Recomiendo:
0

El ex director ejecutivo de Barclays compareció ante el Parlamento Británico

Las incongruencias de Mr. Diamond

Fuentes: Página 12

Que sólo se enteró la semana pasada de la manipulación de tasas interbancarias que hacían sus empleados; que Barclays no era el único que lo hacía: así se defendió Bob Diamond en medio del escándalo en el Reino Unido.

Un día después de renunciar como director ejecutivo del Barclays por el escándalo de manipulación de tasas interbancarias, Bob Diamond no parece el arrogante mago de las finanzas que se llevaba el mundo por delante. Ayer, ante el comité parlamentario británico que investiga el tema, el Midas estadounidense se mostró desorientado, indeciso y defensivo. Una de sus excusas fue que Barclays no era el único que manipulaba los intereses, otra que sólo se enteró la semana pasada de la manipulación sistemática que hacían sus propios traders.

En cuanto a la conversación telefónica que tuvo en plena crisis financiera internacional con el subdirector del Banco Central de Inglaterra, Paul Tucker, Diamond dijo que él no interpretó que Tucker estaba pidiéndole que bajase su estimación de las tasas de interés que pagaría el banco por sus préstamos. «¿Cómo puede ser que su segundo en el banco, Jerry de Missier, comprendiera exactamente lo opuesto y les ordenara a los traders que manipularan los datos?», le preguntaron varios parlamentarios en distintos tramos de las casi tres horas que pasó frente al comité. Desconcertado, Diamond respondió que eso se lo tendrían que preguntar a De Missier, quien ayer renunció a su puesto.

El Barclays es uno de los 17 bancos investigados por nueve entidades regulatorias de tres continentes. La semana pasada, el Commodities Futures Trading Commission (CFTC) y la Financial Service Authority (FSA), reguladores financieros en Estados Unidos y el Reino Unido, multaron al Barclays por más de 400 millones de dólares, una bicoca para lo que se viene. Según estiman los especialistas, las demandas judiciales que enfrentan los bancos por perjuicios en Estados Unidos, Europa y Asia pueden elevarse a cientos de miles de millones de dólares. «Hay decenas de miles de entidades que pueden iniciar acciones judiciales», señaló a la prensa británica Michael Hausfield, de la firma de abogados Hausfeld LLP, que inició una demanda en representación de 21 instituciones financieras.

La manipulación de la tasa interbancaria tuvo dos momentos. Entre 2005 y 2007 tomó lugar entre los traders que, según el informe de la FSA, se gritaban instrucciones sobre cómo emitir cotizaciones falsas de las tasas de interés para aumentar sus ganancias. En un segundo período, entre 2007 y 2009, durante la contracción crediticia y la caída del Lehman Brother, esta conducta se convirtió en un intento sistemático de mejorar la posición específica del Barclay, que finalmente precisó que un Fondo Soberano de Medio Oriente lo capitalizara para evitar su nacionalización.

La comparecencia de Diamond ante el Parlamento recuerda la del magnate multimediático Ruppert Murdoch el año pasado por el escándalo de las escuchas telefónicas. Al igual que con Murdoch, los mismos políticos que compitieron por mostrarse más serviles ante la City para la que pedían una regulación mínima, se sacan los ojos ahora por exigir sanciones y un fuerte sistema regulatorio. Como Murdoch, Diamond representaba el poder máximo del mundo de las finanzas, que no respondía a nadie y hacía fortunas de la nada.

El estallido financiero de 2008 fue la primera señal de que los Midas eran simples jugadores de casino a los que se les había acabado la suerte. Pero así como con los medios sólo hubo una reacción pública cuando se supo que las escuchas telefónicas se habían extendido a una familia común y corriente que buscaba a su hija secuestrada, sólo con el actual escándalo se está aceptando que hay una necesidad urgente de ordenar un sistema financiero desbocado.

En esto los números mandan. La Tasa Interbancaria Libor y la del Euribor se usan para determinar el precio de transacciones por valor de unos 500 billones de dólares en todo el mundo. En el Reino Unido la manipulación a la baja de esa tasa favoreció a los préstamos hipotecarios y perjudicó a los fondos de seguros y pensiones. Michael Moran, economista de la Universidad de Manchester, explicó a Página/12 que el impacto de una manipulación de estas tasas alcanza todos los rincones del planeta. «Un banco internacional en Argentina toma la tasa Libor como punto de referencia, más si se financia en los mercados internacionales. Esta tasa pasa después a los consumidores individuales o corporativos», indicó Moran.

Al igual que con el imperio mediático Murdoch, el tema es cuánto sabían los directores de Barclays y otros bancos y qué vínculos tenían con las autoridades regulatorias y el mundo político. El 29 de octubre de 2008, en plena crisis internacional, Diamond escribió un e-mail al entonces director ejecutivo del Barclays, John Varley, comentándole su conversación con el subdirector del Banco Central de Inglaterra, Paul Tucker. Según Diamond, Tucker le dijo que «estaban recibiendo llamadas de las más altas esferas de Whitehall (gobierno británico) y que si bien sabía que no necesitábamos consejo, nos decía que no siempre necesitábamos figurar tan alto en nuestras estimaciones del Libor».

Sorprendentemente, cuando los parlamentarios le preguntaron si creía que Tucker le estaba sugiriendo que bajase sus estimaciones de la tasa de interés a la que pedirían prestado dinero, Diamond dijo que no. El segundo de Diamond, Jerry de Missier, interpretó exactamente lo contrario y le indicó a los traders que esa era la instrucción que venía del banco central con aparente sanción del gobierno: manipulen las cifras. Más sorprendente aún, Diamond indicó que en ningún momento él y De Missier hablaron sobre la interpretación que había que darle a esa conversación.

Como con Ruppert Murdoch, Diamond se refugió en la ignorancia. La tasa Libor es crucial para todo el sistema financiero internacional, pero el director del Barclays no sabía que entre 2005 y 2009 su propio banco manipulaba la información que suministraba a la asociación de banqueros británicos para alterar la tasa de interés.