Valentina Portillo Fabián

Artículos

Hay quien se atreve a pensar que, en por lo menos dos millones de años, el hombre y la mujer han progresado sin Humanidad, sin comunidad, sin diálogo, sin debate, sin acuerdos, sin alianzas, sin convergencias, y, peor aún, sin Memoria.

Hay quien se atreve a pensar que, en por lo menos dos millones de años, el hombre y la mujer han progresado sin Humanidad, sin comunidad, sin diálogo, sin debate, sin acuerdos, sin alianzas, sin convergencias, y, peor aún, sin Memoria.

El Salvador está volviendo a sus peores tiempos. Esto se debe, en parte, a que lo gobiernan criminales del peor tipo: funcionarios en venta, sin seso y sin palabra, difusores de esa mal llamada “cultura de masas”, empresarios, sicarios y narcodependientes corruptos y ladrones, amigos de los poderosos, narcotraficantes y terroristas de Estado, violadores de derechos humanos, manipuladores, negadores del pasado. Para variar, respaldados por una masa informe de gente desesperada.

El Salvador

¿Podemos las masas dominadas recuperar la conciencia? ¿Hay remedio contra nuestra esclavitud mental? Podemos hacer mucho.

Hace unas horas una mujer estaba por tomar el autobús en el centro de San Salvador. Se dirigía a su trabajo. Mientras esperaba en la parada de buses, un hombre se acercó para lanzarle su acervo de piropos. Sus maneras eran muy creativas: comentaba a otro hombre su ojo con las mujeres. Decía que podía […]

En teoría, el eje de todas las religiones es el amor. Al menos, en las religiones mayoritarias. Sin embargo el fanatismo religioso, y sobre todo, la inteligencia mal intencionada, destruyen cualquier pretensión humana de alcanzar un mínimo de felicidad en todo el planeta. Para no caer en menudas hipocresías, antes de avanzar con el asunto […]

Acopio de soluciones

Nací en San Salvador, capital salvadoreña, en diciembre de un convulsivo 1989. Ese año, en mi país se libraban muchas batallas, una de ellas, la que hurgaba en el hígado de un enemigo desgastado que gobernaba el país desde el militarismo y que dio a luz frutos que hoy no nos parecen del todo duraderos. […]