La mafia es, sin duda, la empresa italiana más rentable en el país, con un volumen de facturación anual de más de € 138 mil millones y una ganancia de € 105 mil millones (XIII Informe Sos Impresa 2012). Por el contrario, el Estado logra confiscar a la criminalidad organizada solamente un promedio de € […]
La mafia es, sin duda, la empresa italiana más rentable en el país, con un volumen de facturación anual de más de € 138 mil millones y una ganancia de € 105 mil millones (XIII Informe Sos Impresa 2012). Por el contrario, el Estado logra confiscar a la criminalidad organizada solamente un promedio de € 20 mil millones al año, incluyendo bienes inmuebles y empresas.
En Italia se estima que existen unas 12 mil propiedades -entre apartamentos, villas y terrenos- incautadas a las diferentes formas de mafias, aunque la organización Libera, creada en 1995 con el objetivo de estimular la sociedad italiana en la lucha contra las organizaciones mafiosas, promoviendo legalidad y justicia, asegura que dichos bienes no serían menos de 50 mil, y que, en su mayoría, se encuentran en estado de abandono o subutilizados.
Actualmente, Libera reúne y pone en red a más de 1.600 entre asociaciones, movimientos, organizaciones y cooperativas sociales, unas 4.500 escuelas y más de 12 mil personas particulares, todos comprometidos, desde los territorios, con la construcción de sinergias políticas, socio-culturales y organizativas. Es por eso que, ante esta situación, cuanto menos paradójica, de inercia y lentitud del Estado, Libera ha venido promoviendo la efectiva aplicación de la ley 109/96 sobre la reutilización social de los bienes incautados a las mafias, así como la educación a la legalidad, el compromiso contra la corrupción y el apoyo a las víctimas de las mafias.
Esta ley prevé la asignación de los patrimonios de origen ilícita a aquellos sujetos, sean ellos asociaciones, cooperativas o entes públicos territoriales, que tengan la capacidad de devolverlos a la ciudadanía, a través de servicios y actividades de promoción social y de trabajo.
«Lamentablemente, la Agencia Nacional de los Bienes Confiscados carece de personal, logística y capacidades, y los bienes inmuebles efectivamente reasignados no van más allá de unos 1.500 en todo el territorio nacional», dijo Davide Salluzzo, representante de Libera en la región Lombardía, a Opera Mundi.
Según él, el único camino posible es «empobrecer a las mafias», confiscando su patrimonio y riquezas, sembrando conciencia y valores en la sociedad, restituyendo derechos a la ciudadanía.
«Son organizaciones internacionales con patrimonios enormes y eso incluye al ser humano. Si de verdad queremos derrotar a las organizaciones mafiosas, debemos sustraer los seres humanos de sus garras. Eso solamente se hace restituyendo y garantizando derechos a la población», explicó Salluzzo.
Crisis, pobreza y mafia
Atacar la miseria y combatir la precarización de la vida y del trabajo significa atacar la mafia. De acuerdo con datos del ISTAT (Instituto Nacional de Estadística) de 2013, más de 10 millones de personas viven en situación de pobreza en Italia (600 mil más que en 2012), es decir casi el 16% de la población. Otros 6 millones (1,2 millones más que el año anterior) viven en pobreza extrema y representan otro 10% de la población. Todo esto significa que uno de cada cuatro italianos enfrenta serios problemas de sobrevivencia.
De igual manera, la Eurostat (Oficina Europea de Estadística) advierte que uno de cada tres italianos está en riesgo de caer en pobreza y que los menores de edad son los que más están sufriendo esta situación. Durante el último año se ha duplicado la cantidad de jóvenes pobres -de 723 mil a 1,5 millones- y el desempleo juvenil ha alcanzado la cifra record de 44% a nivel nacional y 60% en el sur del país.
Si a esta situación le agregamos que existen más de 3 millones de trabajadores precarizados y que la Comisión sobre la Ocupación de la Unión Europea estima en un 12% el porcentaje de trabajadores cuyo salario no les ajusta para terminar el mes, resulta evidente que la desesperación de miles de personas se convierte en un verdadero caldo de cultivo para la proliferación de las actividades mafiosas, el reclutamiento de nuevos adeptos y la violencia criminal.
«Si para las personas la crisis es una condena y es fuente de desesperación, para las mafias es una gran oportunidad. Si juntamos los efectos de la crisis con la debilidad de la política y con la falta de ética y responsabilidad, el resultado es catastrófico», dijo don Luigi Ciotti, presidente de Libera.
Responsabilidad que viene desde abajo
De acuerdo con el sacerdote, la lucha contra la pobreza debe ser replanteada desde abajo y en términos de interdependencia entre las personas. «No podemos exigirle a la política y a las instituciones que se comprometan contra las mafias, si nosotros no somos responsables y no hacemos lo mismo», agregó.
También es evidente la relación muy estrecha que existe entre mafia y corrupción. «No podemos derrotar la mafia si no combatimos la corrupción. Se trata de una batalla cultural y tenemos que trazar un surco bien definido, transformando nuestra indignación en propuestas, compromisos y mayor responsabilidad», alertó el presidente de Libera.
Esta visión ha llevado las diferentes organizaciones que integran a Libera a replantear estrategias e instrumentos. A lo largo de dos décadas se han impulsado diferentes proyectos y propuestas concretas, que han abierto una brecha de esperanza en el tejido social italiano.
Ejemplo de ello son, entre otros, los proyectos «Libera Tierra» que fomenta la producción cooperativa de alimentos en terrenos incautados a la mafia; «Libera Escuela» y «Libera Universidad» que promueven la educación para la legalidad, y la campaña «Miseria Ladra» para dar respuestas inmediatas y concretas a la crisis económica y social, fortalecer la participación ciudadana y revitalizar la democracia.
«SOS Justicia» que acompaña las denuncias de quiénes sufren el acoso de la mafia, «Salva Familia» que brinda un amplio apoyo a los núcleos familiares que viven en la indigencia y «Libera Welfare» que impulsa el reutilizo para fines sociales de bienes inmuebles incautados a las mafias, son otros de los proyectos que promueve Libera.
«No es posible que llevemos 400 años hablando de la camorra, 150 años hablando de Cosa Nostra y 120 años hablando de la ‘ndrangheta. Tenemos que juntar todas nuestras capacidades y competencias. Debemos acelerar nuestra intervención porque las mafias son más rápidas. En fin, tenemos que convertir las palabras en hechos concretos, en prácticas, en acción», subrayó don Ciotti durante la inauguración, en octubre pasado, de una nueva edición de Contromafie.
Contromafie es un evento donde asociaciones y organizaciones comprometidas contra las diversas formas del crimen organizado y la corrupción se encuentran, para comparar estrategias y caminos, desarrollar propuestas y promover acciones concretas, buenas prácticas de libertad ciudadanía, información, derecho, justicia y solidaridad.
El norte es tierra de mafia
En el imaginario colectivo, la mafia es algo que atañe al sur de la península italiana. No hay nada más equivocado. «Libera Casa», la nueva sede de Libera en Lombardía, se encuentra en la ciudad de Trezzano sul Naviglio, en las afueras de Milán. El inmueble, que fue incautado a la criminalidad organizada y, sucesivamente, destinado por fines sociales a Libera, es dedicado a Angelo Vassallo, alcalde de Pollica, provincia de Salerno, asesinado por la mafia en 2010.
De acuerdo con datos de Libera, durante las últimas dos décadas (1992 y 2014) la guerra de mafia ha dejado un saldo trágico de 3.500 muertos. «Decidimos abrir esta nueva sede en un inmueble confiscado y en un territorio de mafia, donde el consejo municipal ha sido disuelto tres veces por corrupción y donde hay una propiedad incautada a la mafia cada mil habitantes. Es una señal muy fuerte que estamos lanzando a la sociedad», advirtió Davide Salluzzo.
La búsqueda de alianzas y la construcción de redes territoriales ha sido la prioridad durante estos primeros meses. «Las mafias deben devolver lo que han robado para que podamos crear desarrollo y ocupación. La única forma para lograrlo es trabajar en red y estimular políticas de contraste a la pobreza, que siembren justicia y debiliten la cultura mafiosa», continuó el responsable de Libera Casa.
Entre las primeras actividades desarrolladas destaca la producción y comercialización de bienes de Libera Terra. Cada producto lleva en su etiqueta el nombre de una víctima de la mafia, como el vino tinto «Placido Rizzotto», sindicalista secuestrado y asesinado por Cosa Nostra en 1948, o el aceite de oliva extra virgen «Barbara Rizzo», en homenaje a la mujer que perdió la vida en 1985, junto con sus hijos Giuseppe e Salvatore, en la explosión de una autobomba destinada a asesinar a un magistrado.
De igual manera, la producción de miel es el resultado de la reforestación de 18 hectáreas de un vasto terreno incautado al capo mafioso Salvatore Di Marco. «El bosque de los 100 pasos», como fue llamado, se refiere al título del libro y la película que cuentan la historia del joven activista siciliano Peppino Impastato, quien desafió la cultura del silencio y el miedo que da poder a la mafia, y que fue brutalmente asesinado en mayo de 1978.
«Ante la globalización y la reorganización de las mafias, debemos globalizar, fortalecer y reorganizar nuestro proyecto, con el ojo bien puesto en los jóvenes y las fuerzas vivas que existen en los territorios», concluyó Salluzzo.
Fuente original: Opera Mundi (portugués)
Fuente en español: LINyM
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