Guadi Calvo

Artículos

Una vez más un golpe de Estado sacude a una nación africana. En la mañana del lunes 25 de octubre se conoció que las fuerzas armadas sudanesa, durante las primeras horas de ese día, detuvieron y trasladaron a un lugar desconocido al Primer Ministro, Abdalla Hamdok, junto a la mayoría de los ministros del gabinete y funcionarios civiles del Consejo de Soberanía, que desde el golpe de 2019 contra Omar al-Bashir, tras treinta años en el poder, se habían comprometido a llevar al país a la institucionalización teniendo como mira las elecciones programadas para el 2023.

Desde principios de octubre más de 13.000 personas entre combatientes de Boko Haram y sus familias se han entregado a las autoridades. Según el Gobierno, esto se produce por el incremento de las operaciones del ejército y las fuerzas de seguridad en los estados del noroeste, epicentro de las acciones terroristas del grupo rigorista. Según el Ministerio de Defensa, tras entregarse, las autoridades incautaron armas, municiones y ganado robado, lo que deja claro que el grupo armado se encuentra viviendo una crisis inédita y parece que la organización se aproxima al final tantas veces anunciado.

India corre el riesgo de incendiarse en una guerra multireligiosa de la que su mayor responsable es el Primer Ministro Narendra Modi, quien ya desde sus primeros años como gobernador del estado de Gujarat agitó las diferencias religiosas como un arma política para imponer sus concepciones neoliberales en lo económico y ultraconservadoras pseudofascistas en la organización social. Postulados con los que el Bharatiya Janata Party (BJP) lo ha llevado dos veces a la gobernación de Gujarat (2001-2014) así como a Primer Ministro por dos periodos, desde 2014 a 2019 y su segundo periodo que se extenderá hasta 2024 como máxima autoridad de la Unión India.

A dos meses de la caída de Kabul ahora los talibanes enfrentan a un enemigo que quizás sea mucho más duro que la coalición internacional que los desplazó del poder en el 2001 y acaba de retirase derrotada. Ahora los mulás deben resolver la vida de 37 millones de almas que han quedado en algo como un limbo donde nada está definido. Nadie sabe siquiera si puede seguir vistiendo a la occidental o deben recurrir las mujeres al burka y a la camisa larga y el pantalón amplio del tradicional shalwar kameez los hombres.

India

La nueva Guerra Fría

La grave situación de inseguridad que se vive en el Sahel desde 2012 es vastamente conocida. Se inició con una reivindicación de la nación tuareg en reclamo de Azawad, su ancestral territorio. Francia respondió tachándolo de yihadismo, por un lado, mientras que por el otro permitió que los verdaderos integristas ahogaran la rebelión tuareg.

Níger

En el marco de la hecatombe de seguridad que está viviendo, el Sahel no parece encontrarse en las peores condiciones, aunque se ha registrado la muerte de cerca de 500 civiles en lo que va del año, producto de la acción de los grupos fundamentalistas que operan en el área y cruzan de Níger a Mali y Burkina Faso como si las fronteras no fueran más que líneas imaginarias trazadas sobre papel mojado.

Egipto

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