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Madrid (ESC).- El tema de los recursos naturales del Sáhara Occidental está sujeto a mucho interés de ambas partes en el conflicto. La ilegalidad de su explotación constituye una herramienta importante en el proceso de negociaciones y constituye una importante influencia política.
Le viene bien a la nueva administración norteamericana que alguien impulse el trabajo sucio, pero esto tiene consecuencias. Reeditar conflictos en la zona del Magreb a partir de la presencia, ya sea política o diplomática de Israel en la zona, amenaza con una guerra total.
La estrecha relación del poder francés con el régimen marroquí no es una primicia o algo que demostrar, pero es un hecho flagrante. Algunos ejemplos para denunciar esta complicidad que refuerza el autoritarismo y las violaciones que este régimen autócrata ejerce.
El Sáhara Occidental no está lejos de ser un desierto económico. En 1947, se descubrió un depósito de fosfato en Bou Craa. Fue en 1972 que las minas de Bou Craa comenzaron a ser explotadas. En 1975, España, criticada por la comunidad internacional por su política colonial, finalmente abandonó el Sáhara Occidental. Sin embargo, “el mantenimiento de un reclamo sobre los depósitos de fosfato fue un factor clave para el poder colonial.