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Alemania se aparta del mundo y del derecho internacional

Fuentes: Ctxt

La única postura justificable es unirse a la petición de un alto el fuego inmediato, pero el canciller Olaf Scholz se convierte en cómplice del genocidio al mantenerse firme en su apoyo incondicional a Israel.

Algunos gobiernos occidentales, en particular Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania, todavía apoyan incondicionalmente al Gobierno israelí en su bombardeo a la Franja de Gaza, que, según las autoridades palestinas, ya se ha cobrado la vida de más de más 13.000 personas, entre ellas alrededor de 5.500 niños. Unas 1200 personas murieron en los violentos ataques previos de Hamás en Israel.

Con todo, mientras continúa la destrucción de Gaza, Alemania y sus aliados atlánticos se están apartando cada vez más de la tónica internacional. La Asamblea General de la ONU pidió un alto el fuego el 26 de octubre con una amplia mayoría de 120 votos; tan solo 14 Estados, entre ellos Estados Unidos, Israel y algunos Estados insulares pequeños, como Tonga, votaron en contra; Alemania se abstuvo. La indignación hacia la intervención militar de Israel aumenta en Latinoamérica, África y buena parte de Asia. Bolivia ha roto relaciones diplomáticas con Israel, Sudáfrica está preparándose para dar el mismo paso y otros países, como Chile, Colombia, Turquía y Chad, han retirado a sus embajadores.

La oposición también se siente en Europa. El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió al Gobierno israelí que dejase de matar civiles; los Gobiernos de España e Irlanda han formulado declaraciones similares. En Londres, unas 300.000 personas se echaron a la calle el sábado 11 de noviembre para exigir un alto el fuego.

Los judíos en contra de la guerra también están alzando la voz. En Nueva York, por ejemplo, miles de personas tomaron la estación de tren más grande de la ciudad, Grand Central Station, por iniciativa de la Jewish Voice for Peace (Voz judía por la paz). Su lema, “¡No en nuestro nombre!”, deja claro que el Gobierno israelí no está actuando en representación de la comunidad judía de todo el mundo con la ofensiva que está llevando a cabo.

Mientras tanto, las imágenes del asedio militar al mayor hospital de Gaza, Al Shifa, están dando la vuelta al mundo. Desde que Israel cortara el suministro de energía, alimentación y medicamentos en Gaza hace semanas, la situación en todos los hospitales de Gaza se ha ido haciendo cada vez más crítica, en algunos casos hasta el punto del colapso. Con el avance militar en el hospital de Al Shifa, la situación ha empeorado drásticamente, como confirman los propios médicos. Cientos de pacientes se encuentran en condiciones de alto riesgo, entre ellos docenas de bebés prematuros que han dejado de recibir atención. Docenas de personas en cuidados intensivos con amputaciones, traumatismos y quemaduras graves ya no pueden ser atendidas y están condenadas a morir. El hospital también se ha convertido en uno de los últimos refugios para civiles en el norte de Gaza, en el que miles de personas buscan protección. Israel sostiene que Hamás usa el hospital como base militar, pero de momento no ha aportado pruebas que respalden esta afirmación.

A pesar de todo, el canciller alemán Olaf Scholz se mantiene firme en su apoyo incondicional a la intervención de Israel e insiste en que el gobierno de Netanyahu cumple con la legislación internacional y los derechos humanos. Ha llegado incluso a calificar de “absurdas” las acusaciones de que Israel está vulnerando estos derechos en Gaza. No obstante, apenas cuenta con partidarios que secunden esta valoración. Los principios fundamentales del derecho internacional en caso de guerra son la protección de los civiles, la distinción entre objetivos civiles y militares y la proporcionalidad en los medios. Los ataques a objetivos puramente civiles son crímenes de guerra, como lo es la matanza de un número desproporcionadamente alto de civiles al atacar objetivos militares reales o supuestos. El motivo ofrecido por un portavoz militar israelí para el bombardeo del campo de refugiados de Jabalia el 3 de noviembre fue que un comandante de Hamás estaba “por la zona”. Todavía no se sabe si se le llegó a matar en el ataque. Varias docenas de civiles murieron a consecuencia del bombardeo, un número de víctimas civiles claramente desproporcionado y, por lo tanto, un presunto crímen de guerra.

Los hospitales son objeto de protección especial. El director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, condenó enérgicamente las acciones de Israel el jueves 16 de noviembre: “La incursión militar de Israel en el Hospital Al Shifa en la ciudad de Gaza es totalmente inaceptable. Los hospitales no son campos de batalla. Al amparo del derecho internacional humanitario, los establecimientos sanitarios, los trabajadores de la sanidad, las ambulancias y los pacientes deben ser protegidos y salvaguardados de cualquier acto de guerra. No solo eso, también deben ser protegidos activamente durante la planificación militar”.

Incluso si resulta que Hamás tiene instalaciones militares debajo del hospital, seguiría siendo deber de Israel, en virtud del derecho internacional, proteger al personal y a los pacientes en vez de exponerlos a la muerte. El IV Convenio de Ginebra de 1949, del que Israel también es signatario, obliga a todas las partes a poner la protección de los civiles por encima de los objetivos militares en el caso de que estos últimos se mezclen con población civil.

El convenio también estipula que los niños menores de 15 años deben ser objeto de protección especial por todas las partes del conflicto y que su acceso a la alimentación, medicamentos, refugios seguros e instalaciones educativas debe garantizarse. Israel ya ha violado este convenio al imponer un bloqueo total el 9 de octubre. El ministro de Defensa Yoav Gallant formuló los objetivos sin ambigüedades, en una clara contravención del derecho internacional: “No habrá electricidad ni comida ni agua ni combustible”.Desde entonces, Israel también ha bombardeado docenas de escuelas y ha atacado varios hospitales, incluidas unidades neonatales. Más de 5.500 niños han muerto a consecuencia de los bombardeos.

En estas circunstancias, la única postura éticamente justificable que se ajusta al derecho internacional es unirse a la petición de un alto el fuego inmediato y el levantamiento del bloqueo. El apoyo incondicional del gobierno alemán a la intervención de Israel, por otra parte, le hace cómplice de graves vulneraciones de derechos humanos, crímenes de guerra y, potencialmente, genocidio. Desde el punto de vista político, un alto el fuego también es el único paso razonable que se puede dar. Al fin y al cabo, no existe una solución militar a las décadas de conflicto. El ejemplo de la “guerra contra el terrorismo” que George W. Bush pregonó tras el 11 de septiembre ha demostrado que más bombas solo crean más terrorismo y terminan por desestabilizar regiones enteras del mundo. Las bombas no generan más que trauma, odio e ira. La solución solo puede ser una paz justa que respete los intereses de seguridad, los derechos humanos y las perspectivas de futuro de palestinos e israelíes por igual. La politóloga judío-estadounidense Rosalind Petchesky, nacida en 1942 y miembro de Jewish Voice for Peace, recuerda la tradición judía de justicia y afirma en la sentada de Grand Central Station: “Creo que el judaísmo y la ética judía tratan de justicia, he crecido pensando así”.

Traducción de Ana González Hortelano.

Fuente: https://ctxt.es/es/20231101/Firmas/44762/fabian-scheidler-alemania-israel-gaza-derecho-internacional-europa-alto-al-fuego.htm