Aunque el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos buscó por todos los medios invisibilizar la V Cumbre de los Pueblos realizada en Cartagena de Indias entre el 12 y el 14 de abril, no lo pudo lograr ante el fracaso estruendoso y el espectáculo lánguido de la cumbre presidencial.
Al medio día del domingo 15 de abril cuando en forma inesperada abandonó la VI Cumbre de las Américas la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, molesta por el veto de Estados Unidos y Canadá, (con la complicidad del gobierno colombiano) de abocar el tema del litigio de las islas Malvinas, y minutos después hizo lo propio el presidente boliviano, Evo Morales, los medios internacionales de prensa buscaban afanosamente reacciones de los organizadores de la Cumbre de los Pueblos para que hicieran el contraste.
Enrique Daza, principal vocero de esta cumbre que congregó a representantes de los movimientos sociales y populares del continente fue abordado por varios periodistas internacionales para que diera su reacción respecto del pobre resultado del encuentro presidencial.
La prensa colombiana por su parte, y por instrucciones directas del gobierno de Santos, minimizó la Cumbre de los Pueblos y buscó invisibilizarla. Sin embargo, su éxito quedó evidenciado por la calidad de los debates y la amplitud de la agenda temática; el ambiente de unidad y espíritu integracionista que primó durante las deliberaciones; y la nutrida marcha con que culminó, en la cual participaron alrededor de ocho mil personas.
Entre tanto, la cumbre oficial «lánguida y triste» en palabras de Daza, solo sirvió para que el gobierno colombiano se gastara una fortuna con el fin de presentar la Cartagena de Indias de la foto y contribuir con ello a mejorar la imagen internacional del presidente Santos.
Es un hecho palmario, dijo el vocero de la Cumbre de los Pueblos, que Estados Unidos constituye un serio obstáculo para avanzar hacia una verdadera integración y cohesión política de la región.
Además, para debatir los temas objeto de la cumbre oficial no era necesario convocarla porque sobre ellos existe prácticamente unanimidad dada su insustancialidad, pues son los mismos de la agenda que se ocupa la OEA. Una cumbre como la de las Américas, agregó Daza, debe servir para debatir aquellos aspectos que generan controversia y suscitan conflictividad en la región y encontrar un consenso, de lo contrario terminan como la de Cartagena.
Lo que queda claro es que el esquema de este tipo de cumbres está agotado, como bien señaló el vocero de la Cumbre de los Pueblos, por cuanto que mientras Estados Unidos busque por todos los medios continuar imponiendo la agenda hemisférica asumiendo actitudes prepotentes, las relaciones continentales no tienen ningún futuro.
Costoso show mediático
La Cumbre de las Américas deja muy poco de beneficio a Colombia y a Cartagena de Indias. Tanto derroche económico para hacer aparecer un país y una ciudad maquillados con el propósito de esconder su triste realidad social no compensa frente a los pobrísimos resultados.
Lo que hubo en Cartagena durante las últimas semanas fue un verdadero show mediático montado por el gobierno colombiano que terminó afectando el trabajo y los ingresos de un vasto sector de ciudadanos de la ciudad Heroica.
Escondieron a los indigentes, encerraron a los perros callejeros, prohibieron las ventas ambulantes, afectando el trabajo de los expendedores de tinto y aguas aromáticas, artesanos y desplazaron hasta los lustrabotas.
La ciudad amurallada y buena parte del sector turístico de Bocagrande quedaron como para foto de postal, no obstante las múltiples incomodidades que debieron soportar los ciudadanos que se vieron afectados en su cotidianidad, con retenes policiales, cierres de vías que ocasionaron monumentales trancones vehiculares, y el desplazamiento de muchos comerciantes que no pudieron ejercer sus actividades porque según los organizadores de la Cumbre de las Américas, afeaban el paisaje urbano.
Complicidad de los medios colombianos
Este costoso montaje tuvo la complicidad de los medios de comunicación de la denominada «gran prensa» colombiana, cuyos periodistas y presentadores de televisión destacados para cubrir la cumbre presidencial fueron instruidos por la cancillería colombiana para que solo mostraron lo bonito y positivo tanto de Cartagena como del país.
Se puede afirmar que el gobierno colombiano preparó un libreto y una guía para los comunicadores y los invitó un par de días previos a la realización de cumbre presidencial a un recorrido por la ciudad para esquematizarlos y darles unas directrices generales. Por eso la gran mayoría de medios colombianos fueron reacios a cubrir la Cumbre de los Pueblos.
Grotesca manipulación mediática
Pero así como los medios colombianos se limitaron a presentar un cuadro irreal, resaltando lo banal y lo insustancial de la cumbre, la cadena norteamericana de televisión CNN en español cayó en una grotesca manipulación.
Con imágenes de la exitosa marcha con que culminó la Cumbre de los Pueblos, CNN ilustró una nota sobre el foro social que en el marco de la Cumbre de las Américas montó el gobierno colombiano para tratar de hacer aparecer la participación de sectores y movimientos sindicales, de jóvenes, mujeres y grupos raciales.
Ese foro social fue organizado con sectores de la sociedad civil de bolsillo del gobierno de Santos que gracias a diversas prebendas han sido cooptados y como es obvio le hicieron el juego aceptando la invitación de ir a hablar a Cartagena sobre temas insustanciales.
Mientras que en la Cumbre de los Pueblos se realizó el foro sobre autonomía universitaria organizado por la Mesa Ampliada Nacional Estudiantil (MANE) que gracias a su movilización obligó hace algunos meses al propio presidente Santos a retirar el proyecto de ley que buscaba privatizar la educación pública. A este debate se vio obligado a asistir el viceministro de Educación para sustentar la posición oficial.
Pese a la manipulación de buena parte de los medios de propiedad de los conglomerados empresariales, el verdadero foro social se dio precisamente en la Cumbre de los Pueblos en la que intervinieron voceros y representantes de sectores sindicales, agremiaciones de pequeños y medianos productores, y colectivos de iglesias, mujeres, jóvenes, estudiantes, pensionados, indígenas, afrodescendientes, no solo de Colombia sino del hemisferio. Ahí los temas cruciales como el bloque criminal a Cuba por parte de Estados Unidos; la militarización del continente; la soberanía argentina sobre las islas Malvinas; la fracasada lucha contra las drogas; el injusto modelo económico imperante; la crisis del capitalismo, fueron discutidos y analizados en forma abierta, democrática y sin ninguna cortapisa.
En Cartagena se vieron las dos caras de la moneda: la cumbre oficial armada para tapar las graves injusticias que genera el sistema capitalista y la hegemonía norteamericana en la región, rindiéndole pleitesía al presidente Barack Obama; y la cumbre de los movimientos sociales, la que con sentido crítico y con posturas alternativas hizo un detenido análisis de las inicuas realidades que vive el continente.
En definitiva y mientras que la cumbre presidencial cerró en medio de discordias, escándalos e inconformidad, la de los Pueblos concluyó con una nutrida y entusiasta marcha para significar el espíritu de integración y unidad latinoamericana.
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