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Honduras

Camino a los cien días de gobierno, nada cambia, todo esta peor

Fuentes: Rebelión

Hemos entrado ya al mes de abril; el gobierno neoliberal de las transnacionales y los grupos fácticos del país avanzan hacia sus primeros cien días. Como era de esperarse, todo lo que ha cambiado ha servido para empeorar las cosas, mientras el show mediático permanente mantiene oculta la verdadera situación de Honduras. La economía no […]

Hemos entrado ya al mes de abril; el gobierno neoliberal de las transnacionales y los grupos fácticos del país avanzan hacia sus primeros cien días. Como era de esperarse, todo lo que ha cambiado ha servido para empeorar las cosas, mientras el show mediático permanente mantiene oculta la verdadera situación de Honduras. La economía no se recuperará en 2014, y los índices de inseguridad y violencia, aun maquillados no van a mejorar en absoluto.

Todo esto tiene una razón clara, estamos recibiendo dosis letales de la ponzoñosa estrategia neoliberal que los políticos vernáculos ni siquiera tratan de entender; simplemente lo aplican a pie juntillas, sin valorar los resultados, ni los supuestos falsos que para ellos han sido premisas. Por otro lado, la falta de estudio, y la cacareada capacidad para gobernar de la derecha está basada en la ignorancia y en costosas asesorías que los resultados muestran absolutamente inservibles.

Sin embargo, el modelo y las políticas gubernamentales si le sirven bien a un grupo reducido de familias que intensifican su dominio sobre la porción que las transnacionales les dejan para sí, algo así como la carroña que queda a las hienas de la presa. Asimismo, nos arrastran a situaciones peligrosas para satisfacer los intereses geoestratégicos del reino de las transnacionales, operado por los guerreristas de Washington.

La fórmula de los fogones, las láminas, el cemento y la policía militar, muy sencilla para una población sumida en las carencias más terribles que haya conocido, no sirve para cambiar la ruta catastrófica, y esta vez no se trata de un simple fatalismo, ni falta de comprensión de la realidad, lo que vemos en Honduras es un experimento terrorífico de lo que en breve pasará a ser el nuevo tratamiento para los países que se consideran inútiles; pasarán a la administración privada, en pequeñas o grandes porciones.

Las masacres de jóvenes de los sectores más empobrecidos no son casualidad; se trata de una politica clara que lleva a cabo el Estado, eterno violador de los derechos humanos, pero que no es creación propia. Nuevamente la falta de estudio, y la manipulación de los datos llevaron a los tecnócratas de turno a predecir un envejecimiento de la población que pronto daría masas ingentes de mano de obra barata, y la responsabilidad de los gastos en salud y educación bajarían como consecuencia de la drástica reducción de nacimientos; esto está plasmado en el Plan de País aprobado en 2010.

Mantenemos una confusión sobre el papel que juega el presidente del ejecutivo, quien sigue propiciando pingües negocios para sus allegados, y provocando la cólera de más de un sector de la burguesía nacional organizada en cartel contra la voluntad popular. Sin embargo, este personaje es solo el operador de una agresiva politica de corte fascista que se extiende por todo el continente, y que puede marcar un ambiente sangriento para los próximos años, si no somos capaces de entenderlo y encontrar los argumentos para derrotarle.

Este personaje, oscuro y pragmático, entiende a la perfección su obligación de seguir el guion, pero no es el quien decide. Aunque en muchos casos domésticos, y en el saqueo del país, muy probablemente cuenta con la «no objeción» del norte.

Claro está, tenemos un mestizo que hace varios años sirve al amo transnacional, lo que le ha dado linaje para ser parte de una clase dominante analfabeta a la que solo le interesa saber «cuanto le toca del botín». En ese punto, el bipartidismo revela su verdadera naturaleza lacaya y traidora; no existen diferencias entre ellos, Juan Orlando es un proyecto Carlos Flores Facussé; por esa razón, el partido liberal esta inutilizado, ha llegado a perder su habilidad de negociar como par, convirtiéndose en comparsa de los nacionalistas.

El acuerdo infame entre liberales y nacionalistas para controlar el congreso nacional, fue pactado por los dueños de ambos partidos. Sus diputados apenas atinan a seguir las órdenes de estos, aunque a las claras se ve que el Partido Liberal de Honduras es hoy una simple marioneta que agoniza pero no muere porque no le conviene a sus amos.

Muchos no han tenido la fortuna de comprender que el Congreso Nacional fue deliberadamente reducido en capacidad antes de finalizar el gobierno Lobo Hernández. No confiaron en su habilidad manipuladora, ni en los achichincles que tendrían a la cabeza de ese poder del estado, ni en la verborrea del ex secretario de la organización de ultraderecha llamada APROH. Prefirieron despojar de cualquier opción de poder, y construyeron lo que ahora no llega ni a caricatura de «Estado de Derecho».

Está claro que el golpe de Estado de 2009, sigue en proceso. Las fuerzas sociales han sido severamente golpeadas e inmovilizadas; la oposición en el congreso es incipiente, en un proceso de aprendizaje costoso bajo el fuego incesante desde todos los flancos posibles. A esto se suma la invisibilizacion de los medios que solo resaltan los actos de protesta salidos de tono de una bancada, que es heterogénea, que contiene muchos intereses diversos, pero que también va nucleando un fuerte grupo de dignidad y lucha.

Es importante resaltar que las tácticas de la derecha cavernícola, desde la violencia hasta la compra de consciencias, tiene muchos efectos destructivos en esta oposición, que no atina a entender su entorno. Algunos, erróneamente, buscan con afán la división, creyendo que con esta salida lograran subsistir, un error fatal, costosísimo, que, sin embargo, solo forzará un relevo generacional de una dirigencia que aún no entendió el momento histórico, y, por ende, su papel su revolucionario.

Otros simplemente cumplen con una agenda, que muchas veces termina coincidiendo con la derecha, sin entender su propia identidad. Ese oportunismo, llamado pragmatismo para ocultar su vileza, terminará más temprano que tarde imponiendo la necesidad de terminar con las idea de que el canibalismo es la mejor forma de acceder al poder.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.