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El caso fue emblemático y, al mismo tiempo, quedó algo olvidado: en 2006, la hija menor de Vicenta Avendaño, una adolescente con retraso madurativo, quedó embarazada después de un abuso intrafamiliar. Vicenta atravesó con todas las dificultades imaginables la burocracia estatal, no consiguió el aborto que su hija necesitaba y en 2014 logró que la ONU condenara al Estado argentino. Vicenta, la cuarta película de Darío Doria, cuenta la historia de las dos mujeres de una manera inesperada: es una recreación poética del caso que recupera el archivo periodístico y las sentencias de la justicia, usando una extraña técnica artesanal: los protagonistas no son personas sino muñecos de plastilina muy expresivos pero inanimados, que habitan una narración letárgica y densa: la voz que narra es la de Liliana Herrero. Vicenta se estrenó y fue premiada en el Festival de Mar del Plata y ahora puede verse en Cine.ar hasta febrero.