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En el Perú, votos y balas (Arequipa, la heroica)

Fuentes: Rebelión

Con sangre y con votos se lucha en el Perú, en las actuales circunstancias, en víspera de los comicios de hoy domingo 10 de abril. No es una exageración por cierto. Tres muertos, casi 60 heridos de bala, varios de ellos de gravedad, y enormes daños materiales causó en las últimas 48 horas un conjunto […]

Con sangre y con votos se lucha en el Perú, en las actuales circunstancias, en víspera de los comicios de hoy domingo 10 de abril.

No es una exageración por cierto. Tres muertos, casi 60 heridos de bala, varios de ellos de gravedad, y enormes daños materiales causó en las últimas 48 horas un conjunto de operaciones represivas desplegadas por el gobierno del Presidente García contra las poblaciones indefensas que se oponen al proyecto minero «Tía María», concedido entre gallos y media noche a la empresa estadounidense Southern Perú Cooper.

El conflicto, que se extendió en las últimas semanas a todos los valles costeros del departamento de Arequipa -Mollendo, Matarani, La Ensenada, La Curva, La Punta de Bombom, Cocachacra, y otros-, no es nuevo.

En realidad, el Proyecto Minero Tía María data de varios años y fue objetado desde su inicio, debido a los agudos impactos socioambientales que generaba. A finales del año 2009, el 93% de la población de la zona rechazó la idea de aceptar la imposición minera en detrimento de la agricultura.

Esa opinión no fue el resultado de un capricho, ni la consecuencia de un irresponsable proceso de agitación política. Estuvo sustentado en el hecho que la región es la fuente natural del abastecimiento alimentario de una buena parte del sur del Perú, y en particular de Arequipa. Para exponer su punto de vista, la población de la provincia de Islay -donde está situado el conflicto- se trasladó desde un inicio, y masivamente, a la capital mistiana. Y desde allí desarrolló diversas iniciativas de acción contando con el respaldo de una parte de las autoridades locales y la adhesión activa de la opinión pública que fue tomando conciencia de la importancia de esa lucha.

En un inicio, el gobierno central no tuvo el menor interés en escuchar a los pobladores. Su discurso se orientó más bien a incidir reiterativamente en dos temas: «la inversión minera es progreso», y «los que se oponen a ella son simples agitadores» Los estudios técnicos dieron la razón a quienes objetaron el proyecto. Como subrayó oportunamente el Jornal de Arequipa, La Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) formuló serias observaciones al Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de este proyecto, a las que Southern Perú debía responder en un plazo de noventa días.

El plazo venció y la empresa yanqui optó por hacerse la desentendida, confiando en tener el respaldo del régimen aprista. Éste, en efecto, optó por reprimir cruelmente a la población en lucha. Se generó, de este modo, un duro enfrentamiento que culminó hace solamente unas horas con una victoria neta del pueblo en acción.

Después de movilizaciones y paros en toda la región, de grandes actos de masas y de tomas de carreteras, caminos, puentes y otros. Y luego de duros combates con las fuerzas policiales y militares derivadas a la zona; el miércoles pasado el Ministerio de Energía y Minas resolvió dejar en suspenso, por 180 días, la ejecución del proyecto.

Esta medida tampoco fue aceptada por la población, que prosiguió en lucha segura de su victoria y convencida de su causa. La secuela fueron los hechos dramáticos de sangre, derivados de una violencia salvaje, que enlutó el país y soliviantó el ánimo de la ciudadanía, al extremo de que organismos poco sospechosos de cualquier «radicalismo» como Amnistía Internacional y la Federación Internacional de Derechos Humanos se pronunciaron condenando con firmeza el uso desproporcionado de la violencia contra la población desarmada.

«Una vez más -dijeron- el gobierno se ha manchado las manos de sangre por no resolver los conflictos con el diálogo», recordando los hechos de Bagua ocurridos en el 2009 en un contexto en cierto modo similar.

En la zona, la protesta se generalizó y llegó incluso a salir del control de las organizaciones convocantes. Así, ocurrieron actos de violencia desusados: quema de locales públicos y de la propia sede institucional del Partido Aprista, que fue atacada y saqueada por la población enardecida.

Fue esa la espontánea respuesta popular a la torpeza de las autoridades, que optaron por la vía del enfrentamiento. Contra toda lógica y razón, la sangre de decenas de pobladores regó dolorosamente el fértil valle de las localidades mistianas.

Vivamente impactado, el alcalde del distrito de Deán Valdivia – Richard Ale Cruz- aseguró que la Policía había disparado indiscriminadamente contra los pobladores en su intento de desbloquear la carretera entre Matarani y Mollendo. «Mi pueblo estaba que moría, las mujeres y los niños estaban llorando. Yo he llegado llorando aquí porque es algo terrible que un país democrático no se respete a las personas», aseguró a los medios de comunicación que recogieron su testimonio.

Como ocurrió en el año 2003 cuando el «Arequipazo» hizo retroceder al gobierno de Toledo en el intento de privatizar empresas públicas, hoy viernes 8 de abril la administración de García debió hacer lo mismo. Y hace apenas unas horas el Ministro de Energía y Minas dio a conocer un dispositivo cancelando definitivamente el proyecto «Tía María». Una vez más venció el pueblo.

Sí, igual que Alejandro Toledo, en ese año, esta vez García esperó a que hubiera muertos para retroceder en el intento de quebrar la resistencia del pueblo.

En el extremo, al recular en sus propósitos, el régimen se abstuvo de confirmar algo que la población de Islay ya sabe, y es que la resistencia del gobierno a desandar lo andado tenía una explicación en metálico: La empresa yanqui ya invirtió más de 400 millones de dólares para asegurar un proyecto que, objetivamente, era inviable.

A pocas horas de los comicios del domingo, este desenlace tiene decisiva incidencia. Fue en Arequipa precisamente, la noche del jueves, cuando Ollanta Humala puso fin a su campaña electoral en un multitudinario mitin celebrado en la Plaza de Armas de la ciudad. Y en ella rindió un emotivo homenaje al heroísmo histórico de la Ciudad Blanca, puesto a prueba en muchas ocasiones.

Aunque Humala no dejó de subrayar la importancia de la unidad nacional para enfrentar la crisis llamando a los sectores del capital y del trabajo a buscar puntos de consenso y acuerdo para avanzar apuntalando el progreso y el desarrollo, no dejó de reconocer que las protestas sociales -y las demandas de la ciudadanía- son legítimas por cuanto encarnan patrióticas exigencias nacionales.

A menos de 24 horas de iniciarse el proceso del sufragio, y cuando está en vigencia la llamada «veda informativa» que prohíbe difundir las encuestas, las instituciones especializadas entregaron a los corresponsales de prensa extranjera sus estimados.

De acuerdo con ellos, Ollanta Humala ocupará largamente el primer lugar de la votación el 10 de abril, seguido -y esa sí es una sorpresa- por Keiko Fujimori en segundo lugar y por Pedro Pablo Kuczynski en un tercer puesto. Esta tendencia podría registrar variantes, pero, de confirmarse, Alejandro Toledo quedaría relegado a un modesto cuarto lugar, sn chance alguna para efectos ulteriores.

El viernes por la tarde, Ollanta Humala sostuvo una interesante rueda con los corresponsales de la prensa extranjera, ante los que se mostró habilidoso y pragmático, seguro de sí mismo y confiado en la voluntad ciudadana.

Sus adversarios, en cambio, hicieron denodados esfuerzos por revertir un proceso de derrota que luce inexorable.

Cuando se escriba la historia de esta jornada electoral de abril del 2011, tendrá que reconocerse también aquí que la Arequipa heroica puso su sangre -y sus votos- en la lucha por sacar al Perú del abismo en el que se halla, como consecuencia de la voracidad incontrolable de su clase dominante.

Gustavo Espinoza M. Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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