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Grecia: declaraciones de Samaras tras el asesinato de Pavlos Fyssas

Demasiadas preguntas sin respuesta

Fuentes: Cuaderno de Atenas

Jueves 19 de septiembre. ¿Hay otras noticias en la prensa que no sean las referentes al asesinato de Pavlos Fyssas? Algunas. El mismo run run de siempre domina diarios como Kathimerini: que si Grecia va por buen camino, que si el gobierno promete el fin de la austeridad y una mejora de las condiciones financieras […]

Jueves 19 de septiembre. ¿Hay otras noticias en la prensa que no sean las referentes al asesinato de Pavlos Fyssas? Algunas. El mismo run run de siempre domina diarios como Kathimerini: que si Grecia va por buen camino, que si el gobierno promete el fin de la austeridad y una mejora de las condiciones financieras con los prestamistas internacionales, que la producción industrial aumentó un 0,8% en los últimos doce meses, que el turismo ha traido la esperanza de la recuperación, bla, bla, bla.

La atención informativa está centrada, sin embargo, en los detalles de la investigación sobre el crimen fascista cometido el miércoles, y no solo en Grecia sino también en Europa. El primer ministro, Antonis Samarás, tuvo que salir en la televisión para dar la cara por el crimen de ayer, después de que diversos medios del continente y personalidades desataran una ola de críticas por su connivencia con la violencia fascista. Pero no explicó nada. O peor, para lo que dijo hubiera sido preferible que no hubiera abierto la boca. Además de los lugares comunes sobre la violencia, la democracia y demás (es todo lo que da de sí) hizo dos afirmaciones antológicas.

La primera en referencia a los «herederos de los nazis». Pero ¿acaso no tiene a uno de ellos en su propio gobierno? Se llama Adonis Yeoryiadis, fue portavoz del moribundo LAOS, un partido de extrema derecha y ultranacionalista. Ahora es ministro de Sanidad y respecto a sus excesos verbales conviene recordar que ha mostrado en varias ocasiones su admiración por el dictador fascista Metaxas (1936-1941), ha puesto en duda la matanza de decenas de estudiantes en el Politécnico (1973) durante la dictadura de los coroneles en Grecia y se ha referido repetidas veces con términos racistas y xenófobos al pueblo judío. Podíamos también tomar a otro, Nikos Dendias, ministro de Orden Público, autor intelectual de los campos de concentración donde miles de inmigrantes están cumpliendo condena, sin juicio y sin cargos, en condiciones deplorables, muchos de ellos desde hace más de un año. Dendias llevó a cabo redadas multitudinarias en el centro de Atenas (bajo el eufemístico nombre de «Zeus hospitalario») perpetradas para limpiar la ciudad porque, los inmigrantes, eran una plaga y una amenaza para la salud pública. ¿No son esas políticas racistas «herederas de los nazis»?

¿O a qué nazis se refiere Samarás? ¿Solo a los que mataron a Fyssas? ¿Y qué podría decir de esos policías que estando presentes en el lugar del crimen decidideron no intervenir y dejar escapar a la treintena de matones que lo asesinaron, según relatan numerosos testigos presenciales? ¿Fueron los mismos que horas después se enfrentaron con piedras a los manifestantes antifascistas al amparo de una columna de antidisturbios? ¿Qué van hacer, Samarás y Venizelos, contra Amanecer Dorado, el único partido que les apoyó en el cierre de la Radio Televisión Pública (ERT)? ¿Endurecerán la ley para que les devuelvan sus votos, o sería contraproducente? ¿O harán como con la propuesta de tipificar los crímenes de odio racial, mirar para otro lado e impedir su trámite parlamentario? ¿Por qué no hay ni un solo miembro del partido fascista condenado por sus acciones violentas (¡y cuidado que las ha habido!)?

Demasiadas preguntas.

Pero si el exabrupto sobre los nazis deja tantos interrogantes, qué decir de su afirmación de que la violencia destruye cualquier posibilidad de sacar al país de la recesión y la crisis económica ¿le parecerá poco violentas sus medidas de austeridad? ¿y el aumento de los suicidios vinculado a ellas? ¿Cómo se podrían calificar el aumento de la pobreza, el desempleo y la malnutrición infantil? ¿No es violento quedarse sin empleo, sin hogar y verse obligado a vivir en la calle o en una tienda de campaña, como esa familia de Volos con 5 hijos que hace unos días salió en algunos medios?

En su apuro por dar una explicación (pero ¿tan breve?) Samarás ha bajado dos peldaños en su descenso por la escalera de la indignidad por donde, hace ya un tiempo, Venizelos le adelantó rodando.

Fuente: http://deatenas.tumblr.com/post/61745561125/demasiadas-preguntas-sin-respuesta