“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, Albert Einstein.
En nuestro país, la crisis del régimen político capitalista, parece no tener cuando terminar. A los acuerdos del gobierno con la oposición centroderechista (expresado en las cuotas de poder en Ministerios como Producción, Transportes, etc.), le ha seguido una mayor ofensiva del golpismo contra el propio Ejecutivo. Logrando que Castillo retroceda en las promesas de campaña (nacionalización de Camisea, Minas, etc.), entregue las “cabezas” de varios ministros, hasta el Lawfare que ha logrado que el inquilino de Palacio termine subordinándose a la OEA.
Así las cosas, las diferencias entre el arco político nacional surgen no sobre la posición de éste ante la OEA (ante quien todos agachan la cabeza), sino ante las salidas que ofrecen las diversas variantes del mismo frente a la crisis política. Algunos políticos de centroderecha y otros de centroizquierda plantean el adelanto de elecciones como una panacea, mientras que otros, desde el lado del castillismo, proponen el cierre del Congreso. No obstante, los trabajadores peruanos ya probamos ambas propuestas.
En el 2019, el entonces presidente Martin Vizcarra, cerró el Congreso, logrando erigirse como el líder semibonapartista que la centroizquierda parecía reclamar. Es así como ingresamos a la pandemia, escenario donde desde Palacio, Vizcarra, logró desenvolver un poder personal gobernando a punta de DS contra los trabajadores. Esta cuestión desembocó en una corrupción espectacular que tuvo su cúspide en el escándalo de Richard Swing y las vacunas VIP.
Es entonces en la revuelta popular de noviembre del 2020, que el Congreso, dirigido por Manuel Merino, terminó vacando a Vizcarra, y las masas terminaron vacando al presidente del Congreso (que no tuvo mejor idea que conformar un gabinete peor que él). Una crisis fenomenal que conllevó a que partidos políticos minoritarios se hagan del poder como es el caso de los partidos Morado y el Frente Amplio, en el Ejecutivo y el Legislativo, respectivamente.
Es en este contexto que Sagasti adelantó las elecciones generales para abril del 2021. ¿El resultado? El ascenso del outsider Pedro Castillo a Casa de Pizarro con un partido (Perú Libre), que terminó más fragmentado que el fujimorismo retrógrado del 2016.
En otras palabras, los trabajadores peruanos, ya hemos experimentado el cierre del Congreso del 2019, y el adelanto de elecciones del 2020, y el resultado es la situación catastrófica en la que vivimos hoy. Una situación donde la clase capitalista explotadora (nacional y extranjera), sigue acumulando multimillonarias ganancias tanto de Reactiva Perú (dándole migajas a las PYMES), como de la explotación fenomenal de la clase trabajadora.
El adelanto de elecciones solo favorecería a candidatos en campaña como Martin Vizcarra, Francisco Sagasti (ambos endeudaron al país emitiendo bonos soberanos con el FMI por $5,000 millones), Daniel Urresti, entre otros. Mientras que el Cierre del Congreso, sería funcional a un gobierno impotente y sometido a los intereses políticos y económicos de la OEA, controlada por EE.UU. y que está llevando a cabo una guerra militar y comercial contra Rusia y China, respectivamente.
Como decía Einstein, “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Por estas razones, para la agrupación Vilcapaza, para aplastar al golpismo e imponer sus demandas, a la clase trabajadora solo le queda, superar el impasse en el que se encuentra e intervenir independientemente de ambos bandos en pugna, a través de un Encuentro obrero y popular, donde se apruebe un Plan de Lucha que plantee aumento de salarios (al nivel de la canasta básica familiar), bonos, aumento de presupuesto para la salud y la educación, subsidios para las familias afectadas por la pandemia y la inflación, pase a planillas de los tercerizados, vivienda para los Sin Techo, embargo y nacionalización de Repsol (sin indemnización), y las palancas fundamentales de la economía para ponerlas a funcionar bajo el control planificado de la clase obrera, en perspectiva de un gobierno de los trabajadores explotados.
César Zelada es dirigente de la agrupación Vilcapaza.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.