Debemos ponernos en la piel de quienes viven en lugares tocados por la maldición del descubrimiento de minerales apreciados para la llamada ‘transición ecológica’
Categoría: Ecología social
El mundo en que vivimos hoy está atravesado por una crisis económica, política y ecológica. Cientos de millones de personas han visto deteriorarse su nivel de vida y las perspectivas de futuro se vuelven borrosas, mientras otros cientos de millones padecen sequías, inundaciones y otros impactos del cambio climático, que no harán más que agravarse con el paso del tiempo.
Entre el 30 de diciembre y el 12 de diciembre tendrá lugar la denominada Conferencia de las Partes No. 28 o COP 28 de la Naciones Unidas, cumbre climática que se realiza en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), una ciudad saturada de poderosos equipos policiacos, en días muy cercanos al fin de año y bajo la dirección del director ejecutivo de la empresa petrolera nacional de Abu Dabi, el sultán Ahmed Al Jaber.
Un relator de la ONU avisa del potencial efecto disuasorio sobre la sociedad de las duras condenas a activistas dictadas recientemente; en España, la Fiscalía acaba de pedir 21 meses de cárcel para 15 personas que arrojaron agua coloreada al Congreso
Roberto Solano, de la Federación Nacional Campesina, y Cristina Agüero, de la Asamblea No a la Mina de Esquel, comparten sentires e ideas sobre lo que hará el nuevo gobierno, cómo accionarán las organizaciones sociales y no le escapan al pensar por qué llegó la ultraderecha a la Argentina. La defensa del territorio y el agua, los derechos y las calles.
A menos de un mes de que se realice el plebiscito de salida de la nueva propuesta de constitución, este 17 de diciembre, si bien se nota un cansancio general sobre esta discusión, me parece importante de todas formas revisar algunos de los aspectos más relevantes que incorpora el nuevo texto.
Los ecosistemas costeros, como los manglares, reducen los efectos de huracanes, por lo que su protección ayuda a disminuir la vulnerabilidad ante este tipo eventos climáticos.
Las presiones de las empresas productoras y los países petroleros dificultan el acuerdo global que frene la producción de plásticos. Lo positivo es que, por ahora, todas las opciones siguen sobre la mesa.