Nada puede borrar esta Revolución de Abril todavía inacabada, en la que todo un pueblo se levantó y ganó el derecho a ser feliz.
Como todas las fechas que marcaron de manera significativa la vida de los pueblos, el 25 de Abril no puede ser descrito como un mero ejercicio de memoria histórica, como un viaje por lo que queda difuminado con el tiempo. No. Lo que sucedió ese 25 de abril de 1974 perdurará más allá de todos los recuerdos, todas las historias particulares, todas las imágenes, todas las contradicciones, todos los intentos de acabar con su significado.
El 25 de abril de 1974, hace exactamente 40 años, una revolución en Portugal germinó, dando vida a las aspiraciones más profundas de las personas. De un día para otro – pero que tenía tras de sí medio siglo de sufrimiento, muerte, fortaleza, lucha, y mucho, mucho coraje y confianza de los que nunca se rindieron – la luz rompió la oscuridad del fascismo y nos mostró los caminos de un nuevo mundo anhelado por la Humanidad.
Nada puede borrar esta Revolución de Abril todavía inacabada, en la que todo un pueblo se levantó y ganó el derecho a ser feliz. Los obstáculos del camino son obstáculos que no nos hace olvidar de que el camino está ahí. Debemos seguirlo. Sea cual sea el mes del calendario, para nosotros siempre será Abril.
Traducido por Javier Chamorro
Fuente original: http://www.avante.pt/pt/2108/emfoco/130029/#.U1oBusxzA4R.twitter