“Honduras tiene problemas estructurales que ameritan la intervención del mercado cambiario por el Banco Central, ya que las exportaciones por lo general no responden tan rápido frente a una devaluación, generándose mayor incertidumbre, inflación y deterioro de los salarios” (Juan José Espinoza, economista de Banca Central)
Era de esperar que el ascenso al poder por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), traería cambios en el manejo de la política económica del gobierno, frente al “matrimonio” del presidente Juan Orlando Hernández (JOH) con el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde el control de los agregados monetarios, baja inflación y acumulación de reservas internacionales se considera uno de sus principales logros. El gobierno cerró con una tasa de inflación de 5.32% y Reservas Internacionales Netas (RIN) de 8,531.9 millones de dólares (enero del 2022), equivalente a más de 7 meses deimportaciones; pero, además, mantuvo una tasa de crecimiento del PIB positiva en casi todo el periodo (s), endeudamiento y corrupción visibles.
Es una política que se acompaña además de medidas del Banco Central por liberalizar el mercado cambiario, y avanzar en la adopción oficial de un régimen de metas de inflación con mayor autonomía de la institución, evitando (en teoría) la injerencia del poder ejecutivo y políticos.
El gobierno de Xiomara Castro retomó el control del mercado cambiario, restituyendo el mecanismo de subasta de divisas aprobado en el Gobierno del Presidente Carlos Roberto Reina (1994-1998), se debilitó en el gobierno de Porfirio Lobo Sosa (2010-2013) y prácticamentefue eliminado en el gobierno de JOH. Esta decisión se cuestionada por considerarla un “cepo cambiario”, o sea un control del Banco Central a la compra y venta de divisas.[1] Aunque no fue muy visible, la liberalización del mercado cambiario fue una exigencia del FMI al gobierno anterior, empezando por devolver su control a los agentes cambiarios, especialmente los bancos y sus principales socios: los exportadores.
Desde inicios de 2023, las voces en contra de la política cambiaria del Banco Central se han hecho permanentes, muchas de ellas aparecen ya como denuncias por impactos negativos de dicha política en la producción agrícola a falta de dólares para la importación de insumos y pagar deudas, y de clientes de los bancos que no les permiten retirar de “tajo” la cantidad de dólares que necesitan. Los importadores se quejan de la tardanza por la entrega de los dólares solicitados, y otros porque no se entregan, buscando suplirse del mercado no oficial.
Hay economistas como Ricardo Lagos que consideran errática la política cambiaria del Banco Central, impactando negativamente en la cantidad de reservas internacionales en poder de éste, ya que por mantener un equilibrio en el mercado cambiario y no permitir una eventual devaluación del lempira frente al dólar, el Banco Central tiene que recurrir a las reservas, tratando de restituirlas con más endeudamiento externo frente a la caída de las exportaciones de los productos agrícolas principalmente. Esta política, es la que presiona para el surgimiento de un mercado paralelo o “negro”, tal como se hizo visible en el gobierno del presidente José Simón Azcona (1986-1989), que justificó la devaluación del lempira-en exceso- por el gobierno de Rafael Callejas Romero (1990-1993).
En la actualidad, el monto de Reservas Internacionales Netas es de 6,910. 4 millones de dólares, equivalente a 4.4 meses de importaciones, que sigue estando arriba del límite, unos 3.7 meses de importaciones para una economía hondureña que cada vez se alimenta más de las importaciones para producir, siendo evidente un aumento del déficit comercial. En 2022, el déficit en balanza comercial fue de 6,148.8 millones de dólares y bajó a 6,039.5 en 2023, esperándose para 2024 un aumento.[2]. El mayor endeudamiento ejerce presión también sobre dichas reservas, como un medio de garantizar el pago del servicio de la deuda. A inicios del gobierno, se tuvo que recurrir a un préstamo del Banco Central de 2,000 millones de dólares para cubrir gastos de inversión y pagos de deuda.
Según cifras de la Secretaria de Finanzas, “el servicio de la deuda pública externa pagado por la Administración Central de Honduras entre el mes de enero a diciembre del 2023, ascendió a un monto de US$833.2 millones. Del total del servicio de la deuda pagado, el 58% (US$482.3 millones) corresponde al pago de capital, el 41% (US$338.1 millones) al pago de interés y el 1% (US$12.8 millones) al pago de comisiones”. [3] Estos compromisos son un legado del gobierno pasado mayormente, utilizándoselos fondos para cubrir la demanda de divisas y estabilidad cambiaria, pero también para cerrar brecha fiscal, garantizar importaciones esenciales y pagar deuda[4].
Las RIN son importantes también para enfrentar lo que se denomina los shocks de liquidez, tal como se le presentó a Honduras en 2022, al no poder conseguir recursos financieros a bajo costo. “Un país sufre un shock de liquidez cuando no es capaz de conseguir —a un precio razonable— el financiamiento de corto plazo que necesita, ya sea para pagar sus obligaciones o para continuar con el normal funcionamiento de sus negocios. En otras palabras, si el país fuese capaz de conseguir financiamiento de corto plazo, entonces sería también capaz de cumplir con el resto de sus compromisos. El problema es que, dependiendo de la vulnerabilidad de los balances de las empresas, del gobierno o del sistema financiero, episodios puntuales de iliquidez pueden dar paso a situaciones graves de insolvenciay en última instancia desencadenar una crisis”[5].
La mayor disponibilidad de RIN ayuda también a aumentar la credibilidad del país frente a la banca internacional y los propios organismos financieros, sumado a las manifestaciones de apoyo a la política cambiaria por la banca privada y demás agentes económicos, que asumen que el gobierno tiene una garantía sólida para cubrir sus deudas y demanda de dólares, con menor incertidumbre. No obstante, contrario al pasado donde el ciclo estacional era más marcado, hay evidencia que la demanda de divisas muestra una brecha mayor si se compara con la oferta de dólares, explicado por la inestabilidad de las exportaciones y precios, y erosión de la capacidad de endeudamiento, aunque evidente el aumento de los flujos de remesas del exterior, la principal fuente de divisas del país.
A ello se agrega el aumento de la mayor demanda de dólares por motivos precautorios, o sea que los demandantes tratan de cambiar lempiras a dólares para protegerse de futuras depreciaciones de la moneda nacional. Pero también, hay evidencia de sesgos especulativos cuando agentes económicos o público en general, transan divisas fuera de los agentes cambiarios autorizados por el Banco Central, lo cual da origen a un mercado no oficial de divisas sin que se tenga algún control.[6]
Al 10 de julio de 2024, los ingresos de divisas sumaron 9,285.1 millones de dólares, y la demanda 9,607.1 millones de dólares, una brecha de 322 millones de dólares. (Banco Central, 11-07-2024).
Los bancos y demás agentes cambiarios presionan por una mayor liberalización del mercado cambiario avalados por el FMI, pero hay un fuerte grupo de importadores ligados a la industria y comercio que les favorable una política de no devaluación, incluso apoyan apreciaciones manifiestas del lempira frente al dólar y rezagos en el ajuste requerido. El gobierno se beneficia de una política de no devaluación acelerada, aceptando una política de minidevaluaciones que, frente a los problemas de perdida de reservas y caída de las exportaciones, estas pueden generalizarse. No obstante, exportadores y OFIs, siguendefendiendo la tesis que el principal instrumento para mejorar la competividad del país es garantizarla no apreciación de la tasa de cambio en forma sostenida, y adoptar una política de liberalización del mercado cambiario.
Hay quizá factores de inestabilidad que el gobierno de la Republica y autoridades monetarias en particular deben tomar en cuenta.
Lo primero refiere a los retrasos en la primera evaluación del Convenio suscrito con el FMI, donde hay un compromiso de garantizar reservas internacionales para cubrir cinco o seis meses de importaciones, pero también ajustes en la tasa de cambio (minidevaluaciones) y avance en la mayor flexibilidad del mercado cambiario tal como se exigió al gobierno (s) de JOH. Una evaluación no positiva, implica para el gobierno adoptar medidas restrictivas como ajustes en la Tasa de Política Monetaria (TPM) y mayor devaluación. En el Programa Monetario 2024-2025, la meta es garantizar 5 meses o más meses de importaciones, por lo que el Banco Central debe ajustar dichas meta a futuro.
Este Acuerdo de 36 meses le permite al país acceder a unos 830 millones de dólares para financiar reformas económicas, donde la creación de nuevos espacios fiscales y flexibilidad cambiaria, sostenibilidad del sector energético e institucionalidad y mejora de la resiliencia ante el cambio climático, se consideran objetivos de política. Se han obtenido unos 117 millones de dólares, por lo que se esperan los resultados de la evaluación.
En el comunicado de prensa N. 23/287 del FMI del 11 de agosto de 2023 se habla que “El Banco Central de Honduras (BCH) seguirá apoyando el proceso de desinflación que está en curso y adoptará todas las medidas necesarias para garantizar que el tipo de cambio no se vea sometido a presiones excesivas. A lo largo del programa, y con asistencia técnica del FMI, el BCH seguirá fortaleciendo el marco de las políticas monetaria y cambiaria con miras a preservar la competitividad externa y crear las condiciones necesarias para transicionar gradualmente hacia un sistema que guarde los equilibrios, competitivo, y eficiente en la asignación de divisas y proteja la estabilidad del tipo de cambio”.[7]
Lo segundo se relaciona con la caída de las exportaciones, en teoría la principal fuente de divisas del país, donde influyen factores externos e internos, ejemplo caída de precios y fuertes lluvias en la zona norte y sur de Honduras que afectan los cultivos. A ello se suma la salida de ciertas empresas ligadas mayormente al sector maquilador, aduciendo aumento de costos y perdida de mercados.
“A mayo de 2024 el déficit comercial con el exterior sumó USD3,291.0 millones mayor en USD461.9 millones respecto a 2023, explicado por un alza en las importaciones de mercancías generales y maquila de 3.8% y 2.8%, en su orden, lo que fue acentuado con la disminución en las exportaciones de nuestros principales productos de exportación atenuado por el aumento en las exportaciones de la industria maquiladora, esencialmente de arneses para uso automotriz. Las exportaciones se situaron en USD4,824.7 millones reflejando una disminución interanual de 3.6% (USD179.5 millones), provocada por una serie de factores externos e internos, especialmente los relacionados con restricciones exigibles por socios comerciales como tasas y certificaciones, reducción en volúmenes producidos por cambio climático, plagas y enfermedades fitosanitarias entre otras, lo que ha impactado fundamentalmente en el comportamiento de las exportaciones de café, aceite crudo de palma, camarón y banano”.[8]
Otra fuente de divisas, la Inversión Extranjera Directa (IED), aumentó en 2023 al superar los 1,000 millones de dólares, pero es insuficiente para un país como Honduras. El gobierno ha venido aumentado los montos de inversión pública para apoyar sectores productivos y de infraestructura económica y social, ocupando más recursos y además honrar sus deudas. Se espera que estas inversiones ayuden a complementar los recursos requeridos de inversión privada en 2024 y 2025, y se cierre con mayores montos de IED, siendo las empresas chinas una fuente importante.
Los programas masivos de empleo deben también hacerse visibles. Se muestra un mayor acercamiento del gobierno con el sector privado, y debe haber avances en la ejecución de estos programas. La Ley de Justicia Tributaria con sus reformas debe ser aprobada por el Congreso de la Republica, y no utilizarse por ciertos empresarios como condición para acompañar las políticas y programas de empleo masivo para 2025.
Hemos venido insistiendo que, en este marco, hay que hacer un uso más productivo de las remesas familiares, canalizando los recursos a sectores considerados en otrora dinámicos: agrícola, forestal, industrial, construcción y Mi pymes. El aumento de los flujos de remesas ha sido importante, alcanzando 8,683.6 millones de dólares en 2022, unos 9,177.8 en 2023 y esperando captar 9,900 millones de dólares en 2024. Una pregunta que surge es donde están las iniciativas de inversión locales y regionales para que la mayoría de estos recursos se vayan a inversión y no a consumo, mayormente importado, que presiona sobre la demanda de divisas.
Es tiempo de lograr un consenso entre actores del agro nacional, ya que el concepto de “recuperaciones de tierras” se ha distorsionado al permitirse que grupos irregulares tomen posesión de fincas con cultivos, donde es evidente la ausencia de campesinos. Con el “boom” del aumento de las siembras de plantaciones de coca y mariguana, ha subido la demanda de tierras, siendo parte de estos grupos –poco visibles-personas ligadas a la producción y venta de drogas.
Hay que evaluar el impacto de la Ley para la Modernización y Desarrollo del Sector Agrícola (LMDSA) y del RD-CAFTA, para demostrar que la tierra se ha reconcentrado en el agro nacional y mucha de ella permanece ociosa, que puede ser adjudicada a verdaderos campesinos (as), sin tierra y que no fueron beneficiado antes, especialmente mujeres. Para miembros de la empresa privada, la solución buscada con el Comisionismo Agrario creado por la presidenta Xiomara Castrono ha funcionado, y más bien, “unas 66 mil manzanas de tierra han sido invadidas, producto de esas acciones se han perdido unos 220 mil empleos, lo que se traduce en 2,400 millones de lempiras que se dejan de invertir, según el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP)[9]. Se reconoce que se han recuperado unas 11,000 manzanas, pero los ocupantes regresan a las fincas, además que se posicionan de tierras que deberían ser adjudicadas a pueblos originarios con la entrega de títulos colectivos de propiedad. Hay incluso empresarios que reclaman estas tierras como suyas no de las comunidades étnicas.
A partir de Septiembre de 2024 se inicia oficialmente la carrera por las candidaturas internas para la presidencia de Republica (2026-2030) en los partidos políticos previstas para marzo de 2025, y la elección de los demás aspirantes a diputados y alcaldes. La tradición dice que, en periodos electoreros, el gobierno abandona la disciplina fiscal y reajusta partidas presupuestarias para apoyar aquellas promesas de campaña de mayor proyección e impacto social, como la entrega de bonos. Honduras ocupa garantizar que los programas y proyectos de inversión productiva, económica y social de mayor plazo no se descontinúen, haciendo visibles sus beneficios para la población.
Las presiones por una mayor flexibilidad de la política cambiaria serán apoyadas incluso por fuerzas políticas ligadas a los partidos tradicionales. El mecanismo de Subasta de Divisas se aprobó en un gobierno liberal, pero parece ser que los precandidatos a la presidencia de la Republica están a favor de liberalizar el mercado cambiario. Hay que dar un voto de confianza al Banco Central de Honduras el manejo de la política cambiaria, al menos que los límites del riesgo e incertidumbres actuales sean mayores.
Notas:
[1]Para Rebeca Santos, presidenta del Banco Central, la decisión se justifica porque unas 25 empresas eran las que más se beneficiaban con la distribución de las divisas, dejando por fuera a los demandantes pequeños. Ver comparecencia en programa Frente a Frente de Televicentro, 13 de marzo de 2024. Lo mismo debería decirse de la Banca, la cual presenta características oligopólicas, siendo unos 3 o 4 Bancos los que controlan el mercado de captación y venta de las divisas.
[2]Hay quienes justifican una devaluación cuando es visible y persistente el ensanchamiento del déficit en balanza comercial del país, donde las exportaciones cada año son insuficientes para cubrir la demanda de importaciones, al estimularse por la vía del diferencial del precio de la moneda (abaratamiento de la moneda local), y desestimular las importaciones por un mayor costo de la moneda fuerte, el dólar. El problema es que, países como Honduras, enfrentan rigidez a la baja de las importaciones, ya que son esenciales para el funcionamiento de la economía y atención de las personas. El efecto sustitución de bienes importados opera como una política valida, pero se ocupa más inversión y decisión política.
[3] Ver Informe de la Secretaria de Finanzas (SEFIN) sobre “ La Deuda Publica de la Administración Central de Honduras IV Trimestre 2023 (cifras preliminares), Tegucigalpa, DC, pág. 10,
[4]Es de destacar que también han aumentado los pagos por servicio de la deuda interna que, en 2022, sumaron más de 1,370 millones de dólares, ejerciendo presión al financiarse en parte con préstamos externos. Ver SEFIN, “Rendición de Cuentas Sobre la Gestión de la Administración Publica 2022.Tegucigalpa, DC, Abril de 2023, pág.9.
[5]Ver a Claudio Soto y Alberto Naudon, ed .tal“Acerca de Nivel Adecuado de Reservas Internacionales: El Caso de Chile”, en Revista de EconomíaChilena, Volumen 7, N, 3, Banco Central de Chile, diciembre de 2004.
[6]Recién el Banco Central de Honduras desautorizó a las personas naturales o jurídicas para que negocien divisas fuera de los agentes cambiarios autorizados por el banco, su incumplimiento genera una multa de hasta 10 veces el valor de la transacción e incurre en un delito por desobediencia a la autoridad. Ver Comunicado de Banco Central de Honduras del 16 de julio de 2024.
[7]Ver Comunicado del FMI. Washington, DC
[8]Ver Boletín de Prensa N.54/2024, sobre Déficit Comercial, Banco Central de Honduras, Mayo de 2024.Tegucigalpa, Honduras.
[9]Ver declaración de Víctor Ramos, expresidente de la Cámara de Comercio e Industrias del el Progreso, Yoro, en TuNota.com, 16 de julio de2024.
Javier Suazo. Economista hondureño, especializado en políticas económicas y estudios doctorales en economía, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNAH.
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