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Es sorprendente ver la inmediata respuesta europea, su capacidad de movilización y su elogio de la resistencia cuando esta es “blanca, rubia y de ojos azules”.
En octubre de 2021 el Equipo de la Sociedad Civil Palestina para la Mejora de la Transparencia del Presupuesto Público reveló que el sector de la seguridad de la Autoridad Palestina (AP) sigue recibiendo la mayor parte del presupuesto de la AP.
Tras 11 días de conflicto y más de 250 muertos, el 21 de mayo se aplicó un alto el fuego entre Israel y Hamás. La violencia que tuvo lugar en ese espacio de tiempo hace del enfrentamiento el más trágico y crítico de casi una década. Hemos formulado tres preguntas a Alaa Tartir, investigador y coordinador académico del Instituto Universitario de Estudios Internacionales y del Desarrollo, para intentar comprender las lecciones de los últimos acontecimientos para el pueblo palestino, para la región y para la comunidad internacional.
Al igual que en las oleadas de indignación que estallaron en octubre de 2015 y julio de 2017, la última acción popular en Jerusalén representa la política de resistencia en su forma más elocuente. Las combativas acciones colectivas en Jerusalén han desencadenado e inspirado en toda Palestina un levantamiento embrionario cuyo objeto es abordar las causas de la fragmentación palestina y unificar la voluntad política y los medios de lucha contra al colonialismo de asentamiento y el apartheid israelíes.
Desde hace décadas la ayuda estadounidense a la AP está dirigida a consolidar su papel como subcontratista de la ocupación israelí para abaratarla y prolongarla en beneficio de la economía de Israel, mientras se intensifica la fragmentación palestina y se veta el potencial democrático palestino.
Los diferentes actores involucrados en el “conflicto palestino-israelí” y en el llamado proceso de paz van a recibir a la Administración Biden de distintas maneras. Pero su condición de “falso agente de la paz” seguirá siendo una constante al igual que lo ha sido en las anteriores administraciones de Estados Unidos. Aunque es posible que introduzca algunos cambios cosméticos menores, no especulamos al afirmar que la Administración Biden seguirá hacia Israel-Palestina la misma manida y fracasada política estadounidense de siempre para lograr la paz.