
A principios de mes, India y Pakistán se convirtieron en un auténtico horno, con temperaturas incompatibles con el bienestar humano. Durante la ola de calor, los termómetros superaron los 45 ºC. Este simple evento desencadenó una sucesión de horrores: muertes, pérdida de cosechas, cortes de electricidad, incendios, empeoramiento de la calidad del aire… Un evento como aquel está relacionado de forma unilateral e inequívoca con el cambio climático.