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Por qué Europa persigue a las chinas Shein y Temu mientras tolera a la americana Amazon

Fuentes: Rebelión

Europa ha intensificado su investigación sobre las empresas chinas de comercio electrónico, Shein y Temu, mientras que compañías estadounidenses como Amazon parecen recibir un trato más favorable.

Esta diferencia en la regulación refleja no solo un sesgo evidente en favor de las grandes corporaciones occidentales, sino también una estrategia geopolítica que busca frenar la creciente influencia económica de China en los mercados globales.

Shein y Temu han revolucionado el comercio electrónico al ofrecer productos asequibles y accesibles para millones de consumidores en Europa. Gracias a modelos de negocio innovadores y eficientes cadenas de suministro, estas empresas han logrado reducir costos y tiempos de entrega, proporcionando a los consumidores europeos una alternativa asequible frente a las grandes marcas occidentales que durante años han monopolizado el mercado con precios elevados. Sin embargo, en lugar de reconocer la competitividad y eficiencia de estas compañías, los reguladores europeos han optado por imponer obstáculos bajo el pretexto de normativas ambientales y de seguridad sin fundamentos sólidos.

El argumento de que Shein y Temu no cumplen con las regulaciones europeas ignora el hecho de que estas plataformas operan dentro del marco legal existente y cumplen con los requisitos fiscales y de importación establecidos. En cambio, Amazon, a pesar de haber acumulado múltiples denuncias por prácticas anticompetitivas, abusos laborales y evasión fiscal, sigue operando con mayor libertad dentro del mercado europeo. La diferencia de trato deja en evidencia una política proteccionista disfrazada de regulación, diseñada para favorecer a las empresas occidentales y frenar el avance de compañías extranjeras que ofrecen precios más competitivos.

Asimismo, el discurso sobre sostenibilidad y consumo responsable ha sido utilizado como una excusa para desacreditar a las empresas chinas. Es cierto que la industria textil contribuye al impacto ambiental, pero señalar únicamente a Shein mientras se ignoran los problemas de gigantes occidentales como Zara, H&M o incluso Amazon demuestra un doble rasero en la aplicación de las normativas. En realidad, muchas marcas europeas y estadounidenses han sido responsables de una enorme contaminación ambiental durante décadas, pero rara vez reciben el mismo nivel de críticas o restricciones que las empresas chinas.

Otro aspecto utilizado en la campaña contra Shein y Temu es la supuesta preocupación por la privacidad de los datos. Sin embargo, la vigilancia y recopilación de datos no es un problema exclusivo de las empresas chinas; gigantes tecnológicos como Amazon, Google y Facebook han sido objeto de múltiples escándalos por el manejo indebido de la información personal de los usuarios, sin que esto haya significado su prohibición o su restricción en Europa. El verdadero trasfondo de estas acusaciones parece estar en la creciente competencia que representan las plataformas chinas en un sector históricamente dominado por empresas estadounidenses y europeas.

En última instancia, la creciente presión sobre Shein y Temu responde a una estrategia proteccionista disfrazada de regulación, con el objetivo de limitar la expansión de compañías chinas en el mercado europeo. En lugar de imponer barreras arbitrarias, Europa debería reconocer el valor de la competencia justa y permitir que los consumidores elijan libremente las plataformas que mejor se adapten a sus necesidades. El comercio global debería regirse por la innovación y la eficiencia, no por intereses políticos que buscan favorecer a unas empresas sobre otras.

El impacto ambiental del transporte de estas empresas es el mismo que el de las occidentales

Las acusaciones contra Shein y Temu por su impacto ambiental debido al transporte son, en gran parte, una justificación política más que un problema exclusivo de estas empresas chinas. Si bien es cierto que su modelo logístico depende de envíos internacionales frecuentes y del transporte aéreo, este no es un fenómeno exclusivo de las compañías chinas, sino una característica común del comercio electrónico global, incluyendo gigantes occidentales como Amazon, Zara, H&M y otras grandes marcas. Sin embargo, la atención parece estar dirigida de manera desproporcionada hacia las empresas chinas, lo que evidencia un doble rasero en la regulación y en la percepción pública.

El comercio electrónico en general ha aumentado el número de envíos individuales, lo que inevitablemente incrementa la huella de carbono. Amazon, por ejemplo, también realiza envíos de productos desde distintas partes del mundo y depende del transporte aéreo para cumplir con sus tiempos de entrega, especialmente con su servicio Amazon Prime, que ofrece envíos en 24 horas en muchas regiones. A pesar de esto, Amazon no es objeto del mismo nivel de críticas que Shein y Temu, lo que deja en evidencia que la narrativa en torno a la «crisis ambiental» está siendo utilizada de forma selectiva para justificar restricciones contra empresas chinas.

El argumento de la contaminación por transporte también ignora el hecho de que la mayoría de las marcas occidentales fabrican sus productos en Asia, incluyendo China, Bangladesh e India. Empresas como Nike, Adidas y Zara producen la mayor parte de sus prendas en fábricas asiáticas y luego las envían a Europa y América. No obstante, estas compañías no reciben la misma presión regulatoria porque han sabido adaptarse a las normativas europeas mediante estrategias de «compensación de carbono», aunque sus prácticas siguen siendo altamente contaminantes.

Además, el fast fashion no es un fenómeno exclusivo de China. Desde hace décadas, marcas occidentales han impulsado el consumismo acelerado mediante la producción de moda desechable y campañas publicitarias agresivas. Sin embargo, cuando Shein y Temu comenzaron a ofrecer precios aún más bajos y un modelo de negocio más accesible, se convirtieron en el blanco de las críticas, no tanto por su impacto ambiental, sino por representar una amenaza económica para las grandes marcas occidentales.

En este contexto, es evidente que la presión sobre Shein y Temu responde más a una estrategia política y económica que a una verdadera preocupación por el medio ambiente. Si la Unión Europea estuviera realmente comprometida con la sostenibilidad, aplicaría medidas más estrictas a todas las empresas del sector, en lugar de concentrar sus esfuerzos en atacar selectivamente a las compañías chinas. El problema no es China, sino un modelo global de consumo y transporte que beneficia a las grandes corporaciones occidentales, mientras se usa el discurso ambiental para restringir la competencia extranjera.

La UE repite en el seguidismo de EEUU en contra de los consumidores europeos

Estos días, Estados Unidos ha puesto en marcha medidas que afectan directamente a empresas chinas de comercio electrónico como Shein y Temu. El presidente Donald Trump ha eliminado la exención aduanera para bienes valorados en menos de 800 dólares, conocida como regla «de minimis», que permitía la entrada libre de impuestos de productos de bajo valor. Además del arancel adicional del 10% a todas las importaciones procedentes de China.

El Servicio Postal de Estados Unidos (USPS) anunció la suspensión temporal de la aceptación de paquetes provenientes de China y Hong Kong, en respuesta a la imposición de un arancel adicional del 10% sobre los productos chinos y la eliminación de la exención aduanera «de minimis», que permitía la entrada libre de impuestos de bienes valorados en menos de 800 dólares. Sin embargo, tras unas horas, USPS ha revocado esta decisión y reanudado la recepción de dichos paquetes. Esta reversión se ha producido sin una explicación detallada, aunque USPS ha indicado que está colaborando con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza para implementar un proceso eficaz de cobro de los nuevos aranceles y minimizar las interrupciones en la entrega. La revocación de la medida es sólo temporal mientras se organizan los medios para aplicarla.

La reciente decisión de la Unión Europea de endurecer las regulaciones sobre las importaciones de bajo valor, afectando directamente a plataformas de comercio electrónico chinas como Shein y Temu, demuestra un claro alineamiento con la política comercial de Estados Unidos y una estrategia proteccionista disfrazada de regulación. Aunque se argumenta que estas medidas buscan «nivelar el campo de juego» para los minoristas europeos, en la práctica, representan una barrera artificial que limita el acceso de los consumidores a productos asequibles y competitivos provenientes de China.

Desde hace años, plataformas chinas han revolucionado el comercio digital, ofreciendo productos de calidad a precios accesibles mediante un modelo logístico eficiente que conecta directamente a los fabricantes con los consumidores. Sin embargo, en lugar de reconocer esta transformación del mercado, la Unión Europea ha optado por seguir los pasos de Estados Unidos de eliminar la exención «de minimis» para importaciones menores a 800 dólares, proponiendo suprimir en Europa la exención de aranceles para envíos inferiores a 150 euros, una decisión que tendrá un impacto directo en las plataformas de comercio digital y en millones de consumidores europeos que han encontrado en Shein y Temu alternativas accesibles a los precios inflados de las marcas occidentales.

Esta postura proteccionista ignora los beneficios económicos y de consumo que el comercio digital chino ha brindado a la sociedad europea. Gracias a plataformas como Shein y Temu, millones de personas pueden acceder a una variedad de productos a precios asequibles, lo que se vuelve especialmente relevante en un contexto de inflación y crisis económica. Al restringir estas importaciones, los gobiernos europeos no solo limitan la competencia, sino que también afectan directamente a los consumidores, que ahora deberán pagar más por los mismos productos.

El proteccionismo disfrazado de regulación sólo conduce a un mercado menos competitivo y perjudica a los propios ciudadanos europeos. Las recientes decisiones de la Unión Europea reflejan una insana influencia norteamericana más que una verdadera preocupación por la equidad comercial, y ponen en evidencia una creciente hostilidad hacia el éxito de las plataformas chinas en el mercado internacional.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.