Artículos
Aunque Estados Unidos sigue siendo la principal potencia mundial, desde hace varias décadas y en diversos campos ese país viene experimentando una creciente declinación y deterioro de su base industrial, lo cual entre otras consecuencias se manifiesta en mayores desigualdades y fracturas sociales, incluyendo al seno de los grupos oligárquicos de poder.
El título que encabeza este artículo pudiera sorprender a algunos: ¿El país que tanto se vanagloria de ser el bastión de la democracia, la libertad y los derechos humanos y que dicta lecciones a otros países sobre mecanismos electorales, no tiene una verdadera democracia?
La masiva desigualdad ha hecho de la lucha por la supervivencia un componente central en la vida de millones de personas.
Estados Unidos es una de las naciones más pobladas del planeta, con una gran variedad étnica y religiosa y con particularidades en sus distintas regiones, todo lo cual condiciona la campaña electoral y están entre los factores que complejizan los pronósticos.
Los recientes hechos de brutalidad y asesinatos racistas por parte de la policía en numerosas ciudades de Estados Unidos no son un fenómeno reciente. Son sucesos de larga tradición, que se derivan desde los tiempos de la esclavitud y que, como ahora, se desarrollan a la par con la violencia de grupos paramilitares y supremacistas blancos.
El militarismo permea buena parte de la sociedad estadounidense bajo el influjo acumulado de su permanente despliegue bélico por todo el planeta.
Estamos a unas seis semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Desde hace meses el presidente Donald Trump, quien aspira a la reelección, sigue debajo en los sondeos respecto a su oponente demócrata Joseph Biden. Por otra parte le resulta reconfortante que cuenta con una base firme y leal de aproximadamente un 40% del electorado, que le sirve de sostén y no ha cedido sin importar lo que se diga o demuestre sobre el mandatario.
En Estados Unidos y pese a las apariencias, en realidad el presidente no es elegido de forma directa sino indirectamente mediante el llamado “Colegio Electoral”, entidad que es necesario conocer para poder entender el peculiar proceso eleccionario de ese país.
La pandemia del nuevo coronavirus y su gran extensión por toda la geografía de Estados Unidos crea grandes incertidumbres respecto a la realización de los comicios presidenciales programados para el 3 de noviembre de este año. Por esa y otras razones las circunstancias para estas elecciones no se asemejan a las antes vistas.
Las últimas alternancias en el gobierno, con proyectos proimperiales tan diversos como los representados por Barack Obama y luego por Donald Trump, reflejan la agudización de contradicciones que existen al seno de la oligarquía estadounidense.