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A Fraga lo echó, como jefe de la oposición en Madrid, su propio partido. Se le habían agotado todos los recursos: contar chistes en las Cortes , aceptar entrevistas en programas de humor, renovar por edad el sanedrín. Es el mejor pero no le votan porque asusta, decía su equipo. Fraga sabía la verdad: «no […]