Recomiendo:
3

Honduras

Bloque de Oposición Ciudadana (BOC), página leída

Fuentes: Rebelión [Imagen: el abogado Jhoel Zelaya, electo Fiscal General por autoridades del Congreso Nacional]

“La política no es solamente una cuestión de correlación de fuerzas, capacidad de movilización-que en su momento lo será-, es fundamentalmente convencimiento, articulación, sentido común, creencia, idea compartida, juicio y perjuicio compartido respecto a la idea del mundo”. (Álvaro García Linera)

El 16 de agosto de 2023, el actual designado presidencial y presidente del Partido “Salvador” de Honduras, Ingeniero Salvador Nasralla, decidió en conjunto con miembros del Partido Nacional y ciertos dirigentes del Partido Liberal, conformar el Bloque de Oposición Ciudadana (B0C), con el propósito de evitar que el Gobierno de la República con sus comandos refundacionales se tomara el Congreso Nacional  para elegir en forma antidemocrática a las autoridades del Ministerio Público;  igual se aprobara por la vía rápida el proyecto de Ley de Justicia Tributaria sin apoyo de las cúpulas empresariales aglutinadas en el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) y eternas beneficiadas de exoneraciones y exenciones fiscales.

Según Nasralla, con el BOC se pretendía demostrar a Manuel Zelaya que la oposición es mayoría en Honduras, por lo que no pueden imponerse decisiones en el Legislativo y Poder Judicial sin consenso. Las expectativas eran que la oposición política se consolidara como una fuerza mayoritaria capaz de vencer al partido de Gobierno en elecciones generales de 2025,  en tanto aglutina a los principales partidos de oposición en el Congreso Nacional  con mayoría calificada según la votación obtenida en elecciones pasadas.

Ello no se dio, ya que en las primeras de cambio empezó a resquebrajarse. El presidente del Partido Nacional, David Chávez, dirigente del BOC, denunció la persecución en su contra por parte del Ministerio Público, permaneciendo en la clandestinidad. En el caso del Partido Liberal, sus autoridades no aprobaron este involucramiento en forma oficial. Y parte de los militares en retiro involucrados fueron acusados -de nuevo- de golpistas.  No obstante, hubo varias marchas que mostraron cierto poder de convocatoria, pero se hizo evidente la falta de una estrategia de lucha política frente a la ejecutoria de las acciones y decisiones tomadas por el gobierno de la República a favor del pueblo.

Recién, las llamadas fuerzas de oposición política en el Congreso Nacional, y que se resistían a involucrarse y participar en las sesiones convocadas por el presidente Luis Redondo, y después de más de cuatro meses de improductividad legislativa visible (no aprobación del leyes de impacto como la ley de  protección y aseguramiento social), decidieron ratificar en el cargo de Fiscal General  a Jhoel Zelaya, miembro del partido Libertad y Refundación (LIBRE) y nombrar a  Marcio Cabañas del Partido Liberal, en el cargo de Fiscal Adjunto. Pero, además, nombrar en combo los cargos de  Tribunal Superior de Cuentas (TSC), Tribunal de Justicia Electoral (TJE), Unidad de Política Limpia  e Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP), siendo sus miembros representantes del Partido Nacional, LIBRE y Partido Liberal.

Para Salvador Nasralla, ello constituye un nuevo pacto de impunidad en contra de los intereses del país y contrario a los postulados del BOC, por medio del cual los máximos dirigentes de estos partidos se ponen de acuerdo para proteger intereses de grupo y personales. Ello sucede, cuando en el juicio que se le sigue al expresidente Juan Orlando Hernández (JOH) en Nueva York por los delitos de conspirar para importar cocaína a Estados Unidos, conspirar y poseer armas de fuego y dispositivos destructivos para el narcotráfico, algunos de los testigos de la Fiscalía, mayormente narcotraficantes confesos, han identificado a varios políticos y diputados hondureños involucrados en el negocio del narcotráfico, lavado de activos y asesinato, que ha sido negado por los mencionados.

Salvador Nasralla decidió retirarse del BOC y formar un nuevo bloque denominado Coalición Independiente contra la Corrupción e Impunidad (CICI), llamando a dirigentes honestos y militantes de los partidos tradicionales y pequeños a integrarse, igual a los votantes independientes y miembros de organizaciones sociales. La tesis de Nasralla es que la captura de la institucionalidad pública por el narcotráfico sigue y ha infiltrado las cúpulas de los partidos, lo cual afecta el cumplimiento de los objetivos de desarrollo como reducción del desempleo, mayor salud, educación y seguridad, aun cuando hay evidencia que son prioridad en el Gobierno de Xiomara Castro.  Esta CICI es distinta a la Comisión Internacional Contra la Corrupción y la  Impunidad en Honduras (CICIH), gestionada por el Gobierno de Xiomara Castro y cuya llegada a Honduras está prevista para el próximo año.

La pregunta es quién será el líder de la CICI. El primero en lista es el propio Salvador Nasralla, por ser presidente del Partido Salvador de Honduras y no haber sido mencionado en Nueva York. Sin embargo, tendrá que renunciar a su cargo de designado presidencial y esperar una interpretación de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia para ser habilitado; caso contrario sería su esposa, la diputada Iroshka Elvir. En segundo lugar, se habla de los dirigentes del partido LIBRE, Jorge Cálix, diputado en el Congreso Nacional, y Nelson Ávila, precandidato  a la presidencia de la República por el Movimiento 5 de Julio en las elecciones de 2021.

La tesis central de Salvador Nasralla es que cada quien puede participar en elecciones internas con sus respectivos partidos, pero en las elecciones generales deberá unirse a la CICI y apoyar al candidato elegido por el partido al que pertenece y se postula. Surge un problema, caso que el candidato no “contaminado” obtenga menos votos que los obtenidos por los candidatos de los demás partidos de oposición. Por ejemplo,  si Nasry Asfura es el candidato  a las elecciones para presidente por el Partido Nacional, que hace pensar que las demás fuerzas apoyarán su candidatura, aun cuando haya sacado mayor número de votos, en tanto ha sido cuestionado por actos de corrupción. Es más, que hace pensar que Asfura se sumará a Nasralla u otro candidato con ese caudal de votos.

De acuerdo a Salvador Nasralla, Manuel Zelaya apoyará la candidatura de Nasry Asfura, siempre y cuando no se sume a la CICI, mucho menos apoye al presidente del partido Salvador de Honduras en sus aspiraciones.  Se apela a las bases de los partidos tradicionales y LIBRE para que se sumen a la CICI, siendo Salvador Nasralla la primera y mejor opción según las declaraciones de sus parciales.

Un escenario extremo es aquel donde la “virtual” candidata a la presidencia de la Republica por Libre, Ricci Moncada, sea apoyada por el llamado lado “oscuro” del Partido Liberal y un grupo de alcaldes y diputados del Partido Nacional que participan de la alianza legislativa que coordina Luis Redondo, presidente del Congreso Nacional. La apuesta es la conquista del voto independiente y de los indecisos, que representan mayoría.

De allí que es  poco probable que dirigentes del Partido Nacional o Liberal sigan con el BOC, por lo que debemos asistir a una nueva página leída en la política hondureña.

Javier Suazo. Economista hondureño, especializado en políticas económicas y estudios doctorales en economía, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNAH.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.