Una semana después de la Cumbre que se presentó como un gran avance, Europa parece volver al punto de partida. Los efectos positivos que se esperaban de la cumbre se han esfumado y la reunión del Eurogrupo que se celebrará el lunes 9 de julio corre el riesgo de realizarse de nuevo en un ambiente […]
Una semana después de la Cumbre que se presentó como un gran avance, Europa parece volver al punto de partida. Los efectos positivos que se esperaban de la cumbre se han esfumado y la reunión del Eurogrupo que se celebrará el lunes 9 de julio corre el riesgo de realizarse de nuevo en un ambiente de crisis y tensión.
Este viernes, el tipo de interés de la deuda española a diez años ha vuelto a situase al nivel anterior a la fecha del gran acuerdo europeo: 7%. Lo mismo ha ocurrido con los interés para Italia, que se han situado por encima del 6%. España e Italia, que se presentaron como los grandes beneficiarios de la cumbre, continúan estando en la misma situación crítica que antes del mismo.
Por otra parte, Grecia, que había desaparecido momentáneamente de la escena, vuelve a primera plana con motivo de una nueva misión de la Troika (FMI, BCE, la Unión Europea) que aterrizó en Atenas para evaluar el programa de rescate. Las primeras cifras publicadas dan la impresión de que la economía griega está fuera de todo control. Según las últimas estimaciones, la actividad económica puede caer en un 6 y un 7% en 2012, mientras que el presupuesto, que había sido elaborado sobre una previsión del -2,5%, ha sido revisado en abril al -4,5%. Esta vertiginosa caída de la economía en pocos meses es la expresión de una economía atrapada en una espiral deflacionista.
¿Qué está pasando? Lo que ocurre es que todo descarrila al mismo tiempo: los ingresos fiscales son menores de lo esperado mientras que el gasto social aumenta. El déficit presupuestario se sitúa ya entre 1,5 y 2 millones de euros por encima de las previsiones. Los miembros de la Troika requieren al gobierno griego que adopte nuevas y urgentes medidas de austeridad para cumplir los objetivos del programa y descartan cualquier renegociación del calendario establecido por plan de rescate, lo que choca con los compromisos asumidos por el gobierno derechista del recién elegido Antoni Samaras.
Este mismo viernes, el ministro de Hacienda explicaba a duras penas al parlamento que el gobierno no tenía el más mínimo margen de negociación, lo que lleva a algunos a ver riesgos de explosión de la coalición gubernamental. El ministro de Finanzas sueco, Anders Borg, es incluso más pesimista. «Dada la forma en que se ha manejado la situación hasta ahora, no podemos descartar que, al final, Grecia se declare en bancarrota», dijo la noche del jueves.
El euro tiene un precio
Pero las malas noticias llegan de todos lados. El jueves, el anuncio realizado por el presidente del BCE, Mario Draghi, de una reducción del tipo de interés referencial de la zona euro al 0, 75%, confirmaba que la economía europea se deteriora a marchas forzadas. Hay «una desaceleración en el crecimiento en la zona del euro, incluso en países donde antes no ocurría. (..) El crecimiento económico sigue siendo bajo y la incertidumbre va en aumento, lo que pesa negativamente sobre la confianza » dijo, subrayando que toda la zona euro corría el riesgo de conocer una «recesión técnica «en el segundo semestre del año. Una palabra, «técnica», que trata de aliviar el shock de la declaración.
Esta recesión, existente ya en España, Italia, Portugal, está dando lugar a nuevas desviaciones presupuestarias. Portugal ha reconocido este viernes que ha desbordado los límites impuestos por el programa de austeridad europeo: el déficit presupuestario está a punto de alcanzar el 7,6% del PIB, lejos del 4, 5% al que se había comprometido el gobierno para finales de 2012. A pesar de esta desviación, la Comisión Europea considera que Portugal es capaz de cumplir sus compromisos para 2012 aprobados en el marco del plan de ayuda europea de 78 millones de euros.
Para lograrlo, y siguiendo la regla de oro establecida en Europa, el gobierno ha decidido… más austeridad. Los recortes salariales, anteriormente limitados a las y los funcionarios, deberán extenderse a todos los empleado y, entre tanto, se aplicarán nuevos recortes en materia de salud, educación y bienestar.
Es el mismo programa que está en marcha en España e Italia. La próxima semana, el gobierno español de Mariano Rajoy va a presentar un nuevo plan de austeridad de 30.000 millones de euros a lo largo de varios años, que se añaden a los ya previstos 48.000 millones. Este plan incluirá un incremento del IVA, la implantación de un impuesto sobre la energía, nuevos peajes en las carreteras. Mientras, ya se han comenzado a aplicar la reforma de las pensiones, la disminución de los salarios al personal funcionario y los recortes presupuestarios en las Comunidades Autónomas.
Además, y contrariamente a lo que se esperaba tras la cumbre del 28 de junio de la UE, será el presupuesto del Estado español el que, por el momento, deberá rescatar a sus bancos: la Comisión Europea ha anunciado que éstos no podrán acceder directamente al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera hasta 2013. Asimismo, el BCE ha decidido limitar el acceso de los bancos españoles a su fondo de liquidez y ha puesto un límite al monto de los préstamos bancarios garantizados por el Estado.
Por último, el gobierno italiano, confrontado a las mismas desviaciones presupuestarias, aprobó el viernes un nuevo programa de ahorro de 26.000 millones de euros de aquí a finales de 2014: se disminuirán masivamente las subvenciones otorgadas a las empresas, a los partidos políticos y a los sindicatos, y se acelerará la reducción de puestos de trabajo del sector público. De ese modo el gobierno espera poder retrasar el incremento del 2% del IVA hasta el próximo año.
Sin embargo, estos programas de recortes impuestos a sangre y fuego no convencen a los países del norte de Europa que se muestran cada vez más críticos con el mecanismos de ayuda mutua ideado hace dos años; especialmente, después de la última cumbre. De hecho, diputados de la izquierda alemana (Die Linke) y de la coalición de gobierno han recurrido ante el Tribunal Constitucional de Alemania el proyecto de Mecanismo Europeo de Estabilidad aprobado el lunes por el parlamento alemán. Los Países Bajos, por su parte, han remarcado que no están en absoluto dispuestos a relanzar los dispositivos de ayuda europeos.
Para cerrar el círculo, el ministro finlandés de Finanzas, Jutta Urpilainen, dijo el viernes que para comenzar a hacerlo todo bien Finlandia, en nombre de la responsabilidad colectiva de europea, rechazaba pagar la deuda de otros países.
Europa ha vuelto a caer en el escenario demasiado familiar de divisiones internas y callejones sin salida, lo que hacen que la salida de la crisis aparezca cada vez más lejana.
06 /07/2012
http://www.mediapart.fr/journal/eco…
Traducción: VIENTO SUR