebas radiográficas, análisis, etc. Ahora mismo ambas nos encontramos en tratamiento médico y psicológico.
Hasta aquí la relación veraz de los hechos. Cabe remarcar que el propio traductor de mi denuncia me indicó que fuera a denunciar a la Policía de Policía, porque el trato recibido era realmente impresionante el estado en que me encontraba. Escribiendo de su puño y letra donde dirigirme inmediatamente.
Solicito encarecidamente que se realicen las diligencias pertinentes para que esta denuncia siga el cauce legal correspondiente y se castigue a los autores de semejante tropelía, tan brutal como injustificada e incalificable en un estado de derecho. Respetuosamente
Pilar García, Illy Nes