Santiago Alba Rico (Madrid, 1960) estudió filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Entre 1984 y 1991 fue guionista de tres programas de televisión española (el muy conocido La Bola de Cristal entre ellos).
Ha escrito artículos para numerosos periódicos y revistas y ha dado centenares de conferencias. Entre sus más de quince obras publicadas, se cuentan los ensayos «Dejar de pensar» (1985), «Volver a pensar» (1987), «Las reglas del caos» (libro finalista del premio Anagrama 1995), «La ciudad intangible» (2000), «El islam jacobino» (2001), “Vendrá la realidad y nos encontrará dormidos” (2006), “Leer con niños” (2007), “Capitalismo y nihilismo” (2007), «El naufragio del hombre» (2009), “Noticias” (2010) y “Túnez, la Revolución” (2011), donde recoge las crónicas escritas bajo el nombre de Alma Allende durante la revolución tunecina del 14 de enero. Es también autor de un relato para niños de título «El mundo incompleto» (2000) y de dos cuentos infantiles (“El ratoncito Roquefort” en 2009 y “La estrellita Fitún” en 2012).
Ha colaborado en numerosas obras colectivas de análisis político (sobre el 11-S, sobre el 11-M, sobre Cuba, sobre Venezuela, Iraq, etc.).
Desde 1988 vive en el mundo árabe, habiendo traducido al castellano al poeta egipcio Naguib Surur y al novelista iraquí Mohammed Jydair. Fue asimismo guionista de la película Bagdad-Rap (2004) y es autor de una obra teatral, «B-52», estrenada en 2010 y editada por la editorial Hiru un año después.
En los últimos años viene colaborando en numerosos medios, tanto digitales como en papel (la conocida web de información alternativa Rebelión, Archipiélago, Ladinamo, Diagonal, Atlántica XXII, Cuarto Poder etc.).
En Venezuela ha publicado junto a Pascual Serrano el libro “Medios violentos (palabras e imágenes para la guerra)” (El Perro y la Rana, 2007).
En Cuba ha publicado “La ciudad intangible”, “Cuba; la ilustración y el socialismo” y «Capitalismo y nihilismo».
Artículos
Tanto la obra del novelista como su patriotismo democrático contagian alegría, salud y esperanza.
No hay utopía más peligrosa que la de creer que se puede amar otro cuerpo sin exponer el propio y sin exponer también el alma; la de creer que la felicidad es un producto sanitariamente garantizado y la infelicidad una enfermedad o un crimen
El capitalismo, que no piensa, es una estructura que nos obliga a pegarnos voluntariamente un tiro en la nuca para mantener con vida una estructura de la que dependemos para podernos pegar un tiro en la nuca unos días más.
No es una guerra, es una catástrofe. Para esta batalla no se necesitan soldados sino ciudadanos; y esos aún están por hacer. La catástrofe es una oportunidad para ‘fabricarlos’.
Desde que existe el Covid-19 ya no ocurre nada. Ya no hay infartos ni dengue ni cáncer ni otras gripes ni bombardeos ni refugiados ni terrorismo ni nada. Ya no hay, desde luego, cambio climático
La inconmensurabilidad e irrepetibilidad de nuestro dolor, al contrario de lo que ocurre con el amor, nos deja sin armas para enfrentar de nuevo el mal
Las cosas -los cuerpos- tienen valor porque las esperamos y las cuidamos. Así que hablar de un mundo sin tiempo de espera y sin atención es hablar de un mundo sin «valor»
Las clases medias se defienden de los elementos apocalípticos infiltrados ya en sus vidas proyectándolos en la ficción y en el futuro, dos lugares donde el dolor latente se vuelve goce presente
– Desde hace un mes vivimos en otro país, uno nuevo que voltea el que parecía estar fraguándose a partir del 15M y que convierte la España tolerante, solidaria, anti racista, feminista, fresca y olvidadiza en la que creíamos vivir en una España de otro tiempo – Lo grave de la granada lanzada en el […]