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Pero, para su mal, solo se trata de una mujer mapuche que tuvo la mala ocurrencia de defender sus tierras, que es como decir su vida, su historia, el sentido de su ser.
Uno de estos días, en el noticiario de Chilevisión, para el caso cualquier televisora da lo mismo, la periodista Macarena Pizarro, insistió que en que no se sabía dónde estaba el presidente Nicolás Maduro. Esto a propósito de las noticias sobre el arribo a Venezuela del candidato perdedor en las elecciones, el que, acompañado por expresidentes latinoamericanos, llegaría a exigir ser investido como primer mandatario de esa nación.
Tú, que eres periodista, y que quizás tu carrera te salió gratis en la Venezuela de tus chistes, sería bueno que vinieras e intentaras hacer como en Miami: buscar el aplauso plastificado solo porque hablas mal de tu gobierno y de la izquierda, al modo en que, incluso, lo hace mejor el más picante de los políticos contrarios a Chávez y su gobierno.
Porque lo que se discute con una pasión propia de la mejor causa no es una mejora al sistema de seguridad social, que no existe, sino cuánto más o menos van a ganar las AFP en esta pasada que el gobierno nombra proyecto de reforma de pensiones.
Chile es considerado el país más neoliberal del mundo, es decir, el lugar en el que más se hace desaparecer al Estado, se deja todo en manos de privados, se desregula todo lo que se puede, se subordinan los derechos de la personas a la iniciativa empresarial, se considera el cuidado del entorno como una traba a la iniciativa privada y se facilita la instalación de capitales extranjeros sin límite ni tope.
Este es un régimen ultraderechista, así sea que gobierne un menjunje que se dice de izquierda, de izquierda democrática o progresista, y se asienta sobre una ideología que normaliza y justifica la humillación y la explotación de millones y en el turbazo al que se somete a los recursos naturales, algunos renovables en un par de siglos.
No se trata de darle con el mocho del hacha al presidente, aunque se lo tenga merecido. Pero es necesario insistir que el efecto Boric ha tenido como consecuencia nefasta el reforzamiento de la derecha y su teoría del despojo y la depredación, ese neoliberalismo, curiosamente criticado por el presidente solo en el extranjero.
Pongamos por caso la Región Metropolitana. Es un hecho vergonzoso poner a la gente en el trance de tener que optar por uno de los dos candidato de la elite: uno, bruto y violento de barra brava, versus el otro, el bueno, que no quiebra un huevo, pero es sostenedor del modelo y democratacristiano encubierto. Ambos esencialmente anticomunistas. Uno de ellos apoyado por el PC.
En este país de amnésicos, esa previsión cayó en saco roto.
Como saben hasta las piedras en Chile, el comportamiento de las leyes y los dispositivos judiciales va a depender en gran medida de lo poderoso que seas. Las cárceles están llenas de pobres que optaron por el delito, mientras tanto los criminales de alta alcurnia escasean como si aquella gente no delinquiera.