
El asesinato a tiros de Younes en Mazarrón o el apuñalamiento a una mujer migrante en Murcia son la cristalización en violencia física de los discursos del odio que se han normalizado en el país. Expertos y activistas antirracistas ven una relación directa entre el auge de la extrema derecha y estos crímenes, aunque apuntan a que Vox solo utiliza el caldo de cultivo de un Estado históricamente racista y machista.