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El ciclo surgido de la crisis de 2008 se ha quedado a merced de lo que no pocos economistas llaman una tormenta perfecta: bajo crecimiento, tipos de interés próximos a cero y con escasos gobiernos dispuestos a arriar velas con nuevos planes de estímulo.
Detrás de este vestigio de imperialismo decimonónico se esconde la idea de que EEUU acapare el gran acopio de minerales indispensables para la industria tecnológica. Un pastel demasiado suculento que también intenta degustar China
La morosidad asociada a la petición de préstamos para superar etapas académicas en EEUU, un sistema ampliamente asentado en la mayor economía del planeta, crece como la espuma: la deuda estudiantil rebasa el PIB español y condiciona el acceso a la vivienda de los ‘millennials’. Bernie Sanders propone un impuesto a Wall Street para corregir esta lápida financiera.
La propuesta de lograr que Europa se convierta en un espacio de energías limpias ha partido de Alemania, el socio que mayores emisiones de CO2 emite a la atmósfera.
¿Se puede considerar todavía a China un mercado emergente o está en condiciones de rivalizar con EEUU por la hegemonía mundial? Esta cuestión se sigue planteando en numerosas cancillerías internacionales. Aunque, cada vez, con menos predicamento. Porque el régimen de Pekín sigue ganando peso global a marchas forzadas.
El PIB del Reino Unido podría haber entrado en «números rojos» este verano. Es la predicción que parte del prestigioso Instituto Nacional de Investigación Económica y Social (NIESR, según sus siglas en inglés). También el consenso del mercado se inclina a auspiciar una contracción inminente.
Son 1.942 personas con patrimonios superiores a los 1.000 millones de dólares, con una fortuna acumulada de 6,8 billones de dólares. El 27% de ellos, reside en EEUU. Le siguen China, Alemania, Rusia y Reino Unido.
Los Acuerdos de París para lograr que el repunte de la temperatura del planeta no supere los 2 grados centígrados en 2025 no van por buenos derroteros. Por si fuera poco, el gran emisor de gases de efecto invernadero -EEUU- ya ha avanzado que no acudirá a la cumbre para la Acción Climática de Naciones Unidas de septiembre.
Los países que han albergado en los últimos años gobiernos de corte nacional-populista se han hecho con una parte substancial del pastel económico del planeta. Siete de cada diez dólares de riqueza están en sus manos. Cuando en 2016 era del 33% y en 2007, antes de la crisis, de apenas el 4%. Potencias del G-20 como Italia o Brasil han inclinado recientemente la balanza en favor de la autocracia.
Alemania acude a los estímulos fiscales, al veto que instauró a los socios periféricos del euro, ante la debilidad de su industria y su merma exportadora. El mercado aplaude una medida que contrarrestaría el escaso margen de maniobra del Banco Central Europeo (BCE) para aplicar más madera monetaria. Un debate -ajuste o austericidio- que ha […]