La creación en Francia de dos ficheros, el Edvige, para fichar a las personas «susceptibles de alterar el orden público», y el Base Élèves, que recopilará datos de los alumnos de primaria, ha generado una fuerte oposición.
En Francia ya existen hoy 37 ficheros, sobre todo judiciales y policiales, en los que están almacenados datos de miles de personas. Sin embargo el Gobierno de Sarkozy está implementando dos más.
En el marco de una gran reestructuración de los servicios secretos y de información, el Gobierno francés creó en junio el fichero Edvige. Lo hizo por decreto, sin debate público y en pleno verano. La Comisión Nacional de la Informática y de las Libertades (CNIL), encargada de examinar y dar su visto bueno a todo sistema de bases de datos, emitió un informe reservado e instó al Gobierno, en contra de las intenciones del Ministerio del Interior, a publicar el decreto en el Boletín Oficial del Estado. Gracias a ello salió a la luz.
En primer lugar llamó la atención su amplio campo de aplicación, pues es susceptible de figurar en el toda persona física o jurídica que ejerza, vaya a ejercer o pueda ejercer un papel político, sindical, económico o religioso significativo, así como todos los grupos, organizaciones, personas jurídicas e individuos a partir de 13 años de edad «susceptibles de alterar el orden público», sin más precisión.
En cuanto al tipo de informaciones recogidas, se trata de aplicar a los ficheros de información de la Policía los criterios de los servicios de contraespionaje, utilizados ya en el fichero Cristina (relativo al terrorismo y al espionaje y clasificado como «secreto de defensa»). Así el nuevo sistema recopilará datos personales, rasgos físicos, fotografías, documentos de identidad, posesiones, matrícula de los vehículos, antecedentes judiciales y, de forma «ocasional» origen étnico, opiniones políticas, filosóficas o religiosas, afiliación sindical, orientación sexual e informaciones relativas a la salud.
Movilizaciones
Tras una gran movilización de rechazo, el Gobierno anunció en septiembre un nuevo decreto que variaba su proyecto. Abandonaba ligeramente los aspectos más controvertidos -la recopilación del estado de salud y la orientación sexual- y le cambiaba el nombre a EDVIRSP, pero sin perder su esencia. Distintos colectivos sociales afirman que el Gobierno pretende que el fichero siga su curso una vez que el interés mediático haya decrecido y por eso llaman a mantener la oposición. Por lo pronto, la plataforma ‘No a Edvige’ convocó protestas el pasado 16 de octubre, día de Santa Edvige, por todo el Estado. Del sector de la población dejado de lado por Edvige, los menores de 13 años, se encarga el fichero Base Élèves que, con la supuesta finalidad de ayudar a la gestión de las escuelas infantiles y primarias -niños de tres a 11 años-, ha impuesto el Ministerio de Educación francés por vía de circulares. Este fichero que tienen que rellenar los directores de escuela sobre cada alumno incluye los siguientes campos : lugar de nacimiento, lengua hablada en casa y cultura de origen. También aparecen ciertas informaciones que hasta el momento eran confidenciales, como las dificultades escolares, la participación en las clases de integración escolar, expedientes de sanciones, absentismo y los eventuales seguimientos médico, psicológico y psiquiátrico. «No estamos en contra de que el Ministerio ponga en marcha instrumentos para gestionar los efectivos», sostenía en la prensa hace unos meses Jean-Jacques Hazan, secretario general de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Escuelas Públicas (FCPE), una de las dos grandes asociaciones francesas, «pero no nos ha demostrado que fuese necesario un fichero estatal». Y añadía que «cuando se viene a buscar a los hijos de los ‘sin papeles’ a las clases o se habla de cruzar los ficheros en el marco de la ley sobre la prevención de la delincuencia, esto no da confianza».
La movilización de los padres y profesores logró que desaparecieran varios campos -la nacionalidad, la fecha de llegada a Francia de los miembros de la familia, etc.- y que otros dejasen de ser obligatorios. Pero los directores de escuela de Primaria, maestros que dedican algunas horas a las tareas administrativas a cambio de una pequeña prima, terminan encontrándose bastante solos frente al aparato que instaura Base Élèves.