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La profunda crisis capitalista mundial en curso, con inflación y desaceleración económica; con mayor desigualdad en la apropiación del ingreso y la riqueza, en un marco del deterioro ambiental, con gigantescas ganancias de laboratorios y el complejo militar, entre otros, convoca a pensar en otro orden social.
El pasado 17 de enero publiqué un hilo de tres tuits, en donde señalaba:
La dictadura genocida cambió estructuralmente y de manera regresiva al país. La Argentina ya no fue como hasta entonces.
Se armó la discusión a propósito de la deuda pública. El macrismo comunica que el gobierno deja una bomba al próximo periodo, en el que imaginan serán gobierno. Desde el oficialismo les responden que la bomba la dejaron ellos con el muerto de la deuda con el FMI. La realidad es que las bombas del macrismo y del gobierno le estallan al pueblo empobrecido.
Pasó la reunión de la CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños, reunida en Buenos Aires el 23 y 24 de enero y uno de los temas que trascendió para el debate político fue relativo a la creación de una moneda común entre Brasil y la Argentina con proyección a la región.
En breve mensaje, el Ministro de Economía Sergio Massa anunció que sale a comprar bonos de la deuda argentina por un valor nominal de unos 1.000 millones de dólares.[1]
Las reflexiones que siguen se inspiran en una intervención realizada el pasado 20 de diciembre en el cierre de la “Escuela José Rigane”, que organiza la FeTERA con participación diversa en todo el país de militancia propia y de la Corriente sindical “Carlos Chile”.
La política y la economía, o viceversa, tienen especificidad, pero interactúan de manera dinámica.