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Paha Sapa es el nombre tradicional que el pueblo lakota le otorgó al centro sagrado de su universo. Esta región de Dakota del Sur también es conocida como “Colinas Negras” y es el hogar del icónico Monte Rushmore, que lleva el nombre de un abogado y especulador de la fiebre del oro.

Las protestas contra la violencia policial en Estados Unidos, que ya llevan más de dos semanas ininterrumpidas, están comenzando a generar cambios. El asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis impulsó a cientos de miles —o quizás millones— de personas a salir a las calles, para exigir justicia para Floyd y otras víctimas de la policía, así como un cambio fundamental en el sistema policial.

Las comunidades de color, que ya venían golpeadas por el desproporcionado impacto que la pandemia de coronavirus tiene sobre ellas, explotaron en protestas masivas. En medio de la doble pandemia de COVID-19 y violencia policial, el asesinato de George Floyd desencadenó una amplia y diversa rebelión contra el flagelo del racismo sistémico.

Mientras las muertes por Covid-19 en Estados Unidos superan las 100.000, con un impacto desproporcionado sobre las comunidades de color, el asesinato y la violencia por parte de la policía contra personas de color, perpetrados con legitimación del Estado, continúan aparentemente sin tregua.

El reverendo Barber es copresidente de la Campaña de los Pobres y presidente de la organización sin fines de lucro Repairers of the Breach. Junto a otros líderes ha lanzado una convocatoria a personas de todos los ámbitos sociales a participar de una asamblea virtual y una multitudinaria marcha de los pobres on line el próximo 20 de junio a través de la página web june2020.org. Barber imploró “No crean en las mentiras que estos gobernadores nos están diciendo sobre que es el momento de abrir todo de nuevo. Quédense en casa, sigan vivos y organícense”.

En Dakota del Sur, Estados Unidos, se viene intensificando un enfrentamiento en torno a la seguridad y la soberanía. Dos comunidades indígenas de ese estado, la tribu sioux del río Cheyenne y la oglala sioux, establecieron puestos de control en las carreteras que conducen a sus territorios para asegurarse de que todos aquellos que procuren ingresar a tierras tribales viajen por una razón aprobada y esencial, y no presenten síntomas de COVID-19.
La pandemia de Covid-19 ha afectado duramente a la nación indígena diné/navajo dentro de Estados Unidos, con la tasa de infección per cápita más alta del país después de Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut y Massachusetts.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas hizo un importante llamamiento: «… Pido un alto el fuego en todos los rincones del mundo».

La disparidad racial y de clase en las muertes por Covid-19 es cada vez más evidente. Las personas de comunidades pobres y de comunidades de color tienen más probabilidades de presentar problemas de salud subyacentes, agravados por un menor acceso a servicios de salud de calidad.
En la ciudad de Nueva York se están improvisando hospitales en lugares como el Centro de Convenciones Javits, mientras que los trabajadores médicos, que están en la primera línea de batalla, se apresuran a buscar equipos de protección personal para no infectarse mientras cuidan de los otros. Esta ciudad de más de ocho millones de personas, con su economía en pausa y sus clínicas, hospitales y unidades de cuidados intensivos muy cerca del límite de su capacidad, se está preparando para un aumento masivo de pacientes.