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Como ya ha sucedido en muchas oportunidades, repentinamente los tambores de guerra se apagaron el sábado día 10 por la tarde, tras casi veinte días de haber aturdido al mundo, que esperaba una inminente y nueva guerra entre India y Pakistán.

A medida que avanzan las maniobras sionistas para la solución final a la cuestión palestina, se hace más evidente que el Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu al meno toleró la operación Tormenta de al-Aqsa del 7 de octubre de 2023, preparando lo que vendría de inmediato.
A medida que pasan los días, parecería que la amenaza de una nueva guerra entre Pakistán e India se está alejando, después del ataque del Frente de Resistencia contra un contingente de turistas indios en el valle de Pahalgam (Cachemira india) el pasado 22 de abril. (Ver Cachemira: Otra vez tormentas).
Nada de lo que suceda en el Sahel y sus áreas lindantes, respecto a la violencia, puede separarse de la compleja situación planteada para los Estados Unidos y Francia, con la aparición de la Alianza de Estados del Sahel (AES), que con su sesgo profundamente anticolonialista conformaron en 2023 Burkina Faso, Mali y Níger.

En estos dos años de guerra, poco o nada le quedaba por mostrar sobre la capacidad de crueldad al grupo paramilitar Fuerza de Apoyo Rápido (FAR), a las órdenes del pseudogeneral Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemetti, aunque con el ataque al campamento de desplazados de Zamzam del pasado 11 de abril parece aspirar a romper todos los registros.
En estos últimos años en el noreste nigeriano, y particularmente en el Estado de Borno y la región del lago Chad, epicentro desde 2009 de una intensa actividad terrorista que ha provocado más de sesenta mil muertes y unos tres millones de desplazados, ésta pareció haber disminuido.
A dos años del inicio de la guerra civil sudanesa, solo se puede decir que todo sigue igual.

La actual situación política y social de Haití se resume en la violencia generalizada por parte de las bandas criminales, que han tomado de rehenes a los once millones de haitianos, lo que hace que esta crisis no tenga paragón, por lo menos en la historia moderna.
Parece estar agotándosele el tiempo a Islamabad para resolver de una vez la cuestión de Baluchistán; la provincia occidental es la más extensa y rica en recursos naturales del Pakistán y a la vez la menos poblada y la más olvidada a la hora de la distribución de beneficios del Gobierno central.