Categoría: Opinión

Lo que importa, creo, es el estado psicológico en el que estamos sumergidos todos, el que se parece mucho al momento en que la euforia de un borracho comienza a descender la Campana de Gauss y se transforma en imperiosa necesidad de pelea con quien se cruce por delante.

Desde hace tiempo, muchos se preguntan por qué existe una difusa simpatía hacia Vladímir Vladimírovich Putin en figuras políticas e intelectuales de las izquierdas latinoamericanas (también más allá, pero abordarlas requiere matices que están más allá de la necesidad de síntesis de esta suerte de columna/post).

Es en los momentos más difíciles y complejos cuando se pone a prueba la ética. Cuando guiarse por lo correcto, y no por lo que conviene, es una cuesta arriba tan necesario como agotador que, además, no rinde en los medios.

¿Estaría dispuesto Biden a levantar sanciones a Venezuela solo para complicar a Rusia? ¿Y Venezuela rompería la alianza con Rusia?
Soy uno de los firmantes del manifiesto “No a la guerra” del Comité científico de ATTAC España. Putin no representa ni los valores ni el tipo de liderazgo necesario para el mundo a construir del Bien Común de la Humanidad.

El 21 de febrero reciente Vladimir Putin afirmó: «Ucrania no tiene legitimidad histórica como país independiente»…
«Ucrania fue un invento de los Bolcheviques. Lenin y sus asociados cometieron un crimen histórico dividiendo territorio que pertenecía al Imperio Ruso…»
En esta síntesis queda expresado el desconocimiento no solo de la teoría marxista y su compleja relación con las nacionalidades, sino el olvido y ultraje más escandaloso a la revolución bolchevique y a la teoría y la práctica de Lenin, el cual, en este texto, le responde a Putin.
No debemos olvidar que las tareas del capitalismo y del imperialismo no son las del comunismo, que Putin no pretende restaurar la URSS, en todo caso el Imperio ruso, y que Vladimir Putin no es Vladimir Ilich Lenin, por más que los dos se nombren Vladimir.