Bolívar lanzó una estrella, que junto a Martí brilló, Fidel la dignificó para andar por estas tierras, dice la canción por la unidad latinoamericana. Apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, político, abogado, poeta, periodista y pedagogo, continua siendo l a figura más alta del movimiento independentista y la personalidad más destacada de la […]
Bolívar lanzó una estrella, que junto a Martí brilló, Fidel la dignificó para andar por estas tierras, dice la canción por la unidad latinoamericana.
Apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, político, abogado, poeta, periodista y pedagogo, continua siendo l a figura más alta del movimiento independentista y la personalidad más destacada de la historia de la cultura nacional de la mayor de las Antillas, que en este 28 enero celebra el 160 aniversario de su natalicio.
Siguiendo sus ideales y liderados por Fidel, el pueblo cubano construye una sociedad más justa desarrollando las conquistas alcanzadas por la Revolución, que jamás se dejarán arrebatar.
A la pluma de Martí se debe, entre otras, las obras, el Ismaelillo, Versos libres, Versos sencillos, textos de teatro, una novela; además de traducciones, ensayos, crónicas, discursos, y la afamada revista infantil La Edad de Oro.
Martí es presente y futuro. Placer al alma y fuertes testimonios hallamos en sus obras completas y en su epistolario, escritos con la agudeza de un intelecto que tienen hombres con su grandeza de espíritu humanista y de carácter antiimperialista, antianexionista, antirracista, antiesclavista y latinoamericanista.
«Con los pobres de la tierra» echó su suerte. Su prédica constante fue convocar a los hombres a crecer hasta la estatura de los buenos, como escribió a los niños en La Edad de Oro:
«Antes todo se hacia con los puños: ahora la fuerza está en el saber, más que en los puñetazos; aunque es bueno aprender a defenderse, porque siempre hay gente bestial en el mundo, y porque la fuerza da salud, y porque se ha de estar pronto a pelear, para cuando un pueblo ladrón quiera venir a robarnos nuestro pueblo. Para eso es bueno ser fuerte de cuerpo, pero para lo demás de la vida, la fuerza está en saber mucho…».
En el aniversario 160 de su natalicio, aquí en la tierra de la Patria Grande, la que se ha ido fraguando en la lucha colosal y compleja contra el colonialismo europeo y contra el imperialismo norteamericano, hoy cobra más vigencia que nunca el ideario de Martí y su pensamiento. La patria americana que, en el siglo XIX cuando las ideas de libertad, igualdad y unidad tomaban fuerza de carácter universal, dio hombres de la estatura mundial de Simón Bolívar.
Estamos en tierras de la América mestiza, que a finales del siglo XIX tuvo en el Apóstol cubano el ejemplo de un pensamiento genuinamente americano, y a la vez auténticamente universal.
La historia de nuestras naciones, la universal y las leyes que rigen el movimiento histórico nos conducen a la unión necesaria de los pueblos de América en una sola gran patria, como proclamaron Bolívar y Martí.
Cuando irrumpió Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) se abrieron nuevos caminos para Latinoamérica, logrando constituirse como un bloque, al que más temprano que tarde se sumaran todos nuestros pueblos en aras del desarrollo, la justicia y la paz.
Con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se logrará la integración de toda la América para afrontar temas como la crisis económica mundial y la globalización, permitiendo a los países de la región adoptar decisiones por sí mismos sobre su destino, y sin injerencia extranjera.
A Bolívar y a Martí les decimos que se cumplirán sus grandes anhelos de unidad. Ningún país de nuestra América puede olvidar que estamos en deuda con nuestros fundadores. Ese compromiso, nuestros pueblos lo harán realidad.
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