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Sabemos que estamos en presencia de un gran escritor. Y tenemos esta vez la posibilidad de conocerle, de conversar un tinto con él, de apreciar la dimensión humana de un verdadero creador, de comprender su estilo, sus temas, la realidad que describe con una pluma inigualable.
Una vez más, todo parecido con sucesos acaecidos mucho más tarde en la larga y angosta faja de tierra que llamamos Chile, no es pura coincidencia.
“El único político que se atrevió a entrar con nosotros al fondo de la mina… fue el compañero Salvador Allende”.
Armando precisó: “El pueblo de Chile existió solo durante los mil días de la presencia de Salvador Allende en La Moneda”. El resto del tiempo, el pueblo chileno nunca fue sujeto de su propio destino, fue apenas –y sigue siendo– objeto de la depredación de intereses ajenos.
Después de la batalla, -ya se dijo-, vienen el saqueo y el pillaje.
Hijo de un suboficial de la Marina, fue atrapado por los esbirros de la dictadura, torturado, asesinado y desaparecido.
“La izquierda ya no osa hablar de lucha de clases, mientras la derecha la practica día a día”.
Lo importante, por ahora, es comprender las razones que desataron el proceso inflacionario, y los milagrosos remedios que nos están dando los Bancos Centrales, remedios que resultarán peor que la enfermedad.
El sistema es perverso por más de una razón. Por una parte incita a los patrones a incrementar el precio de las acciones como sea: disminuyendo el personal, fusionando otras actividades, vendiendo parte de la empresa, comprimiendo los salarios, etc.
Por otra parte las stock-options desvalorizan el salario: la remuneración de los gerentes depende entonces de la especulación bursátil y no del trabajo que aportan.
No es por incordiar, pero la encuesta Simce se me atragantó en el gaznate.