Julio C. Gambina

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Pasó la reunión de la CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños, reunida en Buenos Aires el 23 y 24 de enero y uno de los temas que trascendió para el debate político fue relativo a la creación de una moneda común entre Brasil y la Argentina con proyección a la región.

En breve mensaje, el Ministro de Economía Sergio Massa anunció que sale a comprar bonos de la deuda argentina por un valor nominal de unos 1.000 millones de dólares.[1]

Las reflexiones que siguen se inspiran en una intervención realizada el pasado 20 de diciembre en el cierre de la “Escuela José Rigane”, que organiza la FeTERA con participación diversa en todo el país de militancia propia y de la Corriente sindical “Carlos Chile”.

La política y la economía, o viceversa, tienen especificidad, pero interactúan de manera dinámica.

Resulta evidente la política de ajuste del gobierno nacional, producto del condicionamiento que surge del acuerdo con el FMI.

La economía argentina se viene ralentizando, viene creciendo más lento, y es muy probable que se acompañe lo que está aconteciendo internacionalmente, el rumbo hacia una recesión.

No hay duda de que la principal preocupación de la economía argentina, sobre todo para la mayoría de la población de bajos ingresos, es la elevada inflación, resultado del proceso de remarcación de precios, una cuestión de poder.

A propósito del triunfo de Lula

Tiene media sanción el presupuesto 2023, ahora el debate se traslada a la Cámara de Senadores. Mucho se discutió en la previa, respecto de algunas partidas y sobre el comportamiento político de las distintas bancadas.

La inflación de septiembre en Argentina alcanzó al 6,2%, menos que el 7% de agosto y que el 7,4% de julio, lo que le permite decir a las autoridades económicas que la inflación está bajando.

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