«Sea bilateral o colectiva, Grecia conseguirá la ayuda sólo bajo unas condiciones estrictas y si se compromete a profundas reformas.» -Michael Meister, vicepresidente parlamentario del CDU alemán- Grecia la tiene que pagar, no puede irse de rositas con la que ha liado. Y no me conformo con que la Unión Europea le imponga duras reformas […]
«Sea bilateral o colectiva, Grecia conseguirá la ayuda sólo bajo unas condiciones estrictas y si se compromete a profundas reformas.» -Michael Meister, vicepresidente parlamentario del CDU alemán-
Grecia la tiene que pagar, no puede irse de rositas con la que ha liado. Y no me conformo con que la Unión Europea le imponga duras reformas sociales, recortes en pensiones y cambios en el sistema sanitario y el mercado laboral, como sugirió días atrás Bruselas. Exijo un castigo mayor: que bombardeemos Atenas, invadamos el país y rapemos la cabeza a sus habitantes. Qué menos, ¿no?
Vale, se me fue la mano. Es que me caliento, después de tantos días leyendo noticias sobre Grecia, convertido en el apestado de la Unión Europea, al que nadie quiere ni dar los buenos días por si los mercados internacionales te toman por amigo de los malditos griegos.
Seguramente los griegos no han hecho los deberes (cómo le gusta esa expresión a los euroburócratas), y ahora pagan sus errores, agravados por la embestida de los mismos granujas internacionales (especuladores, agencias de calificación) que nos llevaron a la crisis. Para casos así siempre ha estado el FMI, dispuesto a rescatar a los países en apuros, ayudando con una mano y apretando con la otra. Pero esta vez la Unión Europea ha decidido que no hace falta llamar al FMI, que nosotros mismos podemos hacer ese trabajo.
A los griegos les espera una mala temporada. Si quieren ser rescatados por Europa, el gobierno socialista deberá enfundarse las promesas de una política más social con que ganó las elecciones hace tres meses, y ya anuncia un duro ajuste que va a doler. «La ayuda no puede salir gratis», anunció Almunia. La van a pagar.
Las cosas funcionan así, claro. Pero estaría bien que esa dureza que los mandamases económicos muestran con la débil Grecia, la hubieran tenido también con todos los bancos, empresas y sectores económicos que en el último año han sido rescatados con dinero público, y a los que no se ha impuesto tutela alguna ni reformas dolorosas.
A los pobres griegos les ha tocado el papel de Bernard Madoff, pagar los platos rotos. Por si acaso, no perdamos de vista lo que pase allí, no sea que otro día nos toque a nosotros.
http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2010/02/11/a-grecia-le-ha-tocado-ser-madoff/