Fernando Cangiano

Artículos

La Argentina de Milei se parece al ‘reino del revés’ de María Elena Walsh o, más bien, al ‘mundo patas para arriba’ de Galeano, con ‘el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies’. Es el país de los eufemismos en donde ‘a lo blanco se le dice negro y al revés’.

Hace un siglo alguien dijo que ‘en política, lo más importante y lo más difícil, es definir por un lado las tendencias generales que determinan la vida de todos los países, y por el otro descubrir la combinación especial de estas tendencias para cada país’.

Escribo estas pocas líneas a ‘vuelo de pájaro’, unos minutos después de presenciar el acto oficial por el 42 aniversario del 2 de abril de 1982. Como Veterano de Guerra y como argentino me invade una extraña mezcla de indignación, bronca y tristeza.

Hay una fractura expuesta que carcome el tejido libertario. Nos referimos a la discordia apenas disimulada entre el ala de lumpenes financieros que encabeza Milei y el sector militar-procesista de la vicepresidenta Victoria Villarruel.

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