
Nos dicen que conviene la desaparición de la OMS, que su acción se esfume de Gaza, Sudán, Ucrania, Myanmar, Líbano u otras zonas de conflicto, que cesen sus campañas para la reducción de la mortalidad infantil, u otras nimiedades. Preocuparse por ello, repiten los nuevos reaccionarios, es puro sentimentalismo de izquierdas