Fernando M. García Bielsa

Artículos

El antisindicalismo en Estados Unidos tiene una larga tradición y muy amplia agenda.

El movimiento sindical en Estados Unidos está bajo asedio, y lo ha estado con dureza en los últimos 50 años. No obstante, hay varios hechos recientes que muestran su vitalidad.

El 3 de febrero de 1962, hace exactamente 60 años, el presidente Kennedy anunció un embargo total sobre el comercio con Cuba, con lo que amplió prohibiciones adoptadas en los dos años precedentes y se inició el carácter extraterritorial del bloqueo.

Aunque Estados Unidos sigue siendo la principal potencia mundial, desde hace varias décadas y en diversos campos ese país viene experimentando una creciente declinación y deterioro de su base industrial, lo cual entre otras consecuencias se manifiesta en mayores desigualdades y fracturas sociales, incluyendo al seno de los grupos oligárquicos de poder.

El título que encabeza este artículo pudiera sorprender a algunos: ¿El país que tanto se vanagloria de ser el bastión de la democracia, la libertad y los derechos humanos y que dicta lecciones a otros países sobre mecanismos electorales, no tiene una verdadera democracia?

La masiva desigualdad ha hecho de la lucha por la supervivencia un componente central en la vida de millones de personas.

Estados Unidos es una de las naciones más pobladas del planeta, con una gran variedad étnica y religiosa y con particularidades en sus distintas regiones, todo lo cual condiciona la campaña electoral y están entre los factores que complejizan los pronósticos.

Los recientes hechos de brutalidad y asesinatos racistas por parte de la policía en numerosas ciudades de Estados Unidos no son un fenómeno reciente. Son sucesos de larga tradición, que se derivan desde los tiempos de la esclavitud y que, como ahora, se desarrollan a la par con la violencia de grupos paramilitares y supremacistas blancos.

El militarismo permea buena parte de la sociedad estadounidense bajo el influjo acumulado de su permanente despliegue bélico por todo el planeta.

Estamos a unas seis semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Desde hace meses el presidente Donald Trump, quien aspira a la reelección, sigue debajo en los sondeos respecto a su oponente demócrata Joseph Biden. Por otra parte le resulta reconfortante que cuenta con una base firme y leal de aproximadamente un 40% del electorado, que le sirve de sostén y no ha cedido sin importar lo que se diga o demuestre sobre el mandatario.

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