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Berlusconi compra casa en Lampedusa mientras migrantes naufragan

Fuentes: Rebelión

El show de Berlusconi ayer en Lampedusa se recordará siempre como ejemplo perfecto de populismo mediático. Mientras el Presidente del Consejo de Ministros italiano, con su clásico lenguaje televisivo, prometía a los lampedusanos que «limpiaría» la isla en «48 o 60 horas», que pondría en marcha el proyecto «Colores» que consistiría en pintar las fachadas […]

El show de Berlusconi ayer en Lampedusa se recordará siempre como ejemplo perfecto de populismo mediático. Mientras el Presidente del Consejo de Ministros italiano, con su clásico lenguaje televisivo, prometía a los lampedusanos que «limpiaría» la isla en «48 o 60 horas», que pondría en marcha el proyecto «Colores» que consistiría en pintar las fachadas de las casas de distintos colores «al estilo Portofino»; mientras, jocoso siempre, anunciaba el modo de acabar con la emigración (como vienen en barcos pesqueros desde la otra ribera del Mediterráneo, «estamos comprando esos barcos nosotros»); y mientras, voilà el mensaje publicitario genial, informaba de que «se había comprado una casa» en la cala de los Franceses y afirmaba «ser lampedusano»; la realidad seguía su silencioso y dramático curso: unos migrantes rescatados por otra embarcación procedente de Egipto anunciaban un naufragio de la barca neumática en que viajaban. Según el testimonio de los supervivientes, habían zarpado de Libia y su barca se volcó: once personas murieron, entre ellos un niño. Otro hecho de ayer: tras el anuncio de Berlusconi de la «liberación de Lampedusa», el secretario de Interior, Alfredo Mantovano, dimitió por no poder mantener su promesa de no aumentar el número de migrantes que acogerá el campamento de tiendas de Manduria, pues irán a parar a ese campamento los migrantes y refugiados que están ahora en Lampedusa.

Cuanto mayor es el escándalo mediático que provoca Berlusconi, mayor es el hecho real que quiere esconder. En este caso, se trataba de una forzatura de la votación por el proceso breve en el Parlamento. Esta ley prevé limitar en Italia la mayoría de los procesos judiciales a un máximo de seis años. Si los jueces no dictan sentencia en el margen de dicho período, ya no se podrá dictar más. Esta argucia jurídica sirve a Berlusconi para esquivar el caso Mills, en que se juzga el pago de 600.000 dólares supuestamente por parte de Berlusconi a David Mills a cambio de que éste falseara su testimonio a su favor en dos juicios de los que el mandatario salió absuelto, hechos por los que el británico fue declarado culpable de corrupción en primera y segunda instancia. Mientras dentro del Parlamento, se asistía a una intervención «violenta» del ministro de Defensa -provocó a la oposición e insultó al Presidente del Parlamento-, fuera del Parlamento, opositores lanzaron monedas e insultaron al ministro de Defensa, Ignazio La Russa y a otra miembro del gobierno, Daniela Santanché.

No remite el conflicto entre reality y realidad en Italia. Acosado Berlusconi por la justicia, éste impone otra agenda mediática con sus trucos de siempre. La defensa del Presidente del Consejo de Ministros, Silvio Berlusconi, convoca un excelente «casting» para el caso Ruby: George Clooney, Cristiano Ronaldo y demás celebridades. La noticia recorre el mundo entero y desplaza del titular el supuesto delito. En Italia, el efecto desinformador es aún más grave. La AGCOM, Autoridad Garante para la Comunicación, informaba ayer de que en el periodo diciembre-febrero el espacio dedicado al gobierno, Presidente del Consejo de ministros y mayoría parlamentaria era el siguiente: en el TG1 (RAI1) el 57%; en Studio Aperto (Italia 1, Mediaset), el 66%; en el TG4 (Rete4, Mediaset), el 72%. El dato deja clara una de las razones del consenso de Silvio Berlusconi: su imperio mediático sigue martilleando los esloganes publicitarios que alejan la realidad del reality de Estado que gobierna Italia hoy.

(Pongo entre paréntesis una noticia importante desde el Parlamento Europeo que pasó ayer con sordina. Sonia Alfano, eurodiputada de la Italia de los Valores, presentó un informe sobre el «crimen organizado en la Unión Europea» que pretende impulsar una directiva comunitaria para definir instrumentos con los que combatir este fenómeno creciente y preocupante. Hay países de la Unión con gran infiltración mafiosa como Holanda, Bélgica, Alemania y España dondo no se puede castigar de forma uniforme el delito de asociación mafiosa. En Alemania no se pueden hacer escuchas telefónicas. En España no se pueden llevar a cabo registros nocturnos a no ser por delitos de terrorismo.  Dotar de mayores medios a la Oficina europea antifraudes, Eurojust y Europol serían medidas necesarias para detener a la mafia. Según Roberto Scarpinato, un famoso fiscal en la lucha antimafia, «el capital mafioso se ha convertido en un componente estructural del capitalismo mundial», «un nuevo tipo de capitalismo mixto, donde algunos carteles de empresas han creado auténticos monopolios mafiosos». El 24 de septiembre de 2010 la Comisión Europea reconocía que las mafias tienen «ramificaciones en muchos si no en todos los Estados miembro de la UE». La cuestión es: ¿hay voluntad política de perseguirlas?).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.