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Los trabajadores de Helleniki Halyvourgia (Acería Griega) en su quinto mes de huelga

Barricada de acero en Grecia contra la ofensiva neoliberal

Fuentes: Gara

Los trabajadores de la acería Helleniki Halyvourgia (Grecia) llevan 138 largos días en huelga contra los ataques, que a costa de la crisis económica, están sufriendo los derechos laborales y sociales. Los huelguistas están decididos a seguir con su lucha y la solidaridad que están recibiendo desde distintas partes del mundo les afianza en su postura.

La huelga en la Helleniki Halyvourgia (Acería Griega) lleva camino de convertirse en una de las más largas de los últimos años en Europa, pero mientras llega ese momento los trabajadores ya exhiben con orgullo los logros alcanzados con su gesta: por un lado han conseguido frenar en otras empresas cercanas chantajes patronales similares a las que ellos están haciendo frente; además han logrado articular un movimiento de solidaridad internacional que les anima y les ayuda económica y materialmente a continuar su lucha. La Federación Sindical Mundial y la Unión Internacional Sindical de la Metalurgia y la Minería declararon los días 9 al 14 de abril como Semana Internacional de Solidaridad con los huelguistas de Helleniki Halyvourgia. El miércoles, LAB se concentró frente al consulado de Grecia en Bilbo bajo el lema «su lucha es nuestra lucha».

Este viernes los trabajadores de la acería llegaron a los 138 días de paro total, alcanzados gracias a la unidad de toda la plantilla y a la fortaleza de su convicción en que finalmente lograrán sus objetivos. «Conseguiremos que vuelvan todos los despedidos, y con ellos regresaremos todos a la fábrica victoriosos», afirmó a GARA el presidente del comité de empresa, Yorgos Sifonios.

Los huelguistas explicaron que su ejemplo es el primer gran obstáculo a la ofensiva neoliberal que se sufre en Grecia, y que bajo el pretexto de la crisis está acabando con los derechos sociales y laborales conquistados tras décadas de lucha.

Origen del conflicto

El conflicto laboral se inició el pasado 31 de octubre, cuando la dirección de la empresa planteó a los empleados la necesidad de reducir la producción, alegando dificultades económicas. La disyuntiva ofrecida consistía en el despido de 180 operarios (de un total de 380), o bien la reducción del horario y el sueldo de toda la plantilla en un 40%. La respuesta de entonces, y la que siguen ofreciendo a día de hoy es la misma: «no haremos el papel de esclavos modernos, no trabajaremos por 600 euros al mes», explica Dimitris, administrador del comité de huelga.

El total de los trabajadores decidieron entonces detener la producción para forzar al propietario, Nikos Manisis, a sentarse a negociar, pero cinco meses después, con el respaldo del Ministerio de Trabajo, sigue negándose a ello. La dirección alega que la crisis provocó un descenso en las ventas y en los beneficios, pero los huelguistas sostienen que la factoría experimentó un importante crecimiento en los últimos tiempos y que solo en 2010 los beneficios superaron los 200 millones de euros. Según los propios trabajadores, durante los dos últimos años la productividad aumentó en un 30% y la producción en 70 mil toneladas, pese a lo cual no hubo nuevas contrataciones y el aumento de los ritmos de trabajo provocó numerosos accidentes laborales.

Los testimonios de los obreros coinciden al afirmar que las condiciones de trabajo eran especialmente duras porque la empresa no invertía nada, ni se preocupaba en mejorarlas. Por tal motivo los accidentes laborales eran frecuentes y, según Sifonios, en 2010 la empresa fue condenada en los tribunales a una importante sanción económica por incumplir principios fundamentales de la normativa de seguridad en el trabajo.

En su quinto mes de huelga la factoría se encuentra ocupada y vigilada 24 horas al día por los obreros, que se organizan en turnos, y no cesan de recibir muestras de apoyo. Sindicatos, asambleas de barrio, marchas hasta la factoría… La solidaridad económica recibida se canaliza a través de una cuenta bancaria, pero además hay también entregas de alimentos, ropa y otros enseres. «La ayuda recibida es muy importante -nos confirma Dimitris- gracias a ella continuamos adelante».

Aseguran que la vida diaria es muy difícil, pero no dudan en recordar que así es también para todos los griegos a los que se les está privando de una parte de su sueldo o directamente de su trabajo. Pero a la vez confían en que su victoria dará alas a la lucha de la clase obrera en toda Europa.

Eje del desempleo

La localidad de Aspropyrgos no aparece en los folletos ni en las guías turísticas, pese a encontrarse frente a las costas donde tuvo lugar la célebre batalla de Salamina y a escasos 20 kilómetros de la Acrópolis ateniense. Su importancia deriva del cinturón industrial en el que se encuentra, y su drama de la metódica destrucción del tejido productivo que la crisis griega y el capital financiero internacional se están llevando por delante.

En la zona se ubican numerosas industrias pesadas, la mayor refinería del país y uno de los puertos con mayor volumen de carga. Pero a la vez es uno de los distritos con mayor índice de desempleo de Grecia, y que en el caso de los jóvenes supera ampliamente el 50 por ciento.

Muchos de ellos son hijos de los trabajadores en huelga de Helleniki Halyvourgia, y desde hace meses se enfrentan a diario a situaciones familiares muy duras cuyo resultado, nos explica un profesor de secundaria de la localidad, «es el fracaso escolar, la frustración y el pesimismo de cara al futuro».

La evolución y el resultado de la huelga condicionarán en gran medida el futuro de otras fábricas del distrito, cuyos propietarios esperan al acecho para actuar en función de cuál sea el desenlace en Helleniki Halyvourgia. Petros, mecánico de 42 años con una antigüedad de 22 en la acería, asegura que de no ser por su protesta miles de trabajadores se verían en estos momentos con sus sueldos recortados hasta la miseria o despedidos sin mayores contemplaciones.

Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20120318/329279/es/Barricada-acero-Grecia-contra-una-ofensiva-derechos-laborales