Cada vez son más las voces que piden al Gobierno de Nicolas Sarkozy que suspenda e incluso eché atrás definitivamente el debate sobre la «identidad nacional». Las peticiones le han llegado de su propio partido.
El debate sobre la «identidad nacional» está levantando ampollas en el Estado francés. Cada vez son más los sectores que reclaman su suspensión. A la polémica se han sumado las controvertidas declaraciones de la secretaria de Estado de la Familia, Nadine Morano, sobre los jóvenes musulmanes -a los que pidió «que no hablen en argot y que no se pongan la gorra hacia atrás»- y la intención del Gobierno de Nicolas Sarkozy de prohibir el burka y el velo que cubre todo el rostro. Ayer mismo, una comisión parlamentaria se reunió con tres ministros para tratar el tema.
En una carta abierta publicada en «Le Figaro», el presidente del grupo parlamentario de la UMP, Jean-François Copé, afirmó que es «indispensable» una ley que prohíba el velo integral que llevan algunas mujeres musulmanas en el Estado francés. «Los extremistas utilizan el burka para poner a prueba a la República. Saben que esta prenda va en contra de los valores esenciales de nuestro país», resaltó para justificar una hipotética prohibición y el debate lanzado en octubre por Sarkozy.
Sin embargo, ya hay voces críticas dentro de la UMP. El ex ministro y cargo electo François Baroin pidió su suspensión porque podría «remover los bajos instintos y facilitar la confusión» a pocas semanas de las elecciones regionales francesas.
Dominique de Villepin, ex primer ministro y rival de Sarkozy, también se pronunció en contra de un debate que, a su juicio, «no tiene sentido». El presidente francés tampoco cuenta con el apoyo explícito de los ex primeros ministros Alain Juppé y Jean-Pierre Raffarin, que han optado por tomar distancia. Mientras Juppé tildó la iniciativa de «inútil», Raffarin exigió «más rigor intelectual para evitar populismos».
Para algunas asociaciones, el Gobierno quiere comer terreno a la extrema derecha de cara a la próxima cita electoral. «Este debate podría dividir a la sociedad francesa», advirtió la Unión de Estudiantes Judíos. Consideró «intolerable que se convierta en un pretexto para liberar los prejuicios en el ruedo político. Es aún más porque señala sistemáticamente a las personas de confesión musulmana».
Por otra parte, París expulsó a Kabul a nueve afganos a bordo de un avión británico.