Dos millones setecientas mil personas según el sindicato; doscientas mil según la Jefatura de Policía. Juzguen ustedes según estas imágenes: Empieza Guglielmo Epifani, secretario general de CGIL recordando la jornada del 23 de marzo de 2002 en que 3 millones de personas salieron a la calle en defensa del artículo 18. Hoy el antiguo circo […]
Dos millones setecientas mil personas según el sindicato; doscientas mil según la Jefatura de Policía. Juzguen ustedes según estas imágenes:
Empieza Guglielmo Epifani, secretario general de CGIL recordando la jornada del 23 de marzo de 2002 en que 3 millones de personas salieron a la calle en defensa del artículo 18. Hoy el antiguo circo romano sigue lleno: hablan los obreros en regulación de empleo, los precarios al borde del despido, los médicos que no quieren denunciar a los inmigrantes, los propios inmigrantes -muchísimos- cuya contribución es indispensable para la economía italiana; también los jubilados, y los universitarios de la Onda.
Epifani critica que el gobierno sólo haya destinado 4.000 millones para afrontar la crisis y que no haya percibido la urgencia de serias políticas industriales para la construcción, los servicios públicos y la pequeña y mediana empresa. Propone a continuación la apertura de una mesa de negociación sobre la crisis acerca de cuatro asuntos: industria, precarios, renta de los ancianos y justicia fiscal.
Dice el escritor Andrea Camilleri ayer en L’Unitá: «Berlusconi y compañía intentan convencer a los italianos de que [el sindicato] CGIL dice siempre NO, que está blindado en una posición de rechazo a priori de toda «innovación» propuesta por el gobierno. Comparan a la CGIL con los otros sindicatos que se muestran más que disponibles. Se trata de pura y simple obra de difamación. Hoy los italianos -de permitírselo los telediarios- han podido ver que el en Circo Massimo de Roma la CGIL gritaba a través de las voces de cientos de miles de personas un grandísimo SÍ a la esperanza en el futuro pese a las enormes dificultades de una crisis que el gobierno ignora; un grandísimo SÍ al derecho de todo el mundo a una vida realizada en la dignidad del trabajo; un grandísimo SÍ a una sociedad civil renovada; un grandísimo SÍ a la solidaridad…».