Artículos
Participando del movimiento contra la emergencia climática (EC) con distintos grupos, el otro día que se celebraba el día de solidaridad con la causa palestina, me encontré con una situación interesante.
Un sueco juega en el equipo de mi ciudad: Alexander Isak. Juega también para la selección sueca, pero no cumple con los estereotipos escandinavos: sus padres emigraron de Eritrea.
Absortos por los devenires de las elecciones de EEUU nos ha pasado desapercibido un hecho de gran magnitud como es el desplome del fracking, aquella forma de extracción de combustibles fósiles que nos quisieron vender. El fracking se desplomaba en EEUU debido a distintos factores como su hiperinflación, la reducción de los propios recursos, la deuda, el efecto de la crisis de la Covid-19 y la crisis de precios que viene sufriendo el mercado del petróleo. Con la quiebra del fracking se multiplican los problemas para la economía de EEUU, para su sistema energético, y por tanto para el mundo, pues el petróleo y ahora el gas también, rigen, como ha quedado demostrado en numerosas ocasiones, la economía mundial. Además ahora las compañías en bancarrota alegan no poder costear los gastos del desastre provocado, dejando detrás un legado económico y ambiental sin precedentes.(1)
El Gobierno de Sánchez ha decido nuevamente el financiar nuevas compras de automóviles con ayudas de entre 400 y 4.000 euros (Plan Renove 2020 y Plan MOVES).
Un año (y 12 días) después de uno de los desastres ecológicos y sociales mayores en la historia de Brasil y seguramente del planeta, el de Brumadinho, nada más volver de allá a Euskal Herria, ocurría el colapso del vertedero de Zaldibar. Ambos parecen hechos no relacionados, sin embargo hay muchos elementos en común. Para empezar, ambos son dos avalanchas, una del terreno y las basuras que albergaba, el otro de los de minería, relaves, ambos productos de sobrepasar límites y malos estados.