En Alemania las penas de cárcel ya pueden cumplirse en penitenciarias parcialmente privadas (PP), como la inaugurada hace unos días en Huensfeld, Essen. Las condenas no obstante seguirán siendo emitidas, por ahora, por los tribunales del Estado. En qué consiste este modelo de cárcel PP, las autoridades no lo han aclarado en extenso. Pero por […]
En Alemania las penas de cárcel ya pueden cumplirse en penitenciarias parcialmente privadas (PP), como la inaugurada hace unos días en Huensfeld, Essen. Las condenas no obstante seguirán siendo emitidas, por ahora, por los tribunales del Estado.
En qué consiste este modelo de cárcel PP, las autoridades no lo han aclarado en extenso. Pero por el nombre se puede sospechar bastante reaccionario y del cual alguien saldrá muy beneficiado. Porque, al menos en teoría, es al Estado a quien le corresponde la tarea de proteger a los ciudadanos de quienes cometen un delito y la reinserción de éstos. Pero ahora, el grupo británico Serco Group, co-propietario de esta nueva cárcel, tiene como fin principal y único la rentabilidad y la ganancia para sus accionistas, pues cotiza en bolsa.
Así que, no sólo puede uno cumplir condena en el sector privado -que será mucho mejor, sin duda, que el público- sino que además también se podrá invertir en prisiones. ¿Incluso los reclusos?
El gobierno alemán ha dado esta concesión al líder del mercado en Gran Bretaña -Serco ya gestiona allí cinco penales de este tipo para adultos y uno para menores- con el compromiso de dar empleo de carcelero a 95 personas mientras otras 116 serán funcionarias del estado. La cárcel acogerá a 520 reclusos.
El gobernador de Essen, el ultraderechista Roland Koch (CDU), se mostró loco de contento al calcular en 660 mil euros por año el ahorro que el estado podrá realizar en base a esta iniciativa. Como si las instituciones públicas no tuvieran más fin que el ahorro de dinero.
La población reclusa en Alemania es de 80.000 presos sobre una población total de más de 80 millones de personas. Esto da una relación de 98,3 presos cada 100 mil habitantes.
Y Francia también
Por su parte el ministro francés de Justicia, Pascual Climent, firmó el pasado 19 de diciembre en Nancy la escritura de venta del terreno para una futura prisión privada. El primer centro penitenciario totalmente construido y administrado por el sector privado, que reemplazará a una de las prisiones más viejas de Francia.
En dos años esta cárcel, que contará con 600 plazas, estará en funcionamiento. Algo que para las autoridades galas parece ser una hazaña sólo posible gracias a la colaboración pública-privada (PP). Otra vez la dichosa palabreja.
«Sólo la colaboración pública-privada nos permite realizar tal proyecto en dos años. Desafío a quienquiera a realizarlo únicamente con las rigideces del sector público», afirmó el ministro de Justicia.
La nueva prisión de Nancy sustituirá a la actual, construida en 1857 en un antiguo convento. Pues según Pierre Bédier, exsecretario de Estado en los Programas inmobiliarios de Justicia, se encuentra en un estado de «extrema vetustez» y sobrepoblada, con 350 prisioneros donde sólo caben 259. Desde que hace tiempo se programó la demolición de esta reliquia, el estado francés se desentendió de cualquier tipo de mantenimiento o trabajo de reparación. ¡Eso también es ahorrar dinero!
En el proyecto se invertirán unos 60 millones de euros y dará trabajo a unas 250 personas. O sea, 39 personas más que en el de Alemania siendo establecimientos similares. ¿Son menos productivos los carceleros franceses?
Según aclaró el ministro de la cosa, este alojamiento responderá a las nuevas normas de higiene y de seguridad promulgadas por el Plan Perben, lo cual es siempre de agradecer. La construcción de esta prisión forma parte de una licitación otorgada al grupo de BTP Eiffage. Y comprende también los futuros establecimientos de Roanne-Lyon y Béziers. Según las modalidades de esta colaboración pública-privada (PP), el financiamiento, la construcción, el mantenimiento y la conservación son confiados a la empresa durante 30 años.
El índice de población reclusa en Francia es de 93 por cada 100 mil habitantes. Ligeramente inferior a los existentes en el Reino unido, Alemania o España.