Artículos
El proceso de construcción de una América Plurinacional permitirá avanzar hacia la Nación Humana Universal.
El escenario poselectoral de los Estados Unidos de América muestra un espectáculo indecente. Se confirma, una vez más, la discrepancia entre el discurso que propaga valores democráticos y la práctica política en aquel país.
Los sectores populares de Bolivia han dado una nueva lección al mundo. El triunfo apabullante del Movimiento al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) no deja dudas sobre la voluntad mayoritaria de su población.
Pensar y construir un nuevo modelo de Estado no es ningún desvarío trasnochado sino una necesidad ante la evidente la caducidad de esquemas instalados hace poco más de doscientos años. Un tiempo considerable para un ciclo, si se toma en cuenta la aceleración histórica que atraviesa la humanidad.
La indignación aflora, ¡y con justa razón!, cuando en nombre de la libertad, se invaden o anexan territorios, se fomentan guerras, se atacan países, se someten culturas.
La protesta indignada de millones de seres humanos contra los abusos de un sistema inhumano dio paso en pocas semanas al vaciamiento obligado de las calles ante el peligro de contagio masivo. El enérgico reclamo social fue tibiamente reemplazado por cacerolazos esporádicos, reivindicación digital, reuniones en línea. El activismo fue dedicado a la solidaridad con las personas más expuestas y con los sectores castigados por el recrudecimiento de la pobreza y el hambre.
El avance de las corrientes retrógradas es evidente. Y alcanza, como casi todo en la actualidad, ribetes mundiales.